Koldo García, exasesor de Ábalos, ofrece colaboración a la Fiscalía… pero con condiciones VIP: proteger a su ex, a su hermano, y a él mismo con una condena de fin de semana. Entre audios explosivos, lágrimas por la cuadrilla y frases memorables como “yo no soy gilipollas”, la justicia española suma otro capítulo surrealista en el culebrón de la corrupción pública.
El regreso del hombre que sabía demasiado… y cobraba gasolina
Koldo García Izaguirre ha pasado en menos de un año de ser el escolta discreto de José Luis Ábalos a convertirse en el testigo estrella (o terrorista informativo, según a quién le preguntes) del escándalo que lleva su nombre. Y como en todo buen culebrón político, ahora quiere hablar, pero eso sí: solo si le ponen la alfombra roja, le garantizan toallas blancas y le prometen que su familia no pisa ni la comisaría.
Es la clásica fórmula española del “yo colaboro, pero a cambio me tratas como si fuera Rafael Nadal en Wimbledon”. Porque lo de Koldo no es cooperación, es un pack premium con cláusulas en letra grande.
Las condiciones del trato: protección familiar y condena con aire acondicionado
Koldo ha ido directo al grano. Según ha trascendido, ha mantenido una reunión personal con la Fiscalía Anticorrupción —sin su abogada, que representa también a su ex y a su hermano— para poner sobre la mesa lo que él considera un trato justo:
- Blindaje para su expareja, Patricia Úriz, implicada en un presunto delito de blanqueo.
- Blindaje para su hermano, Joseba García, en la misma situación judicial.
- Y cómo no, una condena cortita, digestiva, casi simbólica para él. Algo que no le impida bajar al bar o regar las plantas de su piso en Benidorm.
¡Vamos, que más que un acuerdo judicial, parece que está pidiendo plaza en un balneario con régimen de media pensión!
Y por si fuera poco, fuentes bien informadas añaden, con ironía:
“También pidió una toga rosa, una cuarta de jamón, unas olivitas y camerino con toallas blancas”.
¡Normal! Si vas a cantar, que sea en primera fila y con focos LED, faltaría más.
El arsenal sonoro de Koldo: dos décadas de grabaciones y la madre de todas las carpetas
Lo cierto es que el exasesor no viene con las manos vacías. Lleva años —sí, años— grabando conversaciones como si fuera el espía más cutre del universo Marvel. Según fuentes de la investigación, dispone de grabaciones desde hace más de veinte años, lo que abarca:
- La gestación de la red de comisiones en Navarra.
- Su expansión a nivel nacional desde el Ministerio de Transportes.
- Y seguramente, una versión acústica de la corrupción española, en tonos menores.
Koldo ha dicho más de una vez que la Guardia Civil no se llevó todo, y que aún guarda “muchas cosas”. O sea, tiene más backups que un informático paranoico.
Su frase de guerra:
“Yo tengo todo y no soy gilipollas”
Se une ya al panteón de la oratoria política junto a “lo volveré a hacer” de Jordi Pujol y el “Luis, sé fuerte” de Rajoy.
Koldo, mártir de su cuadrilla y víctima de su propio archivo
En sus reflexiones post-detención, Koldo ha mostrado una versión existencialista, casi poética:
“Estoy acostumbrado a estar solo y en silencio. No me importa. Lo que me duele es que señalen a mi círculo”.
Y aquí empieza el drama humano, la fase “no es por mí, es por mi gente”. Se indigna porque han marginado a su ex, a su hermano, a su madre, a su primo, a un amigo de la cuadrilla, y probablemente al camarero que le pone el café con leche corto de café.
Lo dicho: de red corrupta a víctima del sistema, sin escalas.
Del “no quiero declarar” al “quiero contarlo todo”… si me tratan bonito
La trayectoria judicial de Koldo es más errática que un burro con GPS:
- Primero no declaró ante el juez el 23 de junio.
- Antes, quiso declarar ante Ismael Moreno, pero sus abogados se lo impidieron.
- Ahora sí quiere colaborar, pero bajo sus condiciones.
- Y mientras tanto, ha intentado disuadir a Ábalos y a Cerdán de que hablen, no vaya a ser que se le adelanten en la venta de derechos de la serie de Netflix.
El resumen es que Koldo se ha convertido en el “rey del amago judicial”. Un día quiere confesar, al otro se cierra en banda, y al siguiente amenaza con tirar de la manta si no le dan su celda con vistas al mar.
Los contactos con la UCO y su pasado “patriótico”
Para añadirle más profundidad al personaje, Koldo recuerda que durante los años del terrorismo etarra, colaboró con la Guardia Civil y ayudó a desarticular comandos en Navarra. Que trabajó gratis y que, por eso, cree que se merece un descanso.
Literalmente ha dicho:
“Quiero estar tranquilo aquí, en Benidorm, retirado. Solo por los 25 años que trabajé gratis para la Guardia Civil, creo que me merezco un descanso”.
¡Claro que sí, hombre! ¿Quién no ha pensado que, tras años de servicios secretos, lo justo es una celda sin barrotes y con vistas a Terra Mítica?
Aunque algunos miembros de la Guardia Civil —dice— prefieren que ese “descanso” sea entre rejas. Y ahí empieza el conflicto ético del caso: ¿cuánto vale una grabación? ¿Cuánto cuesta la lealtad? ¿Y cuántas grabaciones caben en una tarjeta SD?
¿Y qué pasa con Cerdán y Ábalos? ¿Van en el mismo barco o los ha lanzado por la borda?
Koldo ha sido claro: ha intentado hasta el último segundo convencer a sus antiguos compinches de que no declaren. Lo que en lenguaje judicial se traduce como:
“No cantéis antes que yo, cabrones”.
Especialmente dolorosa fue la reunión del domingo 22 de junio, en el despacho del abogado de Ábalos. Ahí, según testigos, volaron las palabras gruesas y la tensión se cortaba con un cuchillo jamonero. Todo porque Ábalos quería contar lo que sabía, y Koldo se temía que se adelantara.
El grupo Koldo-Ábalos-Cerdán ha pasado de ser un trío coordinado a una partida de ajedrez donde todos quieren hacer jaque al otro. La lealtad dura poco cuando la Fiscalía huele a prisión y el Código Penal no perdona.
Conclusión: ¿Koldo colaborador de justicia o guionista encubierto de La Casa de Papel?
La historia de Koldo García tiene de todo: corrupción, audios secretos, dramas familiares, chantajes emocionales, y una propuesta de pacto judicial con condiciones más dignas de un rider de Beyoncé que de un acusado por delitos graves.
Tiene pinta de que la próxima temporada del caso Koldo va a mezclar elementos de Narcos, El Padrino, Aquí no hay quien viva y un poco de Cuéntame, porque esto no va a durar dos años… va para largo.
Mientras tanto, España observa, se escandaliza… y se ríe por no llorar.
Y tú, querido lector con alma de fiscal: ¿le comprarías a Koldo el discurso del mártir familiar, o crees que está negociando como un trilero profesional con toga rosa? ¿Es esta colaboración una jugada maestra o el último intento de salvar el pellejo antes de que todo reviente? ¡Coméntalo antes de que aparezca otro audio sorpresa!