Mientras los trenes acumulan retrasos, los aeropuertos parecen rodajes de películas de catástrofes y las carreteras piden a gritos mantenimiento, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, tiene claro dónde está su verdadero carril de alta velocidad: Twitter (o X, para los modernos).
Según ha revelado El Español, Grok, la inteligencia artificial de la red social, ha analizado sus hábitos y la conclusión es clara: Puente dedica entre un 20 % y un 40 % de su jornada laboral a tuitear. Y no precisamente para anunciar que ya han arreglado ese puente que lleva cerrado desde 1998, sino para meterse en discusiones políticas, lanzar pullas y practicar su deporte favorito: el zasca olímpico.
Entre el 24 y el 27 de julio, el ministro publicó una media de 12 mensajes diarios, con jornadas estelares que superaron los 30 tuits. Calcular el tiempo invertido en leer, escribir y contestar equivale a 3 o 4 horas diarias, la mayoría dentro del horario de oficina. Eso sí, si le preguntas, dirá que es “comunicación institucional”.
La IA de X, con más diplomacia que un embajador suizo, sugería: “Como ministro, esto forma parte de su comunicación pública, pero podría ganar eficiencia delegando más y enfocándose en gestión”. Traducido al castellano llano: “Óscar, deja el móvil y ponte a trabajar”.
Mientras tanto, en el Ministerio de Transportes, la realidad avanza a ritmo de tren de vapor: caos en Barajas, cercanías que no llegan y obras que parecen estar hechas con piezas de Lego… pero sin las instrucciones.
Puente, por su parte, no se esconde: maneja personalmente su cuenta, suma más de 50.000 publicaciones desde 2010 y ya es, oficialmente, el político español más hiperactivo en redes. Entre sus aportaciones, destacan bloqueos masivos, ironías punzantes y un tono que haría palidecer a cualquier tertuliano.
En resumen: España avanza… pero en el feed de Óscar Puente.