La Lonja del Pescado de El Cabanyal entra en la Lista Roja de Hispania Nostra
El gobierno municipal de María José Catalá sigue desbordado y sobrepasado a la hora de atender el patrimonio cultural valenciano, demostrando una notable incapacidad a la hora de recuperar y poner en valor los bienes culturales de nuestra ciudad, haciendo lo posible para que los bienes incluidos en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra pasen a la Lista Verde.
A día de hoy, la ciudad de Valencia vuelve a tener treinta y tres bienes en la Lista Roja de Hispania Nostra, a pesar de la salida de la misma del barrio de El Cabanyal-El Canyamelar de la misma. Con la nueva inclusión de la Lonja del Pescado del Cabanyal, catalogado como BRL, volvemos a recuperar una cifra que resulta llamativa y vergonzosa.
https://listaroja.hispanianostra.org/ficha/lonja-del-pescado-de-el-cabanyal/
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La historia de la Lonja del pescado de El Cabanyal
Levantado a principio del siglo XX (1904-1909) por encargo de la sociedad de patrones de barca Marina Auxiliante, siguiendo el proyecto del maestro de obras Juan Bautista Gosalvez, vecino ilustre y antiguo alcalde de Pueblo Nuevo del Mar, sobre un solar objeto de una concesión por parte del rey Alfonso XII, según Real Orden de 11 de julio de 1907. Aunque proyectado en 1904 como lonja de pescado para venta mayorista, ya en 1909, recién terminadas las obras, se utilizó como hospital de la Cruz Roja durante la guerra en África. Sus buenas condiciones higiénicas y su fácil adaptación para esta nueva función, sin necesidad de realizar ningún tipo de reformas, fueron exaltadas en una revista de la época.
Terminada la contienda, comenzó a utilizarse para aquello para lo que había sido proyectado, lonja de pescado. Las barcas de pesca eran arrastradas hasta sus puertas desde la próxima orilla, apenas 10 metros, por los toros que Joaquín Sorolla inmortalizó en sus cuadros. Siguió siendo utilizada como lonja hasta poco antes de la Guerra Civil cuando dejó de venderse pescado y por mutuo acuerdo entre la Marina Auxiliante y el Progreso Pescador, se destinó a almacenaje de cajas de pescado, mientras, se vendía la pesca en la Lonja del Progreso. Terminada la guerra, los almacenes pasaron a utilizarse como viviendas para albergar a aquellos pescadores que habían perdido su hogar.
El PGOU 1988 incluyó el edificio en su catálogo de edificios protegidos, con un Nivel 2 (ficha 651). Unos años después, el Plan Especial del Paseo Marítimo de 1991, le asignó una protección de Nivel 1 (clave 651), el único edificio de todo el plan que contaba con ese máximo nivel de protección y que le asigna la misma valoración patrimonial que hace el PGOU de 1988, para edificios tan singulares de la ciudad de Valencia como son el convento de la Trinidad, el mercado de Colón, las Atarazanas o el Monasterio de San Miguel de los Reyes.
Sin embargo, el PEPRI de El Cabanyal-El Canyamelar, aprobado en el año 2000, llegó a tener previsto el derribo de esta antigua Lonja de Pescado, por resultar incompatible su mantenimiento con las previsiones del planeamiento. Finalmente, tras varios intentos fallidos, el Plan Especial Cabanyal-Canyamelar (PEC), aprobado en 2023, lo ha incluido en su Catálogo de Protecciones, con la categoría de Bien de Relevancia Local (BRL), estando pendiente de su inclusión en el Catálogo Estructural de Bienes y Espacios Protegidos de Valencia, propuesta en el PEC. El edificio de la Lonja está incluido en el Área de Vigilancia Arqueológica de Valencia – Área Cabanyal (fuera CHP) – AVA.102, en el que están incluidos el conjunto a los inmuebles asociados a la Marina Auxiliante y alrededores.
Descripción de la Lonja
El antiguo edificio de la Lonja del Pescado de El Cabanyal, se encuentra situado en la calle Eugenia Viñes, a escasos metros de la playa del mismo nombre. Se trata de un edificio sobrio, de muros de ladrillo macizo, de decoración austera, cuyo diseño responde claramente a criterios funcionales y de racionalidad constructiva.
La planta del edificio de 25 x 100 m, se dispone en torno a dos ejes de simetría, el longitudinal paralelo a la calle Eugenia Viñes y el transversal, perpendicular a ésta, en la dirección de las travesías que lo delimitan.
La organización en planta se resuelve con dos volúmenes longitudinales de dos niveles cada uno, formados por la repetición seriada de un módulo de vivienda, con 20 a cada lado. Entre los dos cuerpos edificados se extiende el espacio libre interior, unos 900 m2, más elevado que los anteriores, donde se realizaban las tareas comerciales de la Lonja y que actualmente alberga un espacio de uso comunitario. Cubierta a dos aguas con una teja vana sustentada por cerchas de madera y tirantes metálicos, que a su vez descansan sobre pilastras que crecen por encima de los muros longitudinales del edificio.
Los cerramientos son de muro de ladrillo macizo de pie y medio de espesor con aparejo flamenco con zócalo de piedra de Godella.
Las fachadas longitudinales, están compuestas por puertas de acceso en planta baja y puertas balconeras en planta alta, una por planta y por vivienda. Los accesos al espacio libre interior rompen la monotonía, enmarcados por las portadas. La fachada principal es la recayente a plaza Hombres del Mar, significada con un frontón decorado con motivos modernistas. Un friso de cornisa con triglifos recorre las fachadas.
Estado de conservación
Destaca la profusa incorporación de elementos impropios de tipo decorativo, como alicatados en las zonas inferiores de la fachada y distintos tipos de pavimento, además de algunos elementos domésticos. Abundan las instalaciones realizadas en las viviendas que se ven reflejadas sobre la fachada, como los compresores de aire acondicionado, los tubos extractores o las canalizaciones eléctricas.
Entre las patologías que presenta el edificio cabe destacar la presencia de grietas en la fabrica de ladrillo en distintos tramos de las fachadas principales y los laterales. Rejería metálica y carpintería de madera en mal estado. Algunas viviendas abandonadas. Pérdida de la unidad compositiva del edificio al estar pintados algunos tramos de la fachada con diferentes colores. Murales “artísticos” dudosamente decorativos. Antenas de televisión e instalaciones de aire acondicionado invadiendo algunos tramos de la fachada. Numerosas reparaciones puntuales de la cubierta con materiales impropios.
Motivos de inclusión
Deficiente estado de conservación. Después de tantos años de abandono, la existencia y progreso de los daños estructurales existentes depende principalmente de la dificultad para abordarlos, debido a los conflictos provocados entre sus propietarios por la caducidad de la concesión del suelo y la incapacidad demostrada por la administración para ejercer su deber de custodia de este patrimonio cultural, a pesar de su gran interés histórico y arquitectónico.