Valencia, 15 de octubre de 2025.
El personal sanitario del centro de salud del barrio de la Coma, en Paterna, ha alzado la voz para exigir mayores medidas de seguridad después de la agresión sufrida por una enfermera durante una visita domiciliaria. La profesional fue atacada hace unos días por un hombre que la asaltó en la entrada de un edificio, la empujó contra la pared y el suelo, y llegó a amenazarla con una navaja.
La víctima consiguió escapar gracias a la intervención de varios vecinos y, tras denunciar los hechos, permanece de baja laboral.
«Venimos a trabajar con miedo»
Sus compañeras han querido denunciar públicamente una situación que, aseguran, no es un caso aislado, sino “la punta del iceberg de un problema que vivimos a diario”.
“Trabajar aquí es un reto. Nunca sabes cómo será el día, si un paciente entrará gritando o amenazando”, explicaba una médica del centro, que prefiere mantener el anonimato por miedo a represalias.
Los profesionales reclaman la presencia de protocolos de actuación claros para las visitas domiciliarias y refuerzos policiales que garanticen su seguridad fuera del ambulatorio.
“Necesitamos que se definan las zonas de riesgo y que se nos proteja cuando salimos del centro. Queremos poder hacer nuestro trabajo sin miedo”, añadía otra sanitaria.
Un centro acostumbrado a convivir con la tensión
Hace dos años, el centro de salud de la Coma incorporó un detector de metales en la entrada para impedir que los pacientes accedieran con objetos peligrosos. Aun así, las agresiones verbales y las amenazas siguen siendo frecuentes.
“Si trabajas en un centro con arcos de seguridad y además ves agresiones en la calle, acabas pensando que quizá no llegarás viva a casa”, confiesa una enfermera. “Cuando salgo del trabajo miro a todos lados antes de subir al coche”.
Rechazan la estigmatización del barrio
Las sanitarias insisten en que no quieren criminalizar a todo el vecindario. Reconocen que muchos pacientes son respetuosos y colaboran, pero denuncian que una minoría violenta está generando un clima de miedo e inseguridad.
“No todos los vecinos son iguales, pero la situación se ha vuelto insostenible. Necesitamos soluciones ya”, resumen.
El caso ha reabierto el debate sobre la seguridad del personal sanitario, especialmente en zonas conflictivas donde las visitas domiciliarias implican un riesgo añadido.
Las trabajadoras del centro de salud de la Coma esperan que su denuncia sirva para que Sanidad y las fuerzas de seguridad refuercen la protección de quienes cuidan de los demás, incluso en los entornos más difíciles.