Fundación ANAR ha presentado el Estudio del Teléfono/Chat ANAR de la Familia y los Centros Escolares: «Escuchando a la infancia desde la voz adulta (2019-2024)», elaborado por el Centro de Estudios e Investigación ANAR, en el que analiza los 59.616 casos de menores de edad en riesgo ayudados a partir de las 89.411 peticiones de ayuda realizadas en ese período por parte de personas adultas al Teléfono ANAR de la Familia y los Centros Escolares, 600 50 51 52, y al chatanar.es.
Entre 2019 y 2024, se ha registrado un aumento significativo en el número de casos de niños, niñas y adolescentes que han recibido orientación psicológica, social y/o jurídica gracias a la llamada de una persona adulta de su entorno (+17,3%).
Respecto al perfil sociodemográfico, un 55% son niñas y adolescentes mujeres y un 44,9% varones. Este Teléfono es especialmente útil para la detección de problemas en la primera infancia, entre 0 y 9 años, que representa un 34,1% de los casos; no obstante, se observa un aumento progresivo de las consultas relacionadas con preadolescentes (12-13 años) y adolescentes (13-14 años). El 98,2% vive con algún familiar, principalmente con ambos progenitores (40%) o con la madre (33,6%). El 69,1% de los/as menores de edad por los que contactan personas adultas no recibe ni ha recibido tratamiento psicológico.
Menores de 10 años: un perfil clave
Los 20.320 niños y niñas menores de 10 años ayudados constituyen un perfil marcado por una alta vulnerabilidad y exposición a riesgos graves y persistentes. Dentro de este grupo, la mayoría de los casos atendidos corresponden con varones en edades tempranas (6 años de media), que crecen en familias monoparentales, principalmente con la madre. En cuanto a los motivos de las consultas, predomina la violencia contra un niño/a (70%), con especial presencia del maltrato físico, maltrato psicológico/emocional, abandono, agresión sexual, violencia de género, entre otros; los problemas jurídicos (6,4%); la conflictividad familiar, como separaciones, custodias y regímenes de visitas (6,2%) y la pobreza infantil (2,5%).
Como ha señalado, Benjamín Ballesteros, director técnico de Fundación ANAR: «los menores de 10 años son el grupo más especialmente vulnerable, por ello, es importante reforzar la detección temprana, la respuesta multidisciplinar y el acceso a recursos terapéuticos y jurídicos, así como fortalecer los apoyos a familias monoparentales y los mecanismos de prevención de la violencia en la primera infancia».
Pese a la cronicidad y severidad de los problemas que sufren los/as menores de 10 años -frecuencia diaria (59,9%), duración superior al año (60,1%), urgencia alta (53,2%) y gravedad alta (66,8%)-, el 75,5% de ellos/as no cuenta con atención psicológica. Fundación ANAR llevó a cabo una orientación psicológica, social y jurídica, la que requiere de mayor complejidad, en el 73,6% de las ocasiones.
Para Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda ANAR: «contrasta que el principal motivo de llamadas que recibimos directamente de los/as propios menores de edad es la salud mental, mientras que pasa más desapercibida en las peticiones de ayuda de los adultos/as del entorno. Se tiende a normalizar problemas en la infancia que requieren un apoyo psicológico especializado y que minimizaría las secuelas en etapas posteriores».
Cronicidad y severidad
La mayoría de los problemas por los que las personas adultas contactan con Fundación ANAR presentan una frecuencia diaria (62,7%) y una duración superior a un año (59,7%). Por otro lado, más de seis de cada diez (67,1%) de las problemáticas muestran una gravedad alta y más de la mitad (53,1%), una urgencia alta.
Sonsoles Bartolomé, directora del Dpto. Jurídico de las Líneas de Ayuda ANAR, destaca: «La implicación de los/as profesionales y de las personas adultas del entorno es fundamental para detectar situaciones de alto riesgo, entre 2019 y 2024 tuvimos que realizar 16.865 intervenciones graves, junto a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Servicios Sociales o Servicios de Protección a la Infancia y la Adolescencia, entre otros, y 209.290 derivaciones a recursos de infancia de toda España».
Perfil llamantes: mujeres familiares de los/as menores de edad
Con respecto a las personas adultas que contactaron con las Líneas de Ayuda ANAR entre 2019 y 2024, el 78,2% fueron mujeres, por temas relacionados con la violencia hacia un/a menor de edad (60,5%), especialmente en casos de maltrato físico o psicológico y de agresión sexual, así como por problemas de salud mental (19,7%), principalmente asociados a problemas de conducta.
Por su parte, los varones consultan en mayor proporción de forma reactiva por otro tipo de cuestiones (23,9%), como problemas jurídicos y la desaparición de un niño, niña o adolescente.
El 83,2% son familiares de los/as menores de edad afectados/as, destacando principalmente las madres (57%), seguidas a cierta distancia por los padres (15,4%) y por otros/as familiares (10,9%). Sin embargo, durante el período analizado, se aprecia un incremento significativo de las consultas realizadas por los/as profesionales (de un 3,9% en 2019 a un 5,9% en 2024).
Entre los problemas detectados en el entorno del niño/a o adolescente en riesgo destacan: violencia de género (11,8%), ansiedad (10,8%), miedo (9,6%) y tristeza (9%).
Detección y actitud frente al riesgo
La detección directa de una persona adulta (tanto observación como testimonio del/de la menor de edad) está fuertemente vinculada con el grado de cercanía cotidiana con el niño, niña o adolescente: madres, padres, docentes, etc. Los relatos de terceros son más frecuentes cuando la relación es indirecta o hay menor conexión emocional (amistades, profesionales no escolares), excepto en el caso de los desconocidos/as que lo detectan por observación directa.
Por otro lado, la actitud frente al riesgo varía entre la implicación activa (madres), la reacción a posteriori (padres), la mediación profesional (docentes y técnicos/as) y la denuncia espontánea (desconocidos/as).


















