Casi 35ºC han alcanzado hoy con el Mercado abierto las paradas del Mercado Central, y la alcaldesa María José Catalá sigue tirando balones fuera, con excusas variadas, desde que son «autogestión» pero olvidando que está caducada y en precario desde el 1 de enero de 2018, hasta que existe una asociación que gestiona el mercado, por cierto recinto municipal.
«La alcaldesa Catalá olvida que se vulnera cada día la ley de seguridad laboral e higiene en el interior del recinto municipal»
Así, las lipotimias se cuentan varias cada día, y esta semana pasada en la anterior ola de calor una vendedora acabó por golpe de calor en el Hospital ingresada, pero sigue sin haber consecuencias. Mientras las oficinas del mercado donde está la gerente están bien fresquitos con un aire acondicionado propio y una temperatura por debajo de los 23ºC.
23ºC en las oficinas de la gerente y 35ºC en el mercado
La ira de los vendedores se suma a las decenas de quejas de los clientes que se acumulan en la oficina municipal cada semana y que caen en saco roto con un concejal que sigue mirando hacia otro lado, Santiago Ballester y negando la evidencia.
De hecho las excusas son desde «patrimonio no me deja» a sóis autogestión, pero la realidad es que son Fake News del concejal.
Problemas para los concesionarios ( las paradas)
Fuentes del Mercado aseguran que cada día se tienen que reparar o cambiar al menos dos o tres motores de cámaras por el calor, con un coste medio de entre 2.000 y 3.000€ para cada vendedor, que ya empiezan a pedir por registro de entrada responsabilidad patrimonial al Consistorio de Catalá que sigue marginando al Mercado Central.
Al cerrar el mercado a las 15:00 horas, se cierran las puertas de cristal y se apaga el aire acondicionado, por lo que sólo quedan los dos grandes ventiladores de techo que hacen circular el calor, con lo que a media tarde se alcanzan más de 40ºC en el interior del recinto municipal, con puertas cerradas y cámaras y motores que necesitan un mayor esfuerzo para trabajar.
Los operarios de limpieza y trabajadores de las paradas que tienen por la tarde que acceder lo hacen en unas condiciones de calor extremo que ya les ha dado más de un susto cuando se acumula el calor asfixiante.
¿Qué ha de pasar para que Catalá actúe de una vez en el Mercado Central?
En 2023 fueron 100 lipotimias las que se contabilizaron, el año pasado 120 y este año superaremos con creces esa cifra a este ritmo de principios de verano.
Cientos de firmas dirigidas a Catalá y carteles pidiendo refrigeración
Los carteles de «Alcaldesa nos estamos asando, una solución ¡Ya!» decoran ya al menos un 20% de las paradas del Mercado Central, y la asociación de La Cotorra lleva recogidas cerca de 1.000 firmas exigiendo una solución urgente, recogidas en menos de una semana y siguen recogiendo.
Desde La Cotorra se exige se apague el aparato de aire de las oficinas y gerencia «para que entiendan lo que es trabajar con una sensación térmica de más de 40ºC como obligan al resto».
«Existen aparatos portátiles para bajar la temperatura, pero se prefiere gastar 70.000€ en publicidad como hicieron el año pasado la asociación que gestiona en precario el mercado que en comprar aparatos que hagan bajar la temperatura, eso sí, ellos bien fresquitos»
Desde la Asociación de La Cotorra advierten y denuncian que llevan casi dos años esperando la reunión con el concejal que sigue sin responder y la alcaldesa Catalá sigue derivándolos a un concejal que no responde nunca.
¿A quién acudir cuando el concejal sigue dando largas?.
Pues la alcaldesa es la última responsable de este recinto municipal, donde se permite se vulneren los derechos de los trabajadores y se les obliga a trabajar con una sensación térmica de 40ºC.
Inspección de trabajo ya el año pasado advirtió del calor y pidió explicaciones y nada ha hecho Ballester al respecto. La inacción no es una opción para los trabajadores.
Los más de 1.000 trabajadores que cada día trabajan en el recinto municipal necesitan soluciones que no da el concejal, y exigen a la alcaldesa Catalá que actúe de una vez.
«Basta ya de jugar con nuestra salud alcaldesa»
El grito casi unánime de los vendedores, que aseguran que «esto ya es insoportable». ¿Hará algo Catalá?. El Ayuntamiento es el último responsable del recinto y el que ha de garantizar el cumplimiento de la salud laboral en su recinto…
¿Tendrá que ocurrir una desgracia personal para que Catalá tome cartas en el asunto?