El Papa Francisco I, nacido como Jorge Mario Bergoglio, ha fallecido este 21 de abril de 2025 a los 88 años de edad, tras una larga lucha contra una neumonía bilateral que lo mantuvo hospitalizado durante 38 días en febrero.
A pesar de su delicado estado de salud, Francisco sorprendió a propios y extraños con su presencia en la celebración de la Pascua de Resurrección en la Plaza de San Pedro, un gesto que, a la luz de los acontecimientos, se convierte en su emotiva despedida pública.
Su elección en el cónclave de 2013, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, fue una sorpresa mundial.
Jorge Mario Bergoglio, hasta entonces arzobispo de Buenos Aires, se convirtió en el primer papa americano, y el primero jesuita en alcanzar el trono de San Pedro.
Con su elección, adoptó el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, símbolo de humildad y amor por los pobres.
El óbito se ha producido hoy Lunes de Pascua
El propio vaticano en su web de noticias confirmaba el deceso:
A las 9:45 del lunes de Pascua, el cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Cámara Apostólica, pronunció estas palabras en la Casa Santa Marta:
“Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente a favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, le Encomendar el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”.
Un pontificado marcado por la humildad y la revolución espiritual
Francisco (en latín: Franciscus PP.), de nombre secular Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, 17 de diciembre de 1936 – Ciudad del Vaticano, 21 de abril de 2025), ha sido el Papa número 266 y actual papa de la Iglesia católica.
Como tal, es el jefe de Estado y el octavo soberano de la Ciudad del Vaticano.
Desde el inicio de su pontificado, Francisco marcó la diferencia con su estilo sencillo, renunciando a los lujos del Palacio Apostólico para vivir en la residencia de Santa Marta.
Su liderazgo se centró en la compasión, la justicia social y el acercamiento a los marginados, generando tanto admiración como controversia dentro y fuera del Vaticano.
Su legado permanecerá en la memoria colectiva como el de un papa que, con palabras y actos, transformó profundamente la imagen y el rumbo de la Iglesia católica, abriendo puertas al diálogo y al cambio.
La Iglesia y el mundo despiden hoy a un líder espiritual que predicó con el ejemplo.