El 23 de noviembre de 2016, España amanecía con una noticia que dejó en shock a la clase política y a miles de valencianos: Rita Barberá Nolla había fallecido a los 68 años de edad víctima de un infarto de miocardio en un el Villarrear de Madrid.Justo el hotel que hay frente a la puerta del Congreso de los Diputados.
Hoy, exactamente nueve años después, su ausencia sigue siendo un punto de inflexión en la historia reciente de Valencia y del Partido Popular.
La alcaldesa de Valencia
Durante 24 años consecutivos (1991-2015), Rita Barberá fue la cara visible del Ayuntamiento de Valencia. Llegó al cargo con 43 años y lo abandonó con 67, convirtiéndose en la alcaldesa más longeva de la democracia en una gran ciudad española. Bajo su mandato, Valencia vivió una transformación urbana sin precedentes: la Copa del América, la ampliación del puerto, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, las grandes avenidas, el cauce del Turia convertido en jardín… Proyectos que, para unos, simbolizaron el despegue definitivo de la ciudad y, para otros, el exceso y la burbuja del ladrillo y los grandes eventos.
Su estilo era inconfundible: cercanía, desparpajo, fallera mayor eterna, voz potente y una agenda que parecía inagotable. “¡Valencia, en la gloria!” era su grito de guerra en cada mascletà, en cada Crida, en cada balcón del Ayuntamiento. Amada y odiada a partes iguales, nadie dejaba indiferente a aquella mujer que se definía como “alcaldesa 24 horas al día”.
Un duro final
Los últimos meses de su vida fueron, sin embargo, los más duros. La operación Taula, que destapó presuntas irregularidades en el grupo municipal del PP, la convirtió en investigada por blanqueo de capitales. El 13 de abril de 2016 presentó su renuncia al acta como concejala, aunque mantuvo el escaño en el Senado como aforada. El 21 de noviembre declaró durante más de cinco horas en el Tribunal Supremo. Dos días después, el infarto se la llevó mientras dormía en el Hotel Villa Real de Madrid, a apenas 200 metros del Congreso de los Diputados.
Su muerte provocó una conmoción que trascendió ideologías. Miles de personas acudieron a la capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento de Valencia. Políticos de todos los partidos, desde Mariano Rajoy hasta Chimo Puig, pasando por Mónica Oltra o Joan Ribó (su sucesor), reconocieron su legado, aunque con matices muy distintos. En la plaza del Ayuntamiento, las flores se amontonaron junto a mensajes de cariño y también de reproche.
Los que la señalaron y nunca pidieron perdón
Su propio partido político, dentro del mismo hoy sólo conocemos una persona que le ha pedido perdón a ella y su familia, se llama Isabel Bonig y cuando dimitió como presidenta del PPCV en su despedida tuvo el arrojo de decir que se había equivocado mucho y lamentaba su error con Rita Barberá.
La hoy alcaldesa de Valencia, la torrentina María José Catalá nunca ha pedido perdón, ahora quiere emular a Rita Barberá, pero fue una de las diputadas que con su voto exigió en Cortes Valencianas su cese como senadora, al igual que muchos otros diputados populares que la dejaron sola y abandonada.
Sólo se conoce el caso de Isabel Bonig que pidiera perdón, si quiera sus más allegados políticos como son el ex.ministro José Manuel García Margallo que también le dió la espalda ha dicho en público que se arrepiente de ello.
Ahora son muchos los que la emulan o la nombran, pero muchos de ellos la traicionaron y nunca han pedido disculpas, lo que nos da a entender la catadura moral y política de muchas de esas personas.
La Valencia de Rita Barberá
Nueve años después, Valencia ya no es la misma ciudad que Rita Barberá dejó. El Cap i Casal ha girado hacia otras prioridades: movilidad sostenible, vivienda, zonas verdes, recuperación del centro histórico… Pero nadie discute que la Valencia del siglo XXI lleva su firma indeleble, para bien y para mal.
Hoy, 23 de noviembre de 2025, muchos valencianos recordarán a aquella mujer de sonrisa fácil y carácter fuerte que, gustara más o menos, fue durante casi un cuarto de siglo la voz más reconocible de su ciudad.
Nadie nunca podrá negar que puso a Valencia en el mapa, y que la llevó en el alma y en el corazón, y que pese a las ofertas de su partido por escalar a Madrid ella siempre dijo lo mismo, «estoy a gusto siendo alcaldesa de Valencia y es lo que quiero ser».
Valencia 9 años después le debe parte de lo que es ahora, y los que han intentado manchar su memoria no han conseguido que en el corazón de los valencianos aún Rita Barberá tenga un hueco, porque ella es parte del alma de esta gran ciudad Valencia, ella fue es y será siempre parte importante de la historia de Valencia.
La Rita que no conocimos y de la que se han dicho muchas cosas, la persona que amó a Valéncia ante todo
Rita se merece mucho más que un Puente por lo que hizo por Valencia y sus enemigos políticos siguen tratando de manchar su memoria, éste que escribe les puede contar que en privado le preguntó por todo lo que se decía en persona, y no apartó la mirada ni eludió la pregunta. «Nunca me he llevado nada, yo sólo quiero lo mejor para Valencia».
Fue otra época en la que los regalos era otra forma de pensar, se conformaba con un bolso de marca o con sus apreciadas rosas rojas, pero nunca se dejó comprar por ello, nunca se vendió, otra cosa muy distinta fue quienes la rodeaban, tanto familiarmente como políticamente, de los que no podríamos poner nunca la mano en el fuego, pero sí por Rita Barberá, que cuando quiso recuperar el pulso de la Ciudad de nuevo molestó a mucha gente que había construído sus negocios y chiringuitos sobre la base del Ajuntament de Valencia.
Un whisky de marca y un cigarro eran sus eternos compañeros, y unos y otros querían hacerle daño con su vida personal, algo que nunca negó, y que llevó con discreción, porque hasta para eso la extrema izquierda decidió que su vida personal era parte del juego político, y la atacaron y en ello siguen por ello, algo imperdonable.
Hoy 9 años después muchas sombras siguen acompañando a una muerte inesperada, ¿y qué hubiera pasado si Rita Barberá no hubiera fallecido?, pues eso es otra historia apasionante, pero al realidad es que mucho habría cambiado en la historia de la política valenciana y de los valencianos, para bien o para mal, pero muchos salieron beneficiados de esa muerte atroz, y nadie se merece ese final, por lo que hoy debemos con respeto recordar a la alcaldesa de Valencia, a Rita Barberá, y allí donde esté desear que nos proteja y siga dando luz a Valencia, al que indudablemente ella amaba hasta la muerte.
















