El ayuntamiento se ve desbordado por las toneladas de residuos acumulados junto a un instituto y viviendas, generadas por las reformas de más de 2.000 viviendas afectadas
Emergencia latente en el corazón de l’Horta
Siete meses después de la DANA que arrasó Paiporta, los efectos de la catástrofe siguen bien visibles. Pero ya no es el barro quien protagoniza las calles, sino las montañas de residuos acumulados en una campa situada junto al instituto La Sénia y a escasos metros de viviendas habitadas.
La campa, convertida en un improvisado punto de acopio de escombros, mobiliario dañado y restos de obra, se ha transformado en un problema de insalubridad y convivencia para cientos de vecinos. Ratas, insectos y malos olores empiezan a aparecer en una zona que convive cada día con más de 800 alumnos del centro educativo colindante.
De la emergencia al olvido administrativo
Durante la fase de emergencia nivel 2, la gestión de residuos corría a cargo de las administraciones estatal y autonómica. Sin embargo, al rebajarse la alerta a nivel 1, la responsabilidad ha pasado a los ayuntamientos, muchos de los cuales no cuentan ni con recursos ni con medios para afrontar esta carga.
En Paiporta, el coste de vaciar completamente la campa podría superar el millón de euros, una cantidad inasumible para un consistorio que sigue atendiendo a más de 2.000 familias afectadas por la riada. La mayoría de ellas viven en la zona del barranco de Poio, una de las más golpeadas por el agua.
“Seguimos en emergencia”
Alejandro Sánchez, concejal de Medio Ambiente de Paiporta, lo tiene claro: “Nosotros entendemos que seguimos en emergencia. Paiporta es uno de los municipios más afectados y necesitamos colaboración para vaciar estas campas cuanto antes”.
Según explica, el consistorio ha ido retirando los residuos de las calles y trasladándolos a una campa para evitar que entorpecieran la vida diaria. Sin embargo, la proximidad al instituto La Sénia y a zonas residenciales está generando cada vez más quejas vecinales.
“Los alumnos del centro están aquí todos los días, las familias viven a menos de 50 metros. No podemos seguir ignorando el problema”, apunta Sánchez. Las denuncias de vecinos sobre la aparición de plagas son cada vez más frecuentes.
Una situación insostenible
La alcaldesa, María Isabel Albalat Asensi, ya se ha reunido con el conseller de Infraestructuras, Vicente Martínez Mus, para intentar desbloquear una solución. Mientras tanto, las familias de Paiporta siguen sacando a la calle lo poco que pudieron salvar o lo que están reformando. Lo que debería ser una fase de recuperación, empieza a parecerse a un nuevo episodio de abandono.
Desde el ayuntamiento insisten en que la colaboración interadministrativa es indispensable. “No podemos asumir en solitario una emergencia que fue de toda la Comunitat”, remarcan desde el consistorio. Las obras continúan, pero los residuos también.
Conclusión: limpiar para sanar
En Paiporta, el barro ya no se ve. Pero la catástrofe sigue ahí, en forma de montones de escombros que recuerdan cada día lo vivido. Las reformas avanzan, pero el sistema de recogida de residuos se ha quedado atrás. Si no llega la ayuda necesaria, lo que debía ser una solución temporal se convertirá en un problema estructural.