Pablo Iglesias e Irene Montero, símbolos de la lucha por la igualdad y la educación pública, inscriben a sus hijos en un colegio privado de Las Rozas. 500 euros al mes, ideología ecosocial y una matrícula que ya quisiera la clase obrera. Y tú que pensabas que el comunismo no daba para tanto…
De Vallecas a Los Peñascales, pasando por el colegio de 500 pavos
Si pensabas que la hipocresía era patrimonio exclusivo de los liberales en chándal o los socialistas con casa en la playa… ¡sorpresa! El matrimonio más icónico de la izquierda patria, Pablo Iglesias e Irene Montero, ha vuelto a hacerlo: han escolarizado a sus hijos en un colegio privado. Sí, en serio. Pero no en uno cualquiera, ¡en uno de Las Rozas, urbanización Los Peñascales, donde hasta los árboles tienen hipoteca y las ardillas van a terapia!
“Escuela privada sí, pero con valores ecosociales, ¿eh?”
Porque claro, no es un colegio privado cualquiera. Es un centro laico, de cooperativa docente, con enfoque ecopedagógico y donde los niños probablemente meditan en círculo antes de aprender a escribir con quinoa ecológica.
Pero eso sí, 500 eurazos al mes por crío. Que claro, para el común de los mortales es más que una hipoteca en Cuenca, pero para alguien que recaudó 150.000 euros en donaciones para abrir un bar ideológico y vive en un chalé con piscina, es como pagar Spotify.
La hemeroteca: esa bestia salvaje que nunca olvida
Lo más jugoso, sin embargo, no es que elijan colegio privado, sino que lo hagan tras años de demonizarlo como si fueran centros de adiestramiento para pijos con gomina.
Recordemos algunas joyas de Iglesias:
“Papá y mamá que llevan a su niño al colegio privado es porque no quieren que haya niños gitanos, ni hijos de inmigrantes marroquíes o ecuatorianos…”
“La educación privada es un mecanismo de segregación de clase”.
“Yo no abandonaré los barrios obreros”.
Flashback: compra chalé de 600.000 € en Galapagar.
Ahora, los hijos van a clase con niños cuyos padres llevan pantalones beige los domingos y se quejan de que el pan de masa madre «no está lo bastante aireado».
El progresismo no se toca, pero se amortiza
Según fuentes cercanas al matrimonio, la elección se justifica por la metodología del centro, el enfoque personalizado y el entorno saludable. Lo típico que cualquier padre quiere para sus hijos, claro… salvo que si tú lo haces, eres “clasista, elitista y alienado por el sistema”. Pero si lo hacen ellos, es una decisión ecosocial basada en la lucha interseccional pedagógica de las estructuras de poder anticapitalistas.
Eso sí: no han dado declaraciones al respecto. Podemos prefiere el silencio administrativo. Total, ya están acostumbrados a los incendios mediáticos, y este les ha pillado con extintor ecológico en mano.
¿La taberna Garibaldi o el Club Siglo XXI?
Mientras Iglesias recogía a los niños a la salida del cole con su cara de «la que me va a caer en Twitter», la prensa y redes ardían con acusaciones de incoherencia, cinismo y doble vara de medir. ¡Hasta el bar “Garibaldi” parece más proletario que sus decisiones educativas!
Montero, por su parte, fue la encargada de llevar a los niños. Imaginamos la escena:
—“Mamá, ¿por qué vamos a un cole privado si tú decías que eso era de ricos malos?”
—“Porque este cole enseña marxismo… pero con pizarra digital, cariño.”
El chalé, la taberna y ahora el cole: una saga de contradicciones
No es la primera vez que Iglesias y Montero se pegan un triple mortal ideológico. Lo del chalé de Galapagar fue el pistoletazo de salida. Luego vino la taberna financiada por crowfunding que levantó cejas y carteras. Ahora, el colegio que podría ser el plató de una serie de Netflix sobre familias ricas con sensibilidad progresista.
Todo parece indicar que el lema es:
“Haz lo que quieras con tu dinero, siempre y cuando no seas del PP”.
¿Y qué dice Podemos?
Pues nada. Ni mu. Silencio sepulcral. Como si en vez de un colegio privado, hubieran llevado a los niños a una granja de tofu. Porque claro, ¿cómo justificas que tus referentes más visibles hagan lo que llevas años criticando en mítines, panfletos y manifiestos?
Bueno, pues lo visten de “cooperativa”, le meten unas palabras como “sostenible”, “inclusivo”, “pedagogía libre” y a correr. El pobre trabajador que lleva a su hijo al público de su barrio solo espera que al menos le enseñen a detectar las incoherencias con rapidez.
Conclusión: la coherencia es para los pobres
Si algo queda claro es que en la política española hay más poses que posturas, más frases de panfleto que sacrificios reales. Que si te llamas Paco y te mudas a Las Rozas, eres un traidor de clase. Pero si te llamas Pablo Iglesias, es “una decisión reflexionada en clave pedagógica”.
Así que ya sabes: si te vas a contradecir, que sea con estilo, con un colegio privado con energías renovables y manuales ilustrados sobre Marx y Montessori.
Y tú, estimado lector, padre o madre en apuros:
¿Te parece normal que los adalides de la educación pública se pasen al lado privado? ¿O crees que todos tenemos derecho a decir una cosa y hacer la contraria, pero solo si vivimos en Galapagar?
¡Comenta, reflexiona y, sobre todo, no olvides pagar la cuota del AMPA con la misma dignidad con la que criticas al sistema!