Puente aéreo… al caos ferroviario: España estrena trenes que no andan y servidores que se caen sin billete de vuelta
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha reconocido en el Congreso lo que ya todos sabíamos: el tren en España va con retraso… y no solo en la vía. Con trenes nuevos que se estrenan con fisuras, trenes viejos que hacen lo que pueden, y servidores informáticos que se caen como si fueran dominos en Adif, el Gobierno anticipa al menos dos años más de incidencias. Eso sí, “para una conversación de bar está bien”, ha dicho el ministro. Y razón no le falta: esto es digno de bar, de meme y de terapia grupal con usuarios de Cercanías.
Hay cosas que ya forman parte del carácter nacional: las persianas a medio bajar, la siesta, las conversaciones acaloradas en el bar… y los trenes que nunca llegan cuando deben. Este jueves, mientras miles de pasajeros se desesperaban en la estación de Atocha por una caída de servidores de Adif, el ministro Óscar Puente comparecía en el Congreso como quien narra el final de temporada de “Viajeros al Tren: Edición España colapsa”.
“Esto para conversación de bar está bien”
No es broma. Lo dijo él.
“Para conversación de bar está bien.”
Hablaba del hecho de que la gente —esos ciudadanos que pagan impuestos, billetes y terapias— se queja de que los trenes se averían, se paran o ni aparecen. Y sí, tiene razón: los bares están llenos de historias de miedo con Cercanías, media distancia o el ya mítico AVE Madrid-Barcelona en modo ‘Avlo con retraso y sin WiFi’.
Pero que lo diga el ministro en sede parlamentaria… es como si un camarero te sirviera una caña caliente y te dijera: “Esto, para quejarse en el bar, está bien.”
Dos años más de caos… pero con esperanza
Puente, en su comparecencia voluntaria (que ya hay que tener narices), ha admitido que los próximos dos años van a estar llenos de incidencias. Porque se están estrenando trenes nuevos (que fallan) al mismo tiempo que siguen circulando trenes viejos (que también fallan). Vamos, una ecuación perfecta para el colapso, pero con ruedas.
El tren Avril, ese niño mimado de Talgo que prometía modernidad, confort y puntualidad, ha salido con fisuras en los bogies. Para quien no lo sepa, los bogies son como los tobillos del tren. Y si el tren se esguinza nada más salir de fábrica… ya podemos imaginar el futuro.
España, tierra de trenes sin estrenar desde tiempos de Aznar
Puente lamentó que llevábamos 15 años sin estrenar un tren de larga distancia y 17 sin renovar los Cercanías. Para ponerlo en perspectiva, la última vez que se estrenó un tren de Cercanías, Letizia aún no era reina y el iPhone no tenía botón de “modo tren”.
Pero ojo, no todo son lamentos. El ministro ha anunciado que ya vienen 475 nuevos trenes por valor de 5.200 millones de euros. Eso sí, los primeros llegarán dos por semana a partir del próximo año. Como si fueran entregas de fascículos para montar una locomotora con tus propias manos.
¿Y qué pasa mientras? Pues… caídas de servidores
Como si el universo quisiera hacerle los coros a Puente, Adif sufrió el mismo día una caída en sus servidores informáticos que afectó a los trenes de alta velocidad con origen o destino en Madrid. Atocha parecía más una terminal de aeropuerto low-cost que una estación moderna.
La gente pateando andenes, informadores desbordados, y una sensación generalizada de estar en un sketch de José Mota.
Eso sí, los servidores de respaldo funcionaron bien. O al menos, eso dijeron desde Adif. La pregunta es: ¿por qué los titulares de billete no tenemos respaldo emocional cuando el tren se esfuma del panel de salidas?
Puente busca más trenes y menos memes
El ministro no se ha quedado ahí. Esta semana ha visitado la fábrica de Siemens en Alemania para ver si pueden fabricar más trenes antes de que los viajeros acampen en las estaciones por desesperación. Todo apunta a un nuevo macroencargo, porque los 500 trenes ya pedidos saben a poco.
La idea es modernizar la flota, aunque la experiencia con los primeros Avril ha sido más “verano del descontento” que revolución ferroviaria.
España: donde la intermodalidad es caminar entre frustración y resignación
El panorama es claro: trenes nuevos que no funcionan, trenes viejos que dan pena, y servidores que se caen como si estuvieran en huelga de brazos caídos. Mientras tanto, el ministro pide comprensión, paciencia… y un poco de fe.
Pero claro, cuando tu Cercanías llega tarde, el regional se cancela y el AVE se queda varado en medio del campo, la única intermodalidad real es bajarte del tren y seguir andando.