En un nuevo capítulo de tensiones diplomáticas, Donald Trump ha amenazado con imponer aranceles “el doble de altos” a España por negarse a elevar su gasto militar hasta el 5% del PIB, como se ha acordado en la reciente cumbre de la OTAN celebrada en La Haya.
La amenaza, lanzada de forma explícita y beligerante, ha puesto a España y, en el punto de mira económico del exmandatario estadounidense, que ha prometido encargarse “personalmente” de hacer cumplir esta represalia comercial.
Trump no se ha limitado a criticar la decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de mantener el gasto militar en el 2,1% del PIB, sino que ha acusado directamente a España de ser el “único país que se niega a pagar” lo pactado por el resto de socios de la Alianza Atlántica.
“Su economía va muy bien, pero se están beneficiando de la seguridad sin contribuir como deben. Esto no lo voy a permitir”, afirmó ante los medios tras la cumbre.
España y el resto de los socios de la OTAN han firmado el 5% lo que equivale a 79.500 millones de euros, muy lejos del 2 o el 2,1% que Sánchez ha indicado:
Una represalia que podría golpear con fuerza a la economía valenciana
La Comunitat Valenciana sería una de las regiones más afectadas por una eventual subida de aranceles impuesta por Trump.
Solo en 2024, las exportaciones valencianas a Estados Unidos superaron los 2.850 millones de euros, con productos clave como:
- aparatos eléctricos, cerámica, calzado y productos agrarios.
En concreto, Valéncia lideró las exportaciones a EE.UU. con 1.400 millones, lo que la convierte en la provincia más expuesta a una guerra comercial con Washington.
Los sectores más amenazados serían:
- aparatos y material eléctrico (595 millones)
- productos cerámicos (486 millones)
- maquinaria mecánica (260 millones)
- biodiésel e insecticidas (238 millones)
- calzado (125 millones)
Además, el sector agroalimentario, especialmente las hortalizas y el vino, también sufriría un impacto directo.
Ante la incertidumbre, muchas empresas han optado en los últimos meses por adelantar pedidos ante el temor de un incremento arancelario.
La negativa de Sánchez y el choque con la OTAN
Pedro Sánchez defendió su decisión en la rueda de prensa posterior a la cumbre, asegurando que el 2,1% del PIB en Defensa es “una inversión suficiente, realista y compatible con el modelo social español”.
Según el Ejecutivo, este nivel de gasto respeta los compromisos internacionales sin poner en riesgo el Estado del bienestar.
Sin embargo, la negativa ha generado fricciones no solo con Trump, sino también con la propia dirección de la OTAN.
El secretario general, Mark Rutte, desmintió a Sánchez, quien había alegado que contaba con su permiso para no alcanzar el 5%.
“No hay cláusulas de exclusión”, subrayó Rutte, en un gesto poco habitual dentro de la diplomacia de la Alianza.
Trump aprovechó esta discrepancia para cargar aún más contra el Gobierno español, asegurando que
“España es un problema en cuanto al gasto y es muy injusto para el resto”
En su red social Truth Social, incluso filtró conversaciones privadas con Rutte, donde el dirigente neerlandés le habría garantizado que “Europa, incluida España, pagará a lo grande”.
Un socio señalado en plena incertidumbre geopolítica
La nueva doctrina de gasto de la OTAN establece que los países miembros destinen hasta un 5% del PIB a defensa y seguridad antes de 2035, con al menos:
- 3,5% para necesidades básicas militares
- 1,5% en infraestructura crítica, redes, innovación y preparación civil.
España, al desmarcarse de este compromiso, se coloca como el único país de la Alianza que no acata plenamente el pacto.
El resultado es un choque frontal con una de las figuras más influyentes y potencialmente regresivas de la política global.
El coste económico de este desencuentro podría ser muy elevado para el tejido empresarial español.
En palabras del propio Trump: “España quiere los mismos derechos pero no las mismas obligaciones. Eso no va a pasar”.
Con el telón de fondo de una Europa cada vez más presionada por sus compromisos en seguridad y defensa, y una relación transatlántica marcada por la desconfianza, la amenaza de una guerra comercial entre Estados Unidos y España es una realidad de consecuencias inimaginables.
Todo esto dentro del clima de tensión que ya hay en el mundo y que de por sí ya aumenta la presión sobre la economía española y de los españoles: