El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) vive sus horas más oscuras. La implosión interna es ya un hecho tras conocerse el contenido del informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que vincula directamente a Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García en la presunta trama de corrupción que amenaza con arrastrar al propio Pedro Sánchez.
A estas horas, Ferraz acoge una reunión de urgencia del núcleo duro del partido, con el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE a la cabeza.
El objetivo: gestionar una situación límite que amenaza con desestabilizar al Ejecutivo y acelerar un desgaste institucional ya muy avanzado.
Fuentes internas apuntan que se anunciarán cambios en la cúpula socialista, aunque no los esperados. Se trataría de un simple lavado de cara, con cambios de nombres en la ejecutiva que no tocan a los verdaderos núcleos de poder.
Mientras tanto, la presión social crece. En las últimas horas han aparecido pintadas contra Pedro Sánchez, entre ellas una en la vivienda de Ábalos donde puede leerse: «Sánchez Corrupto».
Las opiniones en general, las redes sociales y los medios hierven, el relato del Gobierno de «total desvinculación» ya no convence.
Cerdán, blindado por su escaño
Uno de los elementos más inquietantes es la resistencia de Santos Cerdán a entregar su acta de diputado que todo apunta tal y como ya se adelantó que será hoy.
Según fuentes cercanas a la investigación, esta decisión no obedece solo a razones políticas: mientras conserve su condición de aforado, no puede ser detenido ni se puede registrar su vivienda sin autorización del Supremo.
Esto abre la puerta a la posible destrucción de pruebas, una maniobra que inquieta a las fuerzas policiales.
La trama no deja de crecer. Según ha revelado El Mundo, el propio Cerdán habría ofrecido a José Luis Ábalos beneficios personales a cambio de su silencio: entre ellos, el pago de su defensa jurídica en el caso Koldo, un sueldo en una consultora vinculada al PSOE y la promesa de rehabilitación política futura si no resultaba condenado.
Los mensajes de WhatsApp con esta oferta ya estarían en manos del Instituto Armado, lo que compromete gravemente tanto al partido como a su ex número tres.
El supuesto «pacto de silencio» pretendía proteger al Gobierno de Sánchez de mayores filtraciones, pero la información se está desgranando por fascículos y amenaza con desenmascarar una estructura de corrupción sistémica.
Este es el informe de la UCO, mordidas, amaños, sobresueldos y una presunta caja B del PSOE
Bruselas entra en escena
El escándalo no se limita ya al ámbito nacional. La Comisión Europea ha abierto presuntamente una investigación sobre el uso de fondos europeos Next Generation ante las sospechas de ‘mordidas’ y sobrecostes vinculados a empresas de la trama.
Bruselas analiza si debe retirar subvenciones ya concedidas y congelar futuras partidas.
El Gobierno español ocupa actualmente el puesto 13 de la UE en ejecución de estos fondos, un indicador que, combinado con las sospechas de corrupción, pone en jaque la credibilidad internacional del Ejecutivo.
En paralelo, Bruselas ha flexibilizado los criterios para gastar los fondos de recuperación, pero exige transparencia y control extremo, condiciones difíciles de cumplir si el Gobierno sigue salpicado por escándalos y con parte de su estructura bajo investigación judicial.
Un Sánchez cada vez más solo
A pesar de la gravedad de las revelaciones, Pedro Sánchez ha optado por desvincularse de sus colaboradores más comprometidos. De hecho, en sus últimas comparecencias ha evitado referirse por nombre a Cerdán, Koldo o Ábalos, sugiriendo una ruptura total con los implicados.
Además su tétrica puesta en escena casi mortuoria, con un maquillaje propio de Halloween causó vergüenza con sus pómulos extremadamente marcados gracias a la técnica del contouring, que como su propio nombre indica, consiste en contornear o sombrear con tonos oscuros las zonas del rostro que se quieren resaltar.
Sin embargo, su estrategia de distanciamiento ya no es eficaz: la ciudadanía percibe una cadena de corrupción institucionalizada, no un caso aislado.
El malestar dentro del PSOE también crece. Barones territoriales piden explicaciones y se han mostrado críticos con la gestión de la crisis, que consideran opaca, tardía e insuficiente.
La sensación entre analistas y militancia es clara: la trama no ha terminado de explotar. Hay más audios, más pruebas, más nombres por salir, y la respuesta del Gobierno sigue siendo débil y escasamente transparente.
El PSOE se enfrenta a una tormenta perfecta de corrupción, crisis interna y deterioro institucional. El tiempo corre en contra del Ejecutivo, mientras la sociedad, los jueces y ahora también Europa exigen respuestas.
La pregunta ya no es si habrá más dimisiones o detenciones, sino hasta dónde llegará la onda expansiva de esta implosión política y en qué lugar queda España frente al mundo.