La crisis interna estalla en Compromís, fracturando la representación valenciana en el Congreso mientras el escándalo de corrupción sigue dejando cadáveres políticos a su paso.
Mientras el sol abrasador de junio golpea las calles de Valencia, en los fríos pasillos de Madrid se sigue librando otra batalla, más silenciosa pero profundamente simbólica para el tablero político nacional: la descomposición progresiva de la izquierda estatal tras el terremoto del ‘caso Koldo’. Y ahora, el temblor ha llegado de lleno al corazón catalanista de Compromís.
Este lunes, la portavoz de Compromís en el Congreso, Águeda Micó, ha formalizado su salida del grupo parlamentario de Sumar tras la crisis desatada por la negativa de la coalición liderada por Yolanda Díaz a exigir la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la comisión de investigación sobre el ya célebre caso Koldo. Un escándalo que ha salpicado directamente al núcleo duro del PSOE y que, poco a poco, sigue fracturando alianzas en el frágil edificio de la izquierda española.
La ruptura: un cisma valenciano en dos actos
La decisión de Micó no es un gesto individual. Responde al mandato de su formación, Més Compromís (la marca actual del antiguo Bloc Nacionalista Valencià), que ha optado por romper amarras ante lo que consideran una claudicación política de Sumar frente a los socialistas.
Mientras tanto, el otro diputado de Compromís en el Congreso, Alberto Ibáñez —integrante de la otra pata histórica de la coalición, Iniciativa— ha optado por mantenerse, por ahora, en el grupo confederal de Sumar. El resultado es una fotografía política compleja: una Compromís dividida en dos almas, con posturas divergentes ante la gestión del escándalo de corrupción que está desangrando a la izquierda estatal.
Este choque entre Més e Iniciativa, aunque ahora estalle públicamente, es el reflejo de las tensiones latentes que la coalición catalanista ha arrastrado desde hace años. Las diferencias estratégicas, ideológicas y de relación con el resto de la izquierda española no son nuevas. Pero el ‘caso Koldo’ ha actuado como el catalizador definitivo que ha precipitado el movimiento de ruptura.
¿Qué es el ‘caso Koldo’ y por qué ha sido la gota que colma el vaso?
Para entender la dimensión de esta crisis hay que remontarse al escándalo de corrupción que lleva meses golpeando al PSOE. El ‘caso Koldo’, en referencia a Koldo García, asesor muy próximo al exministro socialista José Luis Ábalos, ha destapado una trama de comisiones ilegales y contratos irregulares durante la pandemia, especialmente vinculados a la compra de mascarillas.
Aunque el PSOE ha intentado desligarse del caso y minimizar su impacto, lo cierto es que la sombra del escándalo sigue persiguiendo al núcleo duro del partido, incluyendo a miembros cercanos a Pedro Sánchez. La negativa de Sumar a presionar al máximo nivel —exigiendo la comparecencia directa del presidente— ha sido interpretada por sectores de Compromís como una cesión intolerable a la lógica de la Moncloa.
Para Més Compromís, esta falta de firmeza ha sido el detonante para cortar con Sumar:
«No estamos aquí para ser cómplices del tapón político cuando hablamos de corrupción», ha defendido un miembro destacado de la formación.
Águeda Micó: de portavoz a diputada en el Grupo Mixto
Con esta salida, Águeda Micó pasará ahora a integrarse en el Grupo Mixto, ese cajón desastre donde conviven formaciones y diputados de lo más variopinto. Allí coincidirá, paradójicamente, con José Luis Ábalos —el epicentro indirecto de todo este terremoto—, además de los representantes de Podemos, Unión del Pueblo Navarro (UPN), el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Coalición Canaria.
Su salida tiene, además, un fuerte componente simbólico en clave valenciana: es la primera vez desde la creación de Compromís que uno de sus diputados rompe la unidad de acción parlamentaria en Madrid.
Un Compromís fracturado, pero con calculadora electoral
La ruptura parlamentaria en Madrid abre un nuevo escenario de incertidumbre para Compromís, aunque la coalición sigue operando unida en el ámbito autonómico y municipal.
Esta escenificación de las tensiones internas puede tener derivadas claras de cara al futuro:
- ¿Se radicalizará Més Compromís como fuerza nacionalista valenciana autónoma, más crítica con el PSOE?
- ¿Intentará Iniciativa mantener su espacio en la izquierda confederal de la mano de Sumar?
- ¿Podría incluso este cisma abrir la puerta a un futuro divorcio definitivo en clave valenciana?
Las próximas elecciones europeas, municipales o incluso un hipotético adelanto electoral nacional podrían poner a prueba estas nuevas fracturas internas.
La posición de Sumar: contención y diplomacia
Desde Sumar, el mensaje oficial ha sido de «respeto» a la decisión de la militancia de Més Compromís. Yolanda Díaz ha evitado cargar públicamente contra Micó o contra Compromís, consciente de que mantener puentes abiertos será esencial si quiere reconstruir algún tipo de confluencia futura.
«Seguimos abiertos al diálogo y a seguir trabajando juntos por los derechos de los valencianos y valencianas«, ha declarado un portavoz de Sumar.
Un discurso diplomático que intenta apagar el incendio mientras las brasas siguen ardiendo bajo el escenario político.
Valencia: un laboratorio político siempre al borde de la erupción
Este nuevo episodio confirma algo que los observadores políticos ya conocen bien: Valencia es un laboratorio inagotable de coaliciones complejas, alianzas frágiles y equilibrios imposibles. Desde su origen, Compromís ha sido un ejemplo de convivencia inestable entre diferentes almas: nacionalistas, ecosocialistas, progresistas y soberanistas.
Ahora, la combinación de:
- Escándalos de corrupción en Madrid.
- Debilidad parlamentaria de Pedro Sánchez.
- Crisis de credibilidad de Yolanda Díaz.
- Y tensiones internas nunca resueltas en Compromís…
…están reconfigurando el mapa valenciano y, con él, el propio tablero de la izquierda española.
¿Es este el principio del fin de la alianza de la izquierda valenciana, o solo un nuevo capítulo más en el drama interminable de las coaliciones progresistas?