La tensión política por la comisión de investigación de la DANA amenaza la unidad del grupo parlamentario, pero desde Sumar e Izquierda Unida se apela al diálogo y al interés común de la ciudadanía valenciana
Las grietas que sacuden a la confluencia valenciana
La reciente fractura interna en Compromís ha encendido todas las alarmas dentro del grupo parlamentario de Sumar. La negativa a solicitar la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la comisión del Congreso que investiga la gestión de la DANA ha reabierto heridas, evidenciado tensiones acumuladas y puesto sobre la mesa la posibilidad real de una ruptura de la alianza.
El desencuentro se ha escenificado claramente entre las dos principales corrientes de Compromís: por un lado, Més –el partido mayoritario dentro de la coalición– ha manifestado su voluntad de abandonar el grupo de Sumar. Por otro lado, Iniciativa, formación de la que forma parte el diputado Alberto Ibáñez, ha apostado por mantener el vínculo con Sumar y reforzar las alianzas con la izquierda estatal. Una diferencia de visión que no solo pone en jaque la unidad de Compromís, sino que plantea serios interrogantes sobre la estabilidad del propio grupo en el Congreso.
Un llamamiento al diálogo y la responsabilidad
Desde Sumar, la respuesta ha sido clara: evitar la ruptura a toda costa. Verónica Martínez, portavoz del grupo parlamentario, ha apelado al entendimiento mutuo, asegurando que se trabaja intensamente para lograr “un acuerdo más satisfactorio para todas las partes”.
Sus palabras reflejan una preocupación real, pero también una voluntad de tender puentes. En política, y más en una coalición diversa, los desacuerdos son inevitables. Pero, como ha afirmado la portavoz, “la clave está en seguir negociando y en no perder de vista el propósito común que nos unió”.
Izquierda Unida: “Respeto y esperanza de resolución”
Desde Izquierda Unida, la otra gran pata de Sumar, también se ha querido enviar un mensaje de serenidad. Su coordinador federal, Antonio Maíllo, ha mostrado respeto por las deliberaciones internas de Compromís y ha confiado en que el diálogo prevalezca sobre las diferencias. “Queremos que haya una pronta y buena resolución”, ha señalado, dejando claro que la voluntad de IU es trabajar por la unidad.
Nahuel González, también diputado valenciano de IU, ha preferido no entrar a valorar el malestar de Compromís, pero sí ha querido resaltar que la actitud de su grupo se basa en “diálogo con manga ancha, cabeza alta y trabajo constante por el acuerdo”.
El epicentro del conflicto: la comisión de la DANA
El detonante de esta crisis ha sido la comisión parlamentaria de investigación sobre la gestión del temporal DANA que afectó duramente a la Comunitat Valenciana. Més reclama que Pedro Sánchez sea citado a declarar, mientras que desde Sumar se ha optado por no forzar su comparecencia en esta fase inicial de los trabajos.
Aquí es donde se entrelazan dos prioridades aparentemente incompatibles: la exigencia de responsabilidades políticas al más alto nivel y la necesidad de mantener la unidad política para no debilitar la respuesta institucional ante una catástrofe que aún duele en muchas comarcas valencianas.
Nahuel González ha sido claro al respecto: “Lo prioritario es que acudan los presuntos responsables directos, como el señor Mazón y el PP, antes de politizar el proceso con la presencia del presidente del Gobierno”. Una posición que intenta equilibrar la justicia para las víctimas con la estrategia parlamentaria de la confluencia.
La visión desde València: ¿unidad o fragmentación?
En los círculos políticos valencianos, esta posible ruptura se observa con inquietud. No solo por el impacto que tendría en la visibilidad de los intereses valencianos en el Congreso, sino también porque podría debilitar una estructura que, pese a las dificultades, ha sido clave para lograr avances legislativos en materias como el corredor mediterráneo, el sistema de financiación o la protección del litoral.
“En este momento, más que nunca, necesitamos una voz unida para que el pueblo valenciano no pierda fuerza en Madrid”, comentó un asesor municipal de uno de los ayuntamientos afectados por la DANA.
Además, hay preocupación por el efecto que una ruptura tendría sobre el electorado. Muchos votantes de Compromís valoran precisamente su capacidad de ejercer presión política desde una posición de diálogo y alianzas amplias. Una fractura podría interpretarse como una vuelta al aislamiento, con el riesgo de perder relevancia a nivel estatal.
Compromís ante el espejo
La decisión que debe tomar Compromís no es sencilla. Por un lado, está la coherencia interna de su proyecto político y la presión de las bases de Més, que ven en la permanencia en Sumar una cesión excesiva. Por otro, está el cálculo estratégico de mantener voz propia dentro de un grupo parlamentario con capacidad de influencia.
Desde las bases, especialmente en comarcas como l’Horta Nord o la Safor, se escuchan voces críticas con el rumbo actual. “No podemos ser comparsa de nadie. Nuestra fuerza está en mantener la autonomía y no depender de los pactos estatales”, afirmaba un militante histórico durante una reciente asamblea local.
En cambio, otros sectores defienden que abandonar Sumar sería “tirar por la borda años de trabajo conjunto” y diluir la capacidad de defensa de los intereses valencianos en Madrid.
El tiempo como aliado o enemigo
Lo cierto es que las próximas semanas serán clave. A medida que avance la comisión de investigación de la DANA, y se vayan fijando comparecencias, la presión bajará o aumentará según el equilibrio alcanzado en el relato político.
En medio de todo, hay un consenso no escrito: el foco debe estar en las víctimas, en los pueblos que aún esperan ayudas, y en reconstruir un territorio castigado por un temporal devastador. Si el debate político se aleja de estas prioridades, será difícil convencer a la ciudadanía de que se trabaja por su bienestar.
Conclusión: ¿se impondrá la política con mayúsculas?
Lo que está en juego no es solo la configuración de un grupo parlamentario. Se trata de una forma de entender la política desde el diálogo, la colaboración y la voluntad de poner a las personas por delante de las siglas.
Valencia necesita representación fuerte y cohesionada en el Congreso. ¿Conseguirá Sumar recomponer los puentes con Compromís? ¿O asistiremos a una nueva etapa de fragmentación que debilite el peso valenciano en Madrid?