El PP Europeo exige que Ribera explique su actuación durante las lluvias torrenciales en España antes de confirmarla en un cargo clave de la Comisión Europea
La nominación de Teresa Ribera como vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea y responsable de Transición Limpia, Justa y Competitiva ha sido pospuesta a instancias del Partido Popular Europeo (PPE), que insiste en que la actual vicepresidenta del gobierno español aclare su gestión durante la reciente DANA en el Congreso de los Diputados. El PPE, en línea con el Partido Popular de España, ha bloqueado temporalmente la votación de su nombramiento hasta que Ribera responda ante el Parlamento español el próximo 21 de noviembre.
El trasfondo de la maniobra del PPE: una decisión que va más allá de Teresa Ribera
La estrategia del Partido Popular de España, respaldada por sus aliados en el PPE, pone en duda la idoneidad de Ribera para asumir un papel tan decisivo en la Comisión Europea. En un momento en que Europa necesita líderes capaces de gestionar transiciones ecológicas en medio de crisis climáticas, el Partido Popular Europeo se muestra crítico con la actuación de Ribera durante las intensas lluvias y desbordamientos que afectaron a España a finales de octubre.
Para el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, la designación de Ribera plantea «un problema» más que una solución para Europa. Desde su perspectiva, es necesario que el gobierno español proporcione claridad y explique por qué Ribera no actuó de inmediato ni coordinó de forma más efectiva la respuesta al desastre climático en su país. Estas preguntas, según Feijóo, deben ser respondidas antes de que Ribera pueda ser confirmada en Bruselas.
Gestión de la DANA: el detonante de la controversia en torno a Ribera
El punto crítico de la disputa se centra en cómo Ribera manejó la crisis generada por la DANA. Las intensas lluvias provocaron daños millonarios y alteraron la vida de miles de personas, especialmente en la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia. Según el PP, la respuesta de Ribera fue insuficiente, marcada por la falta de acción temprana y una limitada comunicación con las autoridades regionales. Feijóo criticó duramente la llamada de Ribera al presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, que, según afirmó, se produjo a las 8 de la tarde, cuando el impacto de la DANA ya era grave y las decisiones urgentes habían sido tomadas en el ámbito regional.
Esta aparente falta de coordinación es el centro de la crítica del PP y el motivo por el que el PPE exige que Ribera aclare los detalles de su actuación en el Congreso. Las dudas sobre su competencia para gestionar crisis climáticas –una habilidad esencial para el puesto que ocuparía en Europa– han suscitado cuestionamientos que no pueden quedar sin respuesta, según el Partido Popular Europeo.
Un cambio de postura nuclear: otro punto de fricción
Además de su gestión de la DANA, los populares europeos han señalado que Ribera ha adoptado recientemente una postura más flexible en cuanto a la energía nuclear, lo cual levanta sospechas entre sus detractores. En España, Ribera ha sido una firme defensora del cierre progresivo de las centrales nucleares, argumentando que el país debía encaminarse hacia energías renovables. Sin embargo, en su camino hacia la Comisión Europea, ha mostrado una disposición a no interferir en el desarrollo de la energía nuclear a nivel europeo, un cambio de postura que el PP interpreta como un acto de conveniencia política.
Este giro repentino ha dejado perplejos a algunos en el Parlamento Europeo, donde se considera que la coherencia en política energética es vital para el futuro de la Unión. Si bien Ribera ha argumentado que su cambio de postura se debe a la necesidad de adaptarse a las políticas comunes europeas, la desconfianza entre los populares se mantiene.
La intervención de Feijóo: poner el foco en el “conflicto de intereses”
Otra de las razones que el Partido Popular ha expuesto es la posible presencia de conflictos de interés debido a los vínculos personales de Ribera. Su marido, Mariano Bacigalupo, ocupa un alto cargo en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en España, lo cual, según el PP, podría afectar la imparcialidad de Ribera en temas regulatorios dentro de la Comisión Europea. Aunque no existe ninguna acusación formal, la relación familiar ha generado cierto ruido en Bruselas, especialmente en un entorno donde la independencia y transparencia son esenciales para quienes lideran las áreas de transición energética y competitividad industrial.
Para el PP, esta relación levanta una bandera roja que debería ser evaluada con cautela antes de otorgar un puesto tan significativo a Ribera en el organismo europeo. Con este argumento, el bloque popular ha sumado un punto más a su estrategia de frenar el nombramiento hasta que se analicen todos los aspectos pertinentes de su perfil.
La audiencia en Bruselas: un pulso político en el que España es protagonista
A pesar de las maniobras del PP, la audiencia de Ribera en Bruselas sigue en pie para hoy, aunque la votación ha sido postergada. Lo que debería haber sido un proceso ordenado se ha convertido en un juego de ajedrez entre distintos grupos políticos en el Parlamento Europeo. No solo está en juego la designación de Ribera, sino también la de otros seis candidatos que esperan ocupar diferentes carteras en la Comisión. Este aplazamiento, que afecta tanto a Ribera como al candidato italiano Raffaele Fitto y a figuras como Kaja Kallas y Henna Virkkunen, ha desatado un clima de incertidumbre.
Esta situación refleja un pulso político que cada vez cobra más fuerza en el seno de la UE, donde los intereses nacionales y partidistas parecen mezclarse con los procesos de selección de candidatos. El caso de Ribera se ha convertido en un claro ejemplo de cómo las divisiones ideológicas en los Estados miembros pueden complicar decisiones aparentemente técnicas, influyendo en el rumbo de la política europea.
La visión de los socialistas: una apuesta estratégica por la transición ecológica
Desde el ala socialista, se sostiene que la candidatura de Ribera responde a la necesidad de reforzar la agenda verde europea con figuras de experiencia contrastada. A juicio de sus defensores, Ribera posee el conocimiento y la visión necesarios para impulsar la transición hacia energías limpias en un momento decisivo para Europa. El bloque socialista lamenta lo que consideran una instrumentalización política de su nombramiento por parte del PP, afirmando que esta polémica podría debilitar el papel de España en la política europea si no se encuentra una solución pronta.
El gobierno español, que ha defendido en todo momento la nominación de Ribera, considera que su papel en Bruselas puede fortalecer la voz de España en la lucha contra el cambio climático y el impulso de políticas de sostenibilidad. En este sentido, el presidente Sánchez se enfrenta a un reto de diplomacia y negociación para asegurar que Ribera llegue a la Comisión.
Reflexión: ¿Se sacrifica el bien común en la arena política europea?
La postergación del nombramiento de Ribera y el freno a su carrera hacia la Comisión Europea exponen la fragilidad de las decisiones comunitarias ante los intereses políticos y partidistas. En un contexto en que la Unión Europea busca reforzar su independencia energética y su respuesta al cambio climático, el nombramiento de una figura en esta cartera debería basarse en competencias, no en conflictos partidarios. Sin embargo, los hechos nos recuerdan que, incluso en los más altos niveles de la política europea, las maniobras y los bloqueos pueden prevalecer.
¿Está la política europea perdiendo su foco en la agenda común en favor de las rivalidades internas?