Una operadora del 112 declara ante la jueza por la gestión del temporal y revela la falta de refuerzos y protocolos claros durante las horas críticas de la DANA
La voz que atendía las llamadas desesperadas
Era 29 de octubre. Una mañana gris en la Comunitat Valenciana, aunque nadie imaginaba aún la magnitud del temporal que se cernía sobre decenas de municipios. A mediodía, la lluvia ya había convertido calles en ríos y arrasado casas, carreteras y vidas. En plena emergencia, una operadora del servicio 112 ha descrito ante la jueza que investiga los hechos lo que vivió al llegar a su puesto: “Me sentí completamente sola”.
Este testimonio, más allá de su carga emocional, pone en evidencia fallos graves en la coordinación y respuesta institucional ante un episodio meteorológico extremo. “Había muchísimas llamadas acumuladas. No sabíamos por dónde empezar”, declaró.
Caos y saturación: un escenario desbordado
Según la operadora, al incorporarse al servicio al mediodía, la central ya estaba desbordada. No se había reforzado el turno pese a las previsiones meteorológicas, y el personal de emergencias no disponía de indicaciones claras sobre a quién priorizar o cómo organizar las respuestas.
“Solo podías atender llamada tras llamada, mientras veías en la pantalla que seguían entrando sin parar. Personas atrapadas en coches, casas inundadas, pueblos incomunicados… Era una situación límite y no estábamos preparados”, relató con voz entrecortada ante la magistrada.
Estas palabras suponen un duro golpe para la versión oficial de que se activaron todos los protocolos previstos. El relato de esta trabajadora apunta a una grave descoordinación y a la ausencia de refuerzos humanos y técnicos en uno de los días más críticos que ha vivido el sistema de emergencias valenciano.
¿Faltó previsión pese a las alertas?
Una de las principales líneas de investigación se centra en determinar si se hizo caso a las alertas emitidas por la AEMET y si se tomaron medidas preventivas con la antelación suficiente. En teoría, el sistema de emergencias debía haber estado reforzado desde primera hora de la mañana.
Sin embargo, el testimonio de la operadora contradice esa hipótesis. Al parecer, no se activó ningún refuerzo extraordinario antes del colapso. La profesional también aseguró que hubo fallos de comunicación interna: “No sabíamos si algunas zonas estaban evacuadas o no, nos llegaba información contradictoria”.
Impacto emocional en el personal
Más allá del plano operativo, esta declaración ha servido también para mostrar el impacto humano que vivieron los trabajadores de emergencias aquel día. “Sabías que del otro lado había personas gritando que el agua les llegaba al pecho, que no podían salir… Y tú no podías hacer más que pedirles que esperaran. Sentías impotencia, rabia, miedo”.
El relato conmovió a parte de los presentes en la sala, y ha sido valorado como una pieza fundamental en la reconstrucción de las primeras horas del desastre. La jueza encargada del caso ha solicitado nuevas declaraciones del personal del 112 que trabajó ese día, así como los registros de llamadas y los protocolos de actuación activados.
La Generalitat, en el foco judicial y social
Este nuevo giro judicial vuelve a poner en el centro de la polémica al Consell y, en particular, a la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias. Desde distintos colectivos ciudadanos y partidos políticos se exige una auditoría completa del sistema de alertas y gestión de emergencias.
El president Mazón, que ya enfrenta la presión de la Associació Víctimes Dana 29-O para permitir su participación en la comisión de Les Corts, deberá ahora dar explicaciones también sobre la falta de refuerzos y de planificación ese fatídico día.
¿Una crisis evitable?
El testimonio de esta operadora pone en evidencia algo que muchas familias afectadas ya sospechaban: que el desastre no solo fue natural, sino también institucional. La falta de medios, de planificación y de decisiones a tiempo multiplicó las consecuencias del temporal.
“No me olvido de ninguna de las voces que atendí ese día. Algunas no sé si sobrevivieron. Y eso me duele cada día”, dijo antes de concluir su intervención.
Conclusión: más allá del relato, urge la acción
La investigación judicial avanza, pero las heridas del 29-O siguen abiertas. El testimonio de esta operadora es solo uno entre muchos, pero resume el sentimiento general de quienes estuvieron en primera línea: abandono, soledad y falta de apoyo.
Valencia no puede permitirse otro 29-O. ¿Será este el punto de inflexión que obligue a reformar el sistema de emergencias? ¿Escucharán por fin las instituciones a quienes estuvieron al otro lado del teléfono?