“Erectomanía en Valencia: El hombre que desafió la gravedad (y la paciencia médica)”
Un valenciano cobra casi 55.000 euros por un maratón eréctil de 30 horas causado por un diagnóstico poco… acertado. Spoiler: Ni él ni su mujer lo disfrutaron.
Cuando el amor duele… y también la medicina
La historia comienza como cualquier relato de terror moderno: un hombre de 36 años, una erección inusualmente larga y un diagnóstico que terminó siendo más erecto que correcto. En 2020, este valiente (aunque incómodo) vecino de Albaida buscó ayuda médica tras cuatro horas con una erección que no parecía dispuesta a irse. Spoiler: lo que empezó como un episodio desafortunado terminó en una saga que haría palidecer a cualquier telenovela.
El pobre hombre pasó por varios centros médicos de la Comunidad Valenciana, donde los doctores, al parecer, aplicaron el lema de “esperar y ver”. Después de 20 horas de espera y cero avances (excepto en su sufrimiento), le dieron el alta y una cita “preferente” en urología. Pero, para entonces, el priapismo ya estaba jugando en tiempo de descuento.
Un recorrido médico digno de un mapa turístico
Como si fuera un tour involuntario, nuestro protagonista terminó en Ontiyent, luego en Xátiva, y finalmente ingresado tras un día entero en un estado que ni los mejores románticos querrían. Durante este tiempo, su cuerpo no solo luchaba con una erección interminable, sino también con fiebre y un posible daño en los tejidos cavernosos.
A estas alturas, su caso ya merecía un hashtag: #ErectoGate.
De la cama al quirófano (y vuelta a empezar)
Después de estabilizar la fiebre, le dieron el alta con la esperanza de que todo quedara en un susto. Pero no. Días después, tuvo que someterse a una intervención quirúrgica para colocarle una prótesis maleable de pene, diseñada para evitar futuros problemas. Aunque, irónicamente, la prótesis salió disparada como si tuviera prisa por escapar de esta historia.
Lo que siguió fue una sucesión de visitas hospitalarias, operaciones fallidas y una lista de secuelas físicas dignas de un drama médico de prime time: disfunción eréctil permanente, pérdida de sensibilidad, dolor neuropático y, para rematar, una incapacidad en el brazo derecho. Porque si vas a sufrir, mejor hacerlo a lo grande.
Una indemnización que no levanta la moral
Tras años de litigios y trámites, la Generalitat Valenciana ha sido condenada a pagar 49.104,44 euros al afectado, mientras que su mujer recibirá 5.000 euros por daños morales. Una cantidad que, sinceramente, parece insuficiente para compensar tanto dolor (y tanta vergüenza). Porque, aunque el dinero ayuda, no hay precio que arregle una prótesis que decidió salir por su cuenta.
Reflexión final: Cuando la medicina no está a la altura
Aunque el caso tiene tintes tragicómicos, también deja una lección importante: la importancia de actuar rápido ante emergencias médicas, incluso si el problema parece sacado de una película de humor negro.
¿Crees que la indemnización es suficiente o deberían añadir un bono extra por los paseos entre hospitales?