Una medida pionera en España
La Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Valencia ha dado un paso firme hacia la modernización y la seguridad vial con la incorporación de alcoholímetros integrados en sus autobuses. Desde julio de 2024, ya circulan por la ciudad 31 vehículos equipados con este sistema, que impide arrancar el motor si el conductor no supera previamente un test de alcoholemia con resultado negativo. Es decir, el autobús no se pone en marcha si el conductor no da 0,0 en el dispositivo.
Esta medida, que hasta hace poco parecía una propuesta lejana, ya es una realidad visible para los usuarios, especialmente en los relevos de turno, cuando los conductores deben soplar en el alcoholímetro ante la mirada de los pasajeros que esperan iniciar su trayecto.
¿Cómo funciona el nuevo sistema?
El procedimiento es simple y directo: el conductor accede al autobús y, antes de arrancar, debe realizar un test soplando en un dispositivo situado junto al volante. Si el resultado es positivo (cualquier indicio de alcohol), el sistema bloquea el arranque. Solo cuando se obtiene un 0,0, el motor queda habilitado y se puede iniciar la ruta con normalidad.
Este tipo de sistemas, conocidos como “alcolocks”, ya se utilizan en países del norte de Europa, y ahora comienzan a implantarse en España gracias a las nuevas normativas europeas que obligan a su instalación en todos los vehículos de transporte de viajeros de nueva matriculación.
Compromiso con la seguridad y el futuro
La EMT ha enmarcado esta medida dentro de su ambicioso Plan de Inversiones, que contempla la adquisición de más de 200 autobuses nuevos, la modernización de infraestructuras y la construcción de una nueva cochera en Safranar. El objetivo es claro: convertir Valencia en una ciudad pionera en transporte público seguro, eficiente y sostenible.
Con la instalación progresiva de estos dispositivos, Valencia se sitúa a la vanguardia en la lucha contra el consumo de alcohol al volante, protegiendo tanto a los pasajeros como a los peatones y otros conductores.
Consecuencias para los infractores
La normativa no deja lugar a dudas. Cualquier conductor que intente saltarse el uso del alcoholímetro o que no lo utilice correctamente se enfrenta a sanciones administrativas y disciplinarias. El sistema no es opcional: forma parte del equipamiento obligatorio y su manipulación está completamente controlada.
Además, se han llevado a cabo sesiones informativas dentro de la empresa para garantizar que todos los conductores entiendan el uso y la finalidad del dispositivo, destacando que no se trata de una medida punitiva, sino de prevención.
Valencia como referente europeo
La incorporación de alcoholímetros en los autobuses de Valencia ha generado interés en otras ciudades españolas. Lo que comenzó como una exigencia europea, aquí se ha convertido en una oportunidad para liderar la transformación del transporte público. La EMT, consciente del impacto de esta innovación, refuerza así su compromiso con una movilidad más segura y moderna.
En un momento en que la seguridad vial y la confianza en el transporte público son más importantes que nunca, este tipo de medidas marcan la diferencia. Valencia se posiciona como ejemplo de cómo una ciudad puede conjugar tecnología, normativa y voluntad institucional para proteger a sus ciudadanos.