Una infraestructura largamente esperada que busca conciliar ocio, sostenibilidad y convivencia vecinal
Después de años de debates, quejas vecinales y reivindicaciones del sector del ocio, Valencia se prepara para contar con su primer recinto estable para macroconciertos y festivales al aire libre. El anuncio lo ha hecho el secretario autonómico de Medio Ambiente, Raúl Mérida, quien adelantó que el proyecto se integrará dentro del futuro parque metropolitano antirriadas y tendrá una capacidad para 40.000 personas.
Una respuesta a un problema histórico
Hasta ahora, los grandes festivales en Valencia se han celebrado en recintos improvisados como la Ciudad de las Artes y las Ciencias o la Marina Sur, espacios emblemáticos pero con múltiples limitaciones: quejas de los vecinos por el ruido, falta de accesos adecuados y una capacidad que en ningún caso superaba los 15.000 asistentes.
El propio concejal de Cultura, José Luis Moreno, reconoció recientemente que la ciudad “carece de un recinto adecuado para eventos de gran formato”. La presión de FOTUR, la Federación de Ocio y Turismo, ha sido constante en los últimos años. Su presidente, Víctor Pérez, ha insistido en la necesidad de un recinto con buena accesibilidad, amplio aparcamiento y suficiente distancia de los núcleos residenciales: “El Roig Arena va a tener su papel, pero los mediterráneos necesitamos espacios abiertos. Hay eventos que solo tienen sentido al aire libre”.
La comparación con localidades cercanas como Benicàssim o Burriana, capaces de albergar festivales de más de 50.000 personas, ha dejado en evidencia la carencia de Valencia en este terreno.
Un proyecto con visión metropolitana
El festivalódromo no será un recinto aislado. Formará parte de un ambicioso plan de regeneración territorial ligado al proyecto antirriadas, que recuperará 1.500 hectáreas de terreno afectado por la devastadora DANA de octubre de 2024.
El diseño del auditorio deberá adaptarse a un entorno inundable, lo que obliga a criterios de resiliencia hídrica y sostenibilidad. Según Mérida, se trata de una infraestructura pensada para toda el área metropolitana, no solo para la capital, y su ejecución se hará en varias fases a lo largo de cinco años.
Aunque todavía no se ha concretado la ubicación exacta, el 1 de septiembre está previsto presentar el proyecto a los municipios implicados.
Un recinto conectado y sostenible
Uno de los aspectos más innovadores del futuro auditorio será su integración con la red de transporte público y la infraestructura verde metropolitana. El recinto estará conectado a una Ciclovía Anular de 35 kilómetros, que unirá el centro de Valencia con el litoral, l’Horta Sud y municipios como Torrent, Paiporta o Manises, enlazando con Metrovalencia, Cercanías, EMT y Metrobús.
Además, se plantea la continuidad paisajística del parque para que grandes infraestructuras viarias como la CV-30, V-30 y A-7 no supongan una barrera, sino que se integren con el entorno natural. La idea es garantizar el acceso sostenible en bicicleta o a pie y reducir al máximo la dependencia del transporte privado.
Impacto cultural y social
La construcción del festivalódromo responde a una demanda que va más allá del ocio. Significa, en palabras de sus promotores, un salto de calidad cultural y turístico para Valencia, capaz de atraer grandes giras internacionales que hasta ahora pasaban de largo por falta de espacio.
El sector del ocio celebra el anuncio como una victoria colectiva: “Este proyecto no solo traerá festivales, traerá empleo, turismo y proyección internacional”, señalan desde FOTUR.
Al mismo tiempo, las asociaciones vecinales que durante años denunciaron los perjuicios de los macroconciertos en zonas residenciales ven en el nuevo recinto una solución conciliadora: disfrutar de la música sin sacrificar el descanso ciudadano.