BALTASAR BUENO
En 1624, el Consell de la Ciutat de Valencia acordó defender la Inmaculada Concepción de María, realizando los Jurats el juramento de que la Virgen fue “concebuda sens pecat original, sens macula ni nota alguna de pecat original y com es rahó que tingam i profesem, deffensem i abrassem com la indubitada verdadera e assentada esta santa opinió.”
El juramento lo hicieron sobre “los sancts quatre euangelis comprometiéndose a ampararn, deffendran y conffesaran secreta publica y palessament que la benauenturada verge Maria mare de nostre señor preuenint la gracia del sperit sanct fonch conçebuda sens macula ni vestigi de pecat original.”
Este acontecimiento es recordado en un óleo de Jerónimo Jacinto de Espinosa, natural de Consentayna, en 1600, titulado «Los jurados de Valencia arrodillados ante la Purísima», obra datada en 662, quien cobró por la realización de la misma 140 libras, según consta en la Deliveració del Consell de la Ciutat de 22 de mayo de 1662.
Expertos en arte de su época describieron de Espinosa como singularísimo «el dibujo, fuerza y grandioso carácter, y así puede colocarse en el grado de los mejores naturalistas». Pintó muchas Inmaculadas para numerosos conventos e iglesias de Valencia y los pueblos de su viejo Reyno.
La obra ha estado colgada en la Sala de Juntas Secretas de la antigua Casa Consistorial, en la antesala de la Alcaldía de Valencia del Consulado de la Lonja, en el Museo Histórico Municipal y en el Salón Pompeyano de Alcaldía del Ayuntamiento de Valencia.
La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia especial de Dios, ella fue preservada de todo pecado desde su concepción. El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus, en estos términos: «…declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles…»
















