La histórica guitarra de Santos Hernández, concebida para Andrés Segovia, se subasta en París a beneficio de la Fundación Aladina y su proyecto para niños con cáncer.
Una joya musical con una historia apasionante
“La Inédita” no es solo una guitarra: es el testimonio de una época, de una amistad artística que marcó la historia de la música española, y de un conflicto silencioso que la mantuvo en la sombra durante décadas.
Construida en 1912 por el legendario lutier Santos Hernández para un joven Andrés Segovia, el instrumento nació en el taller de Manuel Ramírez, quien al ver el talento del guitarrista, decidió entregársela sin coste.
Aunque fue construida por Hernández, la guitarra se entregó con etiqueta de Ramírez, lo que años más tarde desencadenó tensiones entre lutier y músico.
La relación se rompió definitivamente en 1935, cuando Segovia elogió públicamente el trabajo de Hermann Hauser, un lutier alemán que había replicado los modelos de Hernández.
Dolido, el artesano se negó a entregarle una nueva guitarra especialmente fabricada para él.
Esa guitarra, nunca estrenada y cuidadosamente conservada, fue bautizada como La Inédita.
Construida con palisandro de Brasil y una sofisticada maquinaria de afinación artesanal, “La Inédita” representa la cima del arte guitarrero español de principios del siglo XX.
Su leyenda ha crecido con los años, y ahora, casi un siglo después, sale a la luz con un propósito tan noble como su historia.
Una subasta para cambiar vidas: a favor de la Fundación Aladina
La prestigiosa casa de subastas Bonhams (París) ha abierto hasta el 28 de mayo la puja por esta guitarra única.
El propietario actual, Paco Arango —hijo del empresario Plácido Arango, quien la adquirió en los años 70— ha donado La Inédita a la Fundación Aladina, organización que preside y que lleva 20 años brindando apoyo integral a niños con cáncer y sus familias.
“La Inédita no solo es una obra maestra del arte guitarrero; es ahora símbolo de esperanza y solidaridad”, afirma Arango.
Su legado se transforma así en música para el alma, en apoyo concreto para miles de familias que luchan cada día contra la enfermedad.
La recaudación se destinará íntegramente a este fin, y en especial al ambicioso proyecto de Casa Aladina, el primer centro de día en Europa dedicado a la atención emocional, social y psicológica de menores con cáncer.
Con un coste estimado de 15 millones de euros, será un espacio pionero en Madrid, donde el tratamiento médico convivirá con el juego, la risa y el amor.
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