La Conselleria de Educación permitirá a jóvenes con título de ESO, pero con dificultades específicas, acceder a los Programas de Cualificación Básica. Una medida que apuesta por la inclusión y la empleabilidad.
Un paso adelante hacia la inclusión educativa
La Conselleria de Educación ha anunciado una medida innovadora que abre nuevas puertas a la formación y a la integración social y laboral de los jóvenes con necesidades educativas especiales. A partir del curso 2025-2026, aquellos estudiantes que, habiendo obtenido el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), presenten dificultades que les impidan progresar adecuadamente en los ciclos formativos de grado medio, podrán acceder a los Programas Formativos de Cualificación Básica (PFCB).
Hasta ahora, estos programas estaban reservados para jóvenes que no habían superado la ESO. Sin embargo, el nuevo enfoque permite que también puedan beneficiarse de ellos alumnos titulados que, por razones personales, sociales o de salud, encuentren barreras para continuar su trayectoria académica tradicional.
La decisión responde a una demanda de largo recorrido por parte de asociaciones de familias, equipos educativos y orientadores que, desde hace años, reclamaban soluciones más flexibles para un perfil de alumnado cada vez más presente en las aulas.
Evaluación personalizada y seguimiento individual
El acceso a estos programas no será automático. Cada caso será evaluado por los equipos de orientación educativa de los centros escolares, que elaborarán un informe detallado sobre las necesidades del estudiante y su idoneidad para integrarse en un PFCB.
Además, se contempla la posibilidad de que este alumnado permanezca un año más en el programa, cuando así lo aconseje su evolución y siempre que se justifique adecuadamente. Esta ampliación temporal busca garantizar que cada joven complete su proceso de formación de manera sólida, sin presiones innecesarias.
Formación adaptada y más oportunidades
Los PFCB ofrecen una formación eminentemente práctica, con especial atención a la inserción laboral. Para estos nuevos perfiles de alumnado, se diseñará una oferta específica que combine competencias profesionales con formación en habilidades sociales, autonomía personal y refuerzo educativo. Se adaptarán también los contenidos y metodologías para garantizar una experiencia formativa accesible, motivadora y eficaz.
El objetivo es doble: por un lado, evitar el abandono escolar temprano; por otro, mejorar las perspectivas de empleabilidad de jóvenes que, de otro modo, quedarían al margen del sistema formativo convencional.
Admisión telemática y orientación garantizada
Todo el proceso de admisión y matrícula se realizará por vía telemática, a través de una plataforma digital que estará operativa desde junio. Para las familias o estudiantes que no dispongan de los medios técnicos o conocimientos necesarios, los centros educativos ofrecerán asistencia personalizada.
Además, se establecerán procedimientos específicos de orientación para los casos más complejos, de manera que se garantice la igualdad de oportunidades desde el inicio.
Una oportunidad para transformar vidas
Este cambio normativo no solo tiene implicaciones educativas, sino también sociales y económicas. Permitir que jóvenes con necesidades especiales accedan a programas más adaptados a su situación no es un gesto puntual, sino una apuesta firme por una educación inclusiva, integradora y realista.
Desde los centros educativos se recibe con optimismo la medida, aunque también se advierte que deberá ir acompañada de recursos humanos y materiales suficientes. “Necesitamos más orientadores, más personal especializado y materiales adaptados”, comenta una directora de centro de educación secundaria en L’Horta.
Por su parte, algunas familias ya han expresado su alivio y esperanza ante esta nueva vía. “Mi hija tiene el título de la ESO, pero sus problemas de ansiedad le impiden seguir un ciclo medio. Esto le dará una segunda oportunidad”, comenta Pilar, madre de una joven de 17 años.
Una educación más humana y personalizada
Este tipo de iniciativas ponen el foco en lo que verdaderamente importa: que ningún joven se quede atrás. La formación debe adaptarse a las personas, y no al revés. Y eso es precisamente lo que representa esta nueva opción formativa: una apuesta por la personalización, por la escucha activa y por la dignidad de cada estudiante.
Sin duda, un paso más en el camino hacia una educación más justa, accesible y centrada en las personas.