Un Orgullo dividido
La organización Lambda, uno de los colectivos LGTBI+ más históricos y representativos de Valencia, ha anunciado que no participará en los actos oficiales del mes del Orgullo organizados por el Ayuntamiento. El motivo de su ausencia es la actitud que consideran “pasiva” por parte del consistorio, al que acusan de no respaldar de manera efectiva las reivindicaciones del colectivo.
Según ha expresado públicamente la entidad, este año el Ayuntamiento ha optado por no financiar la Fiesta del Orgullo que tradicionalmente ha gestionado Lambda, lo que consideran una clara muestra de desinterés institucional. En cambio, el gobierno municipal ha derivado los recursos económicos hacia Avegal (Asociación Valenciana de Empresas y Comercios LGTBI), lo que ha generado una fractura entre el activismo reivindicativo y el enfoque más comercial del evento.
Una cuestión de fondo: ¿reivindicación o escaparate?
Lambda subraya que la fiesta que organizaban no era solo un evento lúdico, sino un espacio de visibilización política, memoria y lucha por los derechos del colectivo LGTBI+. Desde su perspectiva, la financiación otorgada a Avegal responde a un modelo más enfocado al consumo y la imagen corporativa, dejando de lado el carácter crítico y transformador que siempre ha caracterizado al Orgullo.
La entidad considera que esta decisión del consistorio refleja una falta de compromiso real con los derechos LGTBI+, y lamenta que el Ayuntamiento haya optado por lo que denominan un “lavado de cara” en lugar de promover una celebración que ponga en el centro la dignidad, la memoria histórica y la reivindicación.
Tensión entre colectivos y administración
La ruptura entre Lambda y el Ayuntamiento en la organización del Orgullo pone de manifiesto una creciente tensión entre distintas formas de entender la celebración: por un lado, el Orgullo como protesta y visibilización política; por otro, como evento institucionalizado y festivo.
Este desacuerdo no es nuevo, pero este año ha alcanzado un punto de no retorno, al quedar fuera Lambda de la programación oficial por primera vez en décadas. Desde la organización denuncian también una “falta de diálogo” con los responsables municipales y alertan de un retroceso en las políticas de igualdad y diversidad en la ciudad.
Un debate que va más allá de Valencia
La situación vivida en Valencia refleja un debate que se repite en muchas ciudades: ¿quién debe liderar el Orgullo? ¿Las entidades históricas que han luchado por los derechos LGTBI+ o los nuevos actores institucionales y empresariales? ¿Debe primar la visibilidad mediática o el contenido político?
Para Lambda, la respuesta es clara: sin memoria, sin denuncia y sin compromiso real con los derechos humanos, no puede haber Orgullo. Y, por eso, este año su bandera ondeará fuera de los actos municipales, pero con la misma fuerza que siempre.