El presidente planea descansar en su paraíso habitual, La Mareta, pero desde el PP de Canarias le mandan un mensaje claro: «Vete a otro chiringuito, aquí ya no se te quiere».
Vacaciones, corrupción y arena política
Pedro Sánchez está cansado. No lo dice él, lo dice su agenda: mociones, escándalos, cumbres OTAN, fans espontáneas y Trump amenazando con convertirnos en Taiwán con paella. Y claro, llega el verano y como cada año desde 2018, el presidente quiere soltar el moño en Lanzarote, en esa maravilla arquitectónica llamada La Mareta, donde el Atlántico sopla fuerte pero la política se escucha poco.
Sin embargo, este año el mar no está para chapuzones políticos. Porque Lanzarote, en boca del PP local, ya no lo quiere ni de visita, ni con protección solar, ni con chancletas de esparto.
Astrid Pérez, la presidenta del PP en la isla y del Parlamento de Canarias, ha dicho lo que muchos políticos piensan pero no dicen:
“Pedro Sánchez no es digno de esta tierra. Que cancele sus vacaciones y convoque elecciones. Y que se lleve las toallas.”
La Mareta: de retiro presidencial a cabaña maldita
La Mareta no es cualquier sitio. Construida por orden del rey Hussein de Jordania y regalada a Juan Carlos I, este palacete junto al mar ha sido el refugio dorado de presidentes quemados por la actualidad, como si el sonido de las olas pudiera borrar titulares judiciales.
Desde 2018, Pedro Sánchez ha convertido La Mareta en su particular Airbnb monárquico, al que vuelve cada verano como quien se repite una serie de Netflix que ya se sabe de memoria:
- Llegar
- Pasear con gafas de sol
- Subir una foto de amanecer con hashtag zen
- Y desconectar mientras el país hace scroll infinito de escándalos
Pero este año, la cosa ha cambiado. Porque mientras Sánchez hace la maleta, en Lanzarote ya hay pancartas (metafóricas) que dicen:
“Completo para usted, señor presidente. Pruebe en Fuerteventura.”
Astrid Pérez, la vigilanta de la playa política
Astrid Pérez ha hecho su agosto en junio. Desde su trono doble en el Parlamento canario y el PP insular, ha soltado una declaración más dura que el cemento de los hoteles de los 80:
“Sánchez no es digno de esta isla”.
Y no se ha quedado ahí. Le acusa de:
- Contaminar las instituciones (pero no las playas, que esas las tenemos limpias)
- Huir de la realidad como quien huye del WiFi lento
- Convertir Lanzarote en su escondite de verano, como si esto fuera el chalet de Puigdemont versión costera
Vamos, que entre líneas se lee claro: aquí no se viene a esconder el desastre, se viene a ver volcanes y a comer papas arrugadas con mojo. Punto.
El PP y su nueva estrategia: «turismo presidencial no, gracias»
Esta movida no es solo una rabieta local. Es un síntoma de algo más grande. El PP sabe que Sánchez, quemado por los escándalos del caso Koldo, los contratos de su entorno y los últimos rifirrafes internacionales, va a llegar al verano con ganas de siesta larga.
Y ellos, en lugar de esperar a septiembre, han decidido lanzar el ataque preventivo en chanclas. Porque sí, ahora se hace oposición hasta en las tumbonas.
La narrativa está clara:
“Si tú te vas a una villa de Patrimonio Nacional pagada con dinero público, mientras el país arde (metafóricamente, de momento), nosotros te vamos a echar con agua salada”.
Sánchez, vacaciones entre cactus y cuchillos
El calendario no engaña: Sánchez piensa terminar el curso político el 31 de julio, dar su rueda de prensa con cara de “yo no fui”, y acto seguido poner rumbo a Lanzarote, como quien pone el modo avión en el móvil y en la conciencia.
Pero este verano, hasta la arena le va a raspar.
Porque si algo sabe hacer el PP (y lo sabe muy bien), es montar una bronca nacional con sabor a escándalo estival. A falta de sobresaltos judiciales nuevos, nada mejor que denunciar la “huida” presidencial a una residencia oficial frente al mar. Es decir:
“Sánchez se va de vacaciones mientras tú no puedes pagar ni el aire acondicionado”.
Y claro, eso suena bien en la radio del coche a 43 grados en Córdoba.
¿Puede Sánchez cambiar de destino?
A ver, legalmente puede ir donde le dé la gana. La Mareta es Patrimonio Nacional, como lo era Doñana para Aznar o el Palacio de Marivent para otros. Pero el desgaste político no se mide con leyes, sino con titulares.
La pregunta es:
¿Sánchez se atreverá a repetir veraneo mientras lo acusan de convertir la democracia en una tumbona?
¿O hará como los famosos cuando les pillan en un escándalo y se van a Suiza, a hacer tiempo?
Lo que está claro es que, este año, las vacaciones van a salir en el parte político tanto como en el parte meteorológico.
Conclusión: Vacaciones de alto voltaje
Lo que iba a ser otro agosto de descanso, rutas de senderismo por Timanfaya y selfies con puesta de sol, se ha convertido en una batalla más dentro del campo de minas que es ahora mismo la política española.
Pedro Sánchez sigue siendo presidente, pero ya no puede ni ponerse el bañador sin que alguien le grite “¡Dimite!”. Y Astrid Pérez ha ganado más protagonismo que los folletos de turismo de Lanzarote.
Así que vayan preparándose, porque si Pedro pisa la isla este año, puede que el único chapuzón que se dé sea en aguas políticamente turbulentas.
¿Y tú qué piensas? ¿Debe Pedro Sánchez irse de vacaciones como cualquier españolito o debería pasar el verano en el Congreso, con ventilador y cara de «yo aguanto hasta septiembre»?