Todas las personas nos podemos convertir en héroes en los momentos menos pensados. Julián, el conserje del edificio de Campanar de Valencia, donde han fallecido 10 personas y han resultado afectadas más de 130 familias, forma parte de esas personas anónimas que desarrollan su trabajo diariamente y más cuando su profesión, la de conserje o porteros o como se les llama ahora Empleados de Fincas Urbanas, sigue clamando respecto.
Y Julián, cuyo apellido desconozco, ha pasado a ser una de esas personas que sin quererlo ha cumplido con su trabajo en una difícil situación cuando el edificio, su edificio, empezaba a ser pasto de las llamas. Fue avisando uno a uno a todos los vecinos hasta el momento que los bomberos le dijeron que se marchara también.
Él, un empleado de fincas urbanas, podría haberse marchado de su puesto de trabajo. No lo hizo. Demostró una gran responsabilidad para con sus vecinos. Esos que día a día pasan por delante de él saludándole y diciéndole “Julián que tal”……y siguen unos para arriba y otros para la calle.
Julián se merece el reconocimiento de su ciudad, de Valencia. Se merece con su acción la concesión de la Medalla de Gratitud del Ayuntamiento de Valencia, una distinción recogida en el Reglamento de Honores y Distinciones aprobado por el consistorio valenciano en el pleno de junio de 2022 y en vigor desde el mes de noviembre de ese año.
Alcaldesa María José Catalá son momentos de duelo, de consternación, de dolor, de solidaridad y de luto, pero también de tomar nota para reconocer el esfuerzo y trabajo de quienes sin ser conscientes del peligro ayudaron a salvar de una muerte. Y en esa situación se encuentra Julián.
Un sindicato del consistorio de Valencia ha salido al paso solicitando la medalla de oro de la ciudad para el Cuerpo de Bomberos, no me negaré ni me opondré, pero sí le digo alcaldesa que se la puede conceder tanto ahora como en cualquier momento. Son unos grandes profesionales.
Pero los arrestos de Julián son para reconocerle su valía y esfuerzo para ayudar a sus vecinos. El ha afirmado en entrevistas a distintos medios de comunicación, como la COPE, que actuó «de corazón». Él ha dicho que conocía a los vecinos de toda la vida, y que muchos de ellos ni se habían percatado cuando comenzaron a propagarse el humo y las llamas. «Primero fui a por los mayores», pero ayudó a salir a todos los inquilinos que pudo hasta que la densidad del humo se lo impidió. Ha dicho que los bomberos le impidieron subir de nuevo al edificio cuando la situación empeoró, entonces se quedó aguardando en la entrada del patio para ayudarles en lo que pudiera.
Los vecinos de los edificios del Campanar de Valencia han tenido su propio héroe, a su ángel de la Guarda y la ciudad también.
Dice el artículo 10 del reglamento “La Medalla de Gratitud de Valencia tiene como único fin dejar constancia pública del agradecimiento de la ciudad a cuantas autoridades, organismos y corporaciones públicas o privadas y personas particulares que, con motivo de calamidades públicas sufridas por la misma, hayan hecho en beneficio de Valencia y su ciudadanía esfuerzos y sacrificios que les hagan dignos de dicho reconocimiento.
Tales hechos o aportaciones pueden concretarse en los siguientes casos:
a) Haberse distinguido de manera relevante en el salvamento de las personas o bienes de interés público.
b) Que en los días de mayor necesidad hayan prestado voluntaria y desinteresada cooperación a los servicios públicos.
c) Que con su iniciativa y esfuerzo personal hayan contribuido a prestar ayuda para remediar o reparar las circunstancias de la catástrofe.
d) Que hayan tenido un papel relevante en la normalización de los servicios y reparación de los daños sufridos”
Y Julián cumple el apartado A, o no es así, y el B; y el C y por qué no el D.
Y además, el citado reglamento específica “La Medalla de la gratitud será de una sola clase, en bronce, troquelada por ambas caras. En el anverso figurará el escudo heráldico de la ciudad con la inscripción «LA CIUTAT VOS HO AGRAEIX».
El reverso se conservará liso para poder grabar el nombre de la persona física o jurídica galardonada y la fecha de la concesión”.
Pues dicho queda alcaldesa, dese un momento de reflexión y piénselo. Tenemos una distinción que pocas muy pocas veces se han concedido. Aprobamos en exceso las distinciones de hijos adoptivos y/o predilectos y las medallas de oro y no utilizamos los demás reconocimientos.
Por ti Julián y por todos los porteros y/o conserjes ahora llamados Empleados de Fincas Urbanas.
P.D. Va por ti Mamá y por todas las porteras los bloques de La Isla Perdida de Valencia.
Paco Varea