Un grupo de 18 alpinistas del Proyecto EIDÓS ha logrado un nuevo hito en la historia del montañismo inclusivo al coronar el estratovolcán Snæfellsjökull, también conocido como el “Pico de Julio Verne”, en el suroeste de Islandia.
La expedición, formada por dos montañeros ciegos, uno sordo, instructores y voluntarios, completó la ascensión y descenso en algo más de 12 horas, tras superar un desnivel de 1.430 metros hasta alcanzar la cumbre a 1.446 metros sobre el nivel del mar.
Se trata del colofón al V Curso Superior de Montañismo para Ciegos y Adaptado del Proyecto EIDÓS, una iniciativa fundada por veteranos videntes, ciegos y sordos del Grupo de Montaña de la ONCE de Madrid, que comenzó su preparación en diciembre de 2024.
Terreno volcánico, musgo, nieve y glaciar
El ascenso al Snæfellsjökull presentó un entorno desafiante, con un terreno mixto de lava solidificada y musgos en las zonas bajas y medias, y una exigente travesía glaciar en la parte final.
La expedición alcanzó el tramo más técnico al enfrentarse al glaciar superior, una zona dominada por el hielo y el viento donde el uso de encordamiento, crampones y piolets fue esencial para avanzar con seguridad.
Los deportistas superaron el ascenso conectados mediante la barra direccional, una herramienta de entre 2,5 y 3 metros que une a un guía vidente, un deportista ciego total y otro con discapacidad visual, permitiendo progresar con precisión incluso en terrenos complejos y nevados.
Una historia de superación y continuidad
Este logro en Islandia se suma a una serie de cumbres alcanzadas por el Proyecto EIDÓS en sus anteriores ediciones.
En 2017 y 2018 conquistaron el monte Galdhøpiggen (2.469 m), el más alto de Noruega y de los Alpes Escandinavos. En la tercera edición, subieron a la Aiguille de la Grande Sassière (3.751 m), en los Alpes franceses, mientras que en la cuarta, coronaron el pico Sker (749 m) y exploraron el glaciar Mýrdalsjökull.
El modelo de formación actual busca no sólo fomentar la autonomía y técnica de los deportistas con discapacidad, sino también promover su inclusión en pruebas de montaña convencionales.
Lejos de competir únicamente en circuitos específicos, los equipos ciegos y con discapacidad visual participan en categoría absoluta, compartiendo el terreno con deportistas sin discapacidad, en igualdad de condiciones.
Este ascenso al Snæfellsjökull no sólo es un símbolo de superación personal, sino también un paso adelante hacia una montaña verdaderamente inclusiva.