Una vecina de Catarroja afectada por la reciente DANA reflexiona sobre las pérdidas, los retrasos en las ayudas y la necesidad de respuestas políticas tras la tragedia.
El paso de la DANA por la Comunitat Valenciana dejó profundas heridas, no solo en infraestructuras, sino también en el ánimo de las personas que sufrieron pérdidas irreparables. Entre ellas se encuentra Ana Romero, una vecina de Catarroja que, en una entrevista, compartió su experiencia tras la catástrofe que afectó gravemente a la región.
“Un acto de confort en medio del dolor”
Ana participó en uno de los actos organizados para rendir homenaje a las víctimas de la DANA, un evento que describió como «muy bonito» pero insuficiente para aliviar el sufrimiento de quienes han perdido a seres queridos. “Es un poco de desahogo, una sensación de estar con ellos aunque no estén aquí”, dijo, refiriéndose a su marido, una de las víctimas mortales de la tragedia.
Sin embargo, Ana subrayó que estas ceremonias no cierran las heridas. «Es un descanso, un poquito de paz, pero cerrar no. Hay que luchar mucho personalmente y también exigir respuestas colectivas,» afirmó con firmeza.
La desesperación ante las pérdidas y la falta de respuestas
Ana relató cómo tardaron semanas en recibir información sobre su esposo, quien desapareció durante la riada. «Hasta el día 11 no nos llamaron, y yo ya sabía desde el primer día que no estaba, que se había ido», explicó con voz entrecortada.
Además de la pérdida personal, Ana ha enfrentado importantes dificultades materiales. La familia perdió dos vehículos y ella sigue sin recibir su pensión de viudedad. “Estoy en ERTE, no he cobrado nada todavía, ni por los coches ni por las indemnizaciones”, lamentó, resaltando la falta de agilidad en la gestión de las ayudas.
“El barranco debía haberse solucionado hace años”
La vecina de Catarroja fue contundente al señalar las fallas estructurales que, según ella, agravaron la tragedia. «El barranco se desbordó, y eso, en cierto modo, podía haberse evitado con soluciones que no se hicieron en su momento», criticó.
Hizo un paralelismo con la gran riada de Valencia en 1957, cuando el cauce del Turia se desbordó y las autoridades implementaron el Plan Sur como medida preventiva. “Igual que se dio una solución al Turia, ahora tienen que hacerlo con este barranco. No podemos esperar a otra tragedia», reclamó.
Ana no escatimó en críticas hacia los políticos, a quienes acusó de no asumir responsabilidades claras. «Los ves juntos en estos actos, pero luego están tirándose piedras. Necesitamos que digan la verdad y tomen medidas reales”, expresó.
Según Ana, más allá de actos simbólicos, es necesario priorizar la reconstrucción y la implementación de soluciones concretas. También pidió que las ayudas lleguen de manera ágil a las familias afectadas, muchas de las cuales siguen sin recursos básicos.
Una llamada a la acción
La experiencia de Ana Romero es un reflejo de lo que viven muchas familias de la Comunitat Valenciana tras la DANA. Su testimonio es un recordatorio de que, aunque los homenajes son importantes, el verdadero desafío está en abordar las causas subyacentes de las tragedias y garantizar que las ayudas lleguen a quienes más las necesitan.
¿Qué medidas crees que deberían implementarse de inmediato para evitar nuevas catástrofes y ayudar a las familias afectadas?