RadarCovid, Metoca, el Pajaporte y más: la fugaz vida de las aplicaciones gubernamentales que prometieron cambiarlo todo, pero que desaparecieron en silencio sin que nadie las echara de menos.
Tecnología al servicio de la propaganda
El lanzamiento de aplicaciones gubernamentales se ha convertido en un fenómeno recurrente en los últimos años. Proyectos como RadarCovid, Metoca o el Pajaporte prometían soluciones revolucionarias a problemas actuales. Sin embargo, expertos en tecnología critican estas iniciativas, señalando que no buscan resolver problemas reales, sino que funcionan como herramientas de publicidad para las instituciones que las promueven.
El ciclo de vida de estas apps parece estar atado a una fórmula repetitiva:
- Anuncio impactante: Se presentan como la solución definitiva, con grandes campañas mediáticas.
- Breve funcionalidad: Operan de forma limitada durante uno o dos años, con problemas de implementación y escaso uso.
- Desaparición discreta: Cuando se agotan los fondos públicos, las apps desaparecen sin que nadie las eche de menos.
Apps que nadie pidió y que pocos usaron
A lo largo de los últimos años, el gobierno ha lanzado diversas aplicaciones digitales con fondos públicos. Aunque sus objetivos iniciales parecían nobles, la mayoría han resultado ineficaces y rápidamente olvidadas.
RadarCovid
- Lanzamiento: 2020.
- Objetivo: Rastrear contactos para frenar la propagación del COVID-19.
- Coste: 4,2 millones de euros.
- Impacto: Solo el 21% de la población la descargó, y registró el 1,17% de los contagios.
- Estado actual: Abandonada en 2022.
Metoca
- Lanzamiento: 2023.
- Objetivo: Repartir tareas domésticas de manera equitativa.
- Coste: 211.750 euros.
- Impacto: Solo tuvo 11.201 descargas. La mayoría de los usuarios se quejaron de que usar la app era más complicado que las tareas mismas.
- Estado actual: Eliminada tras un año de funcionamiento.
Pajaporte (Cartera digital Beta)
- Lanzamiento: En desarrollo.
- Objetivo: Restringir el acceso de menores a contenido para adultos.
- Coste estimado: 500.000 euros.
- Impacto: Críticas por su alcance limitado, ya que solo aplicaría a webs españolas.
- Estado actual: Pendiente de implementación, con dudas sobre su viabilidad.
App de Igualdad Digital
- Lanzamiento: Desconocido.
- Objetivo: Promover la igualdad de género mediante actividades y recursos digitales.
- Coste estimado: 300.000 euros.
- Impacto: Poco uso y nula promoción mediática.
- Estado actual: Desaparecida sin explicaciones oficiales.
Nube Educativa
- Lanzamiento: 2021.
- Objetivo: Facilitar la comunicación entre estudiantes, profesores y padres.
- Coste: 350.000 euros.
- Impacto: Fallos técnicos constantes y escasa adopción en los centros educativos.
- Estado actual: Reemplazada por soluciones privadas.
El problema de fondo: dinero público y poca responsabilidad
Según analistas, el verdadero problema no es que las aplicaciones sean técnicamente inviables, sino que su diseño y desarrollo no parten de necesidades reales. Estas iniciativas están más orientadas a obtener fondos europeos y generar titulares que a solucionar problemas ciudadanos.
Como explica un experto:
“Cuando el dinero público se agota, estas apps simplemente desaparecen. Y lo más preocupante es que nadie las echa de menos, porque en realidad no resolvían ningún problema.”
Además, a diferencia de proyectos de infraestructura física (como el famoso Plan E, que dejó rotondas y aeropuertos vacíos), las aplicaciones digitales no dejan un “cadáver visible”. Esto permite que desaparezcan sin que se genere un gran debate público.
¿Qué soluciones reales necesita España?
En lugar de invertir en aplicaciones efectistas, los expertos sugieren que los fondos públicos deberían destinarse a mejorar áreas básicas como:
- Interfaces digitales administrativas: Simplificar trámites en webs gubernamentales que siguen siendo complicadas y poco accesibles.
- Transparencia en proyectos: Garantizar que los desarrollos tecnológicos sean auditables y respondan a necesidades reales.
- Mantenimiento continuo: Asegurar que las herramientas digitales se actualicen y mejoren a lo largo del tiempo, en lugar de abandonarlas al agotarse los fondos.
Conclusión: ¿hacia dónde vamos?
Con proyectos como la nueva inteligencia artificial pública Alia, el gobierno asegura que está aprendiendo de sus errores. Sin embargo, el historial de aplicaciones fallidas plantea una pregunta clave:
¿Es posible que las inversiones en tecnología pública sean efectivas, o seguirán siendo herramientas de propaganda efímera?
¿Qué opinas? ¿Debería replantearse la estrategia digital en España? ¡Déjanos tu comentario!