La periodista y analista reflexiona sobre el derecho a expresar ideas libremente, el concepto de verdad y los desafíos actuales que enfrenta el periodismo en un contexto marcado por la inmediatez y la presión de intereses externos.
Beatriz Talegón ha puesto sobre la mesa un tema crucial para la democracia: la libertad de expresión y su papel en un mundo donde la información se consume a un ritmo vertiginoso y muchas veces sin tiempo para la verificación adecuada. Basándose en el artículo 20 de la Constitución Española, Talegón recordó que este derecho fundamental ampara la libre expresión de pensamientos, ideas y opiniones, una garantía esencial en un Estado democrático. Sin embargo, cuestiona cómo este derecho se ve afectado por las dinámicas actuales de la prensa, los medios y las nuevas tecnologías.
Talegón hizo un repaso histórico sobre el concepto de “verdad”, destacando que este ha sido un tema de debate desde la antigua Grecia. “¿Qué es la verdad? ¿Existe una verdad absoluta o está formada por diferentes puntos de vista?”, se preguntó, cuestionando la idea de que solo una versión de los hechos pueda considerarse verdadera. Citando la célebre frase de que “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”, destacó que la percepción de los hechos depende del contexto, los intereses y las perspectivas de quienes los narran. “No va a ser la misma verdad la que te cuente Agamenón que la del porquero”, explicó, señalando que construir un hecho requiere considerar distintas miradas y circunstancias.
Con la llegada de las nuevas tecnologías, según Talegón, la forma en que se consume y produce información ha cambiado radicalmente. La inmediatez ha transformado el periodismo, que ahora funciona bajo un ritmo acelerado y muchas veces superficial. La posibilidad de acceder a noticias en cualquier momento y desde cualquier lugar ha generado un círculo vicioso: los medios publican contenido rápidamente para satisfacer la demanda, dejando poco margen para la verificación y el análisis. “El ejercicio del periodismo ya no se entiende como una labor social para garantizar el derecho ciudadano a una información plural y verificada”, afirmó.
La analista destacó que es fundamental recuperar el valor de la información plural, donde distintos puntos de vista puedan coexistir sin que uno descalifique al otro. En este sentido, criticó la tendencia de algunos sectores a imponer su versión como la única válida. “Este totalitarismo de que la verdad es una y quien está enfrente miente no es más que censura disfrazada. Eso es totalitarismo y fascismo, aunque lo vistan de progresismo”, sentenció. Además, subrayó que la justicia es la única que debe determinar si una persona ha cometido calumnias o injurias, y no los verificadores autoproclamados o los medios que se alinean con intereses concretos.
En su intervención, Talegón también abordó el informe de Reporteros Sin Fronteras sobre la clasificación mundial de la prensa, donde España subió seis puntos debido a la caída de otros países, pero recibió críticas en dos aspectos fundamentales. Según el informe, España enfrenta un “tremendo riesgo” por la creciente polarización de los medios, que han dejado de informar para convertirse en herramientas de propaganda. Talegón alertó sobre el impacto de esta dinámica en la confianza de los ciudadanos hacia los periodistas, que ha caído en los últimos años según el mismo estudio.
Un punto clave de su análisis fue la relación entre la prensa y el poder, tanto público como privado. Talegón cuestionó si es ético que el periodismo, cuya función principal debería ser controlar al poder, dependa financieramente de este a través de la publicidad institucional. “¿Es posible garantizar la independencia de los medios cuando sus ingresos provienen directamente del poder que deben fiscalizar?”, preguntó. Asimismo, señaló que las grandes corporaciones privadas también ejercen presión sobre los medios, afectando su capacidad para informar libremente. “Cuando los intereses privados entran en juego, la libertad de información se ve comprometida, aunque esté protegida por la Constitución”, advirtió.
A pesar de estas críticas, Talegón concluyó su reflexión con un mensaje positivo, destacando la importancia de programas y espacios que busquen responder a las preguntas reales de los ciudadanos. “La gente agradece cuando el periodismo cumple su labor de aclarar lo que sucede, de traducir la complejidad de los hechos en algo comprensible”, afirmó. Para ella, el objetivo final del periodismo debe ser empoderar al ciudadano con información veraz y plural, permitiéndole entender mejor el mundo que lo rodea.
En un contexto donde la información se ha convertido en un bien de consumo rápido, Beatriz Talegón invita a reflexionar sobre cómo recuperar los valores fundamentales del periodismo: la pluralidad, la independencia y el compromiso con la verdad. ¿Crees que es posible reconciliar estos principios con las dinámicas actuales de los medios? ¿Qué medidas deberían tomarse para garantizar un acceso a la información libre y verificada en una sociedad cada vez más polarizada?