Ayer desde el Ajuntament de Valencia y desde el twitter de la propia alcaldesa Maria José Catalá se informaba de la eliminación del tramod e carril bici del barrio de San Isidro, fruto de una reivindicación vecinal y que tras eliminarlo se impondría una ciclocalle con velocidad limitada. Asegurando que este carril desde su construcción suponía un cuello de botella para todo el tráfico rodado y que los propios vecinos solicitaban un cambio.
Ayer mismo se pusieron a desmontar este carril bici segregado bajo la calzada que daba acceso al Instituto La Misericordia de San Isidro. Así este tramo de carril bici ya se ha convertido en el primero en desaparecer en Valencia, ciudad de carriles bici diseñados por Grezzi y el anterior gobierno municipal y muchos de ellos polémicos. Quizá por ello, no tardó en salir Ribó, el ex-alcalde a defender su obra.
Lo curioso es que ambos dirigentes hablan de que son reivindicacioens de los vecinos, pero ¿de qué vecinos?. parece que mientras Catalá se acompañó de representantes de la Asociación vecinal, Ribó justifica que fue votado en los presupuestos participativos, lo que da una idea de la perversión de los mismos, como ya sucedió con el polémico y más que famoso arco chino que se quería instalar en la Calle Pelayo junto al Trinquet de Pelayo, catedral de la Pilota Valenciana.
https://x.com/joanribo/status/1702276217406169423?s=20
Los presupuestos participativos a debate
Una de las voces más críticas con esta fórmula de presupuestos participativos empleada es la actual concejal y teniente de alcalde María José Ferrer San segundo, que aseguraba que nos e podía votar NO a una propuesta y que con los votos de unos pocos imponían a la mayoría su criterio.
En el caso del arco chino fue una propuesta de un miembro de Compromís que casualmente luego elevaron a asesor y obtuvo poco más de 200 votos. Mientras que la campaña de recogida de firmas entre vecinos y comerciantes recogió más de 2.000 apoyos.
Ahora deberá de estudiar el proceso de unos presupuestos participativos en los que a veces se utilizaban para colar ideas y obras municipales contando cone l apoyo de los afines en contra de la voluntad popular de la mayoría de vecinos.