Meses después de la devastadora DANA, el sistema de alcantarillado de Catarroja continúa sin respuesta eficaz y el agua residual brota por fregaderos y váteres con cada lluvia intensa.
Una infraestructura al límite: el legado invisible de la DANA
Han pasado ya más de siete meses desde que la DANA golpeó con fuerza diversos municipios del área metropolitana de Valencia, pero sus efectos siguen presentes bajo el asfalto de Catarroja. Literalmente. Las recientes lluvias, que descargaron más de 20 litros por metro cuadrado en apenas una hora, han sido la gota que colma un sistema de alcantarillado que ya no da más de sí.
La escena es desoladora: calles inundadas, viviendas anegadas de aguas residuales y un hedor insoportable que invade bajos y garajes. El vecindario, desesperado, denuncia el estado crítico del sistema de saneamiento y exige soluciones antes de que lleguen las lluvias otoñales.
“Rodeados de merda”
El lenguaje del hartazgo no se anda con rodeos. “Ha vingut el temporal i ya estem rodejats de merda, es nota moltíssim l’olor”, denunciaba una vecina en un vídeo grabado desde su propio portal, donde el agua negra subía por los bordillos. La escena no es nueva para los residentes de Catarroja, pero sí cada vez más preocupante.
El problema radica en unos albellones y colectores que nunca fueron reparados del todo tras la DANA. Según denuncian desde la Asociación Veïnal Recuperem les Barraques, el sistema está obstruido y desbordado. “L’atre dia que va ploure es va omplir tot el carrer d’aigües residuals”, afirma su portavoz, Vicent Almarche, señalando que lo que parecía una incidencia puntual, ya es una constante con cada aguacero.
Casas a medio rehabilitar, otra vez en riesgo
Muchos de los vecinos que sufrieron inundaciones el pasado otoño se encuentran ahora en plena fase de reconstrucción de sus bajos. Obra tras obra, gasto tras gasto, sin saber si todo se perderá otra vez con la próxima tormenta. “M’estic gastant una fortuna perquè després se’m torne una atra volta a llançar a perdre tota ma casa”, explica otra residente con voz entrecortada por la frustración.
Los testimonios se repiten en diferentes barrios de Catarroja: desde el Raval hasta la zona de la estación, la situación es crítica. En muchas casas, el agua residual ha comenzado a emerger por fregaderos y sanitarios. “Tinc una pica a la galeria i per allà sí que em va eixir una miqueta d’aigua, tot i que no va desbordar”, comenta otra afectada.
Una DANA que no se fue
Aunque el sol brille, en Catarroja la DANA no ha pasado. Al menos no del todo. Los efectos estructurales que dejó en la red de alcantarillado se manifiestan con cada lluvia. El vecindario vive en vilo, contando las nubes y temiendo cada predicción de AEMET.
“És normal que mos faça por, ara només que nos entra un pam d’aigua”, resume otra residente del casco antiguo, donde las calles se transforman en auténticos ríos con solo media hora de precipitación.
Peticiones directas al Gobierno
Esta semana, durante la visita del ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres Pérez, varios vecinos se acercaron directamente a él para exigir actuaciones urgentes. “No podemos esperar al otoño, esto se tiene que arreglar ya”, reclamó uno de los portavoces vecinales.
Desde el Ayuntamiento de Catarroja se ha solicitado financiación extraordinaria para acelerar los trabajos de limpieza y modernización de la red de saneamiento, pero los trámites administrativos avanzan a un ritmo muy inferior al de las lluvias.
Una solución que no llega
El consistorio admite que los trabajos están en marcha, pero que se trata de una actuación compleja. La red actual está sobredimensionada para la densidad del casco urbano y necesita una renovación integral. Mientras tanto, se han intensificado las tareas de limpieza preventiva de los albellones y se han colocado bombas adicionales en puntos críticos. Medidas que el vecindario considera claramente insuficientes.
Conclusión: un municipio en cuenta atrás
Catarroja mira al cielo con preocupación, pero también con rabia. La indignación crece al mismo ritmo que el agua cuando llueve. En una localidad donde muchos aún no han podido recuperar su vida tras la DANA, la amenaza de nuevas inundaciones no solo es un peligro material, sino también un mazazo emocional.
¿Y tú? ¿Has vivido una situación similar en tu barrio? ¿Crees que se están tomando las medidas adecuadas? Queremos conocer tu historia.