El 14 de marzo de 2020, España entró en un estado de alarma sin precedentes, decretando un confinamiento total para frenar la propagación del COVID-19.
Pasado mañana se cumplirán 5 años, una fecha que nadie olvida y en especial los valencianos y valencianas que vieron como las Fallas se suspendían.
Cinco años después, es fundamental recordar cómo se desarrollaron esos acontecimientos que marcaron la vida de millones de personas, revelando la vulnerabilidad humana ante una crisis sanitaria global.
El COVID-19: una pandemia sin precedentes
El COVID-19, causado por el virus SARS-CoV-2, emergió en Wuhan, China, a finales de 2019.
Caracterizado por su rápida transmisión y capacidad para provocar complicaciones respiratorias graves, el virus se propagó a una velocidad hasta el momento desconocida, llevando a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar la pandemia el 11 de marzo de 2020.
El confinamiento en España: medidas y desarrollo
Ante el aumento exponencial de casos, y con parte del mundo ya confinado, el Gobierno de España aunque tarde, declaró el estado de alarma el 14 de marzo de 2020, implementando medidas de confinamiento domiciliario.
Se restringieron los desplazamientos no esenciales y se cerraron establecimientos comerciales, educativos y de ocio.
Estas medidas buscaban reducir la movilidad y, con ello, la transmisión del virus-
Calles vacías, silencio sepulcral y respiraciones contenidas, tensión frente a la TV, nuestra única ventana al mundo
El confinamiento supuso un cambio drástico en la rutina diaria.
Las familias se vieron separadas, y la imposibilidad de ver a seres queridos generó sentimientos de soledad y ansiedad.
El miedo al contagio y la incertidumbre sobre el futuro aumentaron el estrés psicológico, afectando la salud mental de la población.
La pandemia dejó una profunda huella en términos de pérdidas humanas.
En la Comunidad Valenciana, se registraron más de 10.000 fallecimientos relacionados con el COVID-19
A nivel nacional, España superó las 120.000 muertes
La última actualización del Panel de Datos del Coronavirus de la OMS cifra los casos acumulados en más de 700.000.000, con un saldo de más de 20 millones de fallecidos
Las vacunas y las cifras de mortalidad
A pesar de los esfuerzos sin precedentes en la distribución de vacunas, con más de 13.300 millones de dosis administradas globalmente, la batalla contra el COVID-19 continúa.
El virus sigue mutando, cobrando vidas y desafiando los sistemas de salud en todo el mundo.
En octubre de 2024, al menos 1.000 personas fallecían cada semana a causa de la enfermedad, aunque esta cifra podría ser mayor debido a la falta de información completa, ya que solo 34 países seguían reportando datos a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ante la evolución de la pandemia, la OMS/Europa ha implementado un nuevo enfoque de vigilancia y recopilación de datos.
El Centro de Información sobre COVID-19 ha reemplazado al antiguo Panel de Situación, ampliando su cobertura a otros virus respiratorios como la influenza y el virus sincitial respiratorio (VSR).
Este cambio refleja la necesidad de una visión integral en el monitoreo de enfermedades respiratorias.
Afectados por el Covid-19, el reto de vivir con sus secuelas
Sin embargo, los estragos del COVID-19 no se limitan a los casos agudos los cuales se cebaron con los más mayores.
El COVID prolongado o persistente sigue afectando a numerosos supervivientes, deteriorando su calidad de vida y convirtiéndose en un problema de salud pública no resuelto.
Muchos afectados permanecen en la sombra, sin diagnóstico adecuado y con problemas respiratorios crónicos que se confunden con asma grave.
Aquellos que han sido reconocidos oficialmente como pacientes con COVID persistente enfrentan la posibilidad de depender de terapias de por vida, sin recibir apoyo económico o social suficiente.
A cinco años del inicio de la pandemia, no ha habido dimisiones ni responsables claros, a pesar de que ciertas acciones oportunas podrían haber salvado vidas.
La ausencia de ayudas directas para los afectados deja en evidencia que, para muchos, no somos más que números en un sistema que sigue sin dar respuestas adecuadas a esta crisis prolongada.
Lecciones aprendidas cinco años después
Cinco años después, la pandemia ha dejado enseñanzas cruciales.
Se ha evidenciado la necesidad de fortalecer los sistemas sanitarios y de respuesta rápida ante emergencias.
Además, la importancia de la colaboración internacional y la inversión en investigación científica han sido fundamentales para el desarrollo de vacunas y tratamientos eficaces.
La pandemia también resaltó la relevancia de la salud mental y la necesidad de implementar estrategias para su cuidado en situaciones de crisis.
La resiliencia y solidaridad demostradas por la sociedad durante el confinamiento son recordatorios de la capacidad humana para enfrentar adversidades.
Aunque dejó profundas cicatrices, también brindó valiosas lecciones para el futuro, enfatizando la importancia de la preparación, la solidaridad y la adaptabilidad ante desafíos globales.