Hay que adaptar los apartamentos turísticos irregulares a la legalidad
Algo se ha movido en el consistorio en los últimos meses… pero el lío de favoritismos en que está metido el ayuntamiento de València no lo deja en buen lugar a tenor de las conversaciones mantenidas fuera de los focos de atención mediáticos. El vecindario se ha enterado de la promesa de una amnistía urbanística que habría hecho Catalá a diferentes asociaciones de apartamentos turísticos como o Avaecv o Viutur
(podéis consultar Eldiario y Valenciaplaza).
Mientras algunos se frotan las manos con la previsión de cifras astronómicas de turistas para 2024, el vecindario se pone las manos a la cabeza con el impacto y las consecuencias sociales que esto tendrá.
La cantidad de apartamentos turísticos activos en Valencia ha crecido de forma imparable en los últimos meses. Mientras en el registro oficial ha subido un 2,4% los inscritos, al portal de Visit Valencia la cifra ha aumentado un 40% desde enero de 2023.
Esta es una actividad económica calificada (por estar considerada molesta, insalubre, nociva o peligrosa) y, por lo tanto, requiere de la adopción de medidas correctoras sanitarias, de seguridad y/o medioambientales. Así, todos los apartamentos turísticos que quisieran continuar ejerciendo dicha actividad calificada, deben cumplir la normativa urbanística vigente.
Las multas: una tomadura de pelo
Los reiterados comunicados oficiales del ayuntamiento sobre las cifras de denuncias a apartamentos turísticos son una verdadera tomadura de pelo: las multas coercitivas de 300€ cada 6 meses son el chocolate del loro. Y no tiene ningún sentido que se destinen 9 millones de euros al año del presupuesto municipal a promocionar el turismo, cuando lo que tenemos es un problema de gestión del flujo existente.
Pasan los meses y el ayuntamiento de Valencia continúa impasible ante su obligación de gestionar ciertas actividades económicas extractivas que necesitan vigilancia y limitación.
Ya hace un año que María José Català prometió solucionar el problema de la ilegalidad en la industria turística en cuanto a los apartamentos turísticos, pero no tenemos garantía que sean efectivas las medidas de planeamiento propuestas.
El plan de inspección de Catalá no ha tenido un efecto perceptible. Las 301 actas sancionadoras que la Policía Local dice que ha interpuesto en los últimos 6 meses (Levante), a pesar de que tendrán su recorrido, no solucionarán el problema si no van acompañadas de medidas urbanísticas definitivas: la petición del certificado de compatibilidad urbanística a todos los apartamentos turísticos en activo. Esa, y la adopción de multas coercitivas acordes con el perjuicio que ejerce esta actividad. La ley 15/2018 de Turismo es clara: multas de hasta 600.000 € por no contar con la correspondiente licencia municipal. Haber obtenido de la Generalitat Valenciana el número de inscripción de vivienda turística no es garantía suficiente de que se hayan tomado las mínimas medidas sanitarias necesarias para desarrollar esta actividad nociva.
Poco ayuda a paliar la turistificación el hecho de que el Ayuntamiento de Valencia esté tramitando 40 licencias hoteleras, algunas contraviniendo las normas urbanísticas vigentes en el momento de petición de licencia. Mientras, la alcaldesa mira hacia otro lado.
Propuesta vecinal
La propuesta vecinal contempla:
- Declarar la incompatibilidad de uso hotelero de una vivienda en una finca residencial para toda Valencia, sin distinción de barrios.
- Obtención del certificado de compatibilidad urbanística para todos los apartamentos turístico que quieran operar, tal y como prevé la Ley de Turismo.
- Multas coercitivas máximas desde la primera inspección.
- Precintado de aquellos apartamentos turísticos ilegales que continúan en activo a pesar de tener una resolución de cese de actividad.
La obstinación de Catalá de vender Valencia como ciudad turística tiene ya consecuencias graves que parecen no importarle. Ciutat Vella se está convirtiendo en un parque temático: Ciudad Mítica. Cada vez más las valencianas y los valencianos vemos que nuestra ciudad está invadida por numerosos grupos de turistas; vemos que donde estaba prevista la construcción de viviendas residenciales, ahora haya hoteles y apartamentos turísticos; vemos que se está cambiando el modelo económico de negocio en las calles del centro y proliferan tiendas de alquiler de bicicletas, consignas de maletas, comidas para llevar, cadenas de restaurantes y mini-supermercados. En fin: desaparecen las tiendas de proximidad y el comercio tradicional.