Críticas al gobierno de María José Catalá por el estado de la plaça del Mercat
El desastre de la gestión de María José Catalá en el Entorno de la plaça del Mercat es más que evidente: basura, incivismo y críticas de los vecinos y comerciantes por el estado de uno de los enclaves monumentales más importantes de la ciudad.
Las imágenes de hoy, del entorno de la Lonja de la Seda, dejan en evidencia la nefasta gestión en algo tan básico como la limpieza municipal. Desde papeleras desbordadas y con vasos y comida por los suelos, hasta señales de los meses de julio y agosto, olvidadas por el servicio correspondiente,, pasando por las escaleras de la Lonja, llenas de gente comiendo a pesar de la prohibición.
Valencia, una ciudad que presume de su patrimonio histórico y cultural, enfrenta un panorama desolador en su corazón turístico: el entorno de la plaça del Mercat. Bajo la gestión de la alcaldesa María José Catalá, del Partido Popular, quien asumió el cargo en junio de 2023, esta zona emblemática ha degenerado en un espacio de suciedad acumulada, papeleras desbordadas y un incivismo rampante que amenaza incluso a monumentos como la Lonja de la Seda, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.
Vecinos y comerciantes no dudan en calificar esta situación como un «desastre absoluto», con un servicio de limpieza deficiente que ha generado un aluvión de críticas. A pesar de promesas iniciales de «planes de choque» para mejorar la higiene urbana, la realidad en 2025 muestra una ciudad que lucha por mantener su dignidad, especialmente en áreas de alto tránsito como esta plaza histórica.
La Plaça del Mercat, flanqueada por el Mercado Central y la Lonja, es un punto neurálgico de la vida valenciana. Sin embargo, en los últimos meses, las imágenes de papeleras rebosantes de residuos y basura esparcida por el suelo se han convertido en algo cotidiano. Residuos como botellas, envases de comida rápida y restos orgánicos se acumulan en las aceras, atrayendo plagas y generando olores nauseabundos que disuaden a turistas y locales por igual.
Este problema no es aislado: varios artículo de prensa destacan que, en pleno puente de agosto de 2025, calles como las adyacentes a la plaza aparecían «ennegrecidas y con papeleras que ya no cabe más basura», lo que evidencia una falta de planificación en periodos de alta afluencia.
Uno de los aspectos más alarmantes es el incivismo en las escaleras de la Lonja, un gótico civil del siglo XV que representa el apogeo comercial de Valencia. Gente comiendo sentados en los escalones, dejando atrás envoltorios y manchas, ha convertido este sitio UNESCO en un improvisado comedor al aire libre.
Un servicio de limpieza cuestionado
El servicio de limpieza municipal, gestionado por empresas concesionarias, ha sido el blanco principal de las críticas. Vecinos y comerciantes argumentan que las frecuencias de recogida se han reducido, con turnos insuficientes y personal sobrecargado. En febrero de 2025, la propia Catalá reconoció que «queda mucho por hacer» para mejorar la limpieza, admitiendo un contrato de residuos por 1.300 millones de euros que no ha dado frutos visibles.
Comerciantes del entorno del Mercat han calificado el servicio de «deficiente y criticado», argumentando que la suciedad ahuyenta clientes y degrada el valor turístico de la zona. A pesar de anuncios iniciales, como un plan de choque en 2023 con 140.000 euros mensuales extra para barrido manual y retirada de enseres, la realidad en 2025 es decepcionante.
El centro histórico parece olvidado, con vecinos abandonados a su suerte. Este desastre no solo es estético, sino que afecta la calidad de vida y la economía local. Comerciantes piden multas más estrictas para el incivismo, mientras vecinos reclaman un «tolerancia cero» con la suciedad.
Catalá, quien en 2023 prometió «cuidar lo pequeño» como la limpieza, se enfrenta ahora un escrutinio creciente y a duras críticas por lo que se ve a diario. Si no se actúa pronto, la Plaça del Mercat podría perder su esplendor, convirtiéndose en símbolo de una gestión fallida. Valencia merece más: un liderazgo que proteja su patrimonio y responda a sus ciudadanos.