El castillo de Xàtiva, joya medieval en ruinas: Años de denuncias por su abandono
El imponente Castillo de Xàtiva, declarado Bien de Interés Cultural y monumento nacional desde 1931, se erige como testigo silencioso de siglos de historia en la cima de la Sierra de Vernisa. Sin embargo, en los últimos años, su majestuosidad ha sido eclipsada por un deterioro progresivo que ha desatado una avalancha de denuncias de asociaciones culturales, partidos políticos y ciudadanos alarmados. Desde grietas estructurales y derrumbes en sus murallas hasta la inactividad crónica de los órganos de supervisión, el conjunto fortificado –propiedad de la Generalitat Valenciana y cedido al Ayuntamiento de Xàtiva– acumula críticas por la falta de inversión y mantenimiento. Este reportaje recopila las principales quejas registradas desde 2016, revelando un patrón de negligencia que amenaza no solo su integridad, sino el atractivo turístico de la ciudad.
Raíces del conflicto: Un convenio olvidado desde el siglo XX
El germen de las denuncias modernas se remonta a 2000, cuando el entonces alcalde Alfonso Rus y el conseller de Cultura Manuel Tarancón firmaron un convenio para la creación de una Comisión Mixta de Conservación, integrada por representantes de la Generalitat y el Ayuntamiento, con el fin de velar por el monumento. Sin embargo, esta instancia clave no se ha reunido en casi una década, acumulando incumplimientos en el Plan Director de Restauración acordado en 1991. En septiembre de 2023, la asociación Amics de la Costera remitió una carta al president de la Generalitat, Chimo Puig, exigiendo «intervenciones imprescindibles y urgentes» y recordando que el castillo, con sus dos recintos (Menor y Mayor) y extenso trazado amurallado, padece una «dejadez» que acelera su degradación. La misiva, firmada por Vicent Torregrosa –arquitecto-conservador del sitio–, subraya cómo la vegetación invasora y la erosión han convertido tramos enteros en «bombas de relojería».
2016-2019: Primeras alertas por desprendimientos e infracciones
El año 2016 marcó un punto de inflexión con un desprendimiento en el muro del patio de armas, provocado por lluvias torrenciales, que dejó en voladizo secciones de mampostería y obligó a acordonar un mirador junto al restaurante del castillo. El arquitecto Torregrosa elaboró un anteproyecto de emergencia para reponer tapial, pero la obra se dilató ocho años, hasta 2024. Ese mismo año, el Síndic de Greuges de la Comunitat Valenciana emitió recomendaciones tras una queja de la asociación Círculo por la Defensa y la Difusión del Patrimonio Cultural, reprochando al Ayuntamiento su opacidad sobre el estado del solar histórico y el castillo. En septiembre de 2016, medios locales denunciaron una infracción flagrante: la instalación de un poste de antenas en el mirador del Bellveret, junto a murallas romanas, visigodas y árabes, violando la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 al alterar un Bien de Interés Cultural.
Hacia 2019, el Grupo de Historia y Patrimonio de Xàtiva (GHPatrimonioVLC) presentó una denuncia formal ante el Síndic, alertando sobre el «lamentable estado» de elementos como el palacio árabe y el Bellveret. En redes sociales, en mayo de 2023 revivieron estas quejas, tildando de «escandaloso» el abandono de un monumento nacional cedido a la ciudad.
2020-2023: La Lista Roja como grito de alarma
La pandemia de 2020 no solo paralizó visitas, sino que exacerbó problemas como el flujo turístico descontrolado en accesos saturados. Pero fue en 2023 cuando las denuncias alcanzaron su pico: Hispania Nostra incorporó dos tramos clave del amurallado –la muralla de Levante con tres torreones en ruinas y el lienzo almohade del castillo– a su Lista Roja de Patrimonio en Peligro. El informe detalla derrumbes, grietas estructurales, pérdida de revoco y parches «chapuceros» con bloques de hormigón en un muro de origen ibérico, islámico y cristiano. Amics de la Costera y Noticias Ciudadanas criticaron al alcalde Roger Cerdà por no revertir la «desidia» pese a promesas electorales, elevando a ocho el número de bienes setabenses en la lista –un crecimiento alarmante en dos años–.
El regidor de Urbanismo, Ignacio Reig, apuntó a la Conselleria de Cultura como responsable principal, lamentando la falta de «actuaciones» pese a una inversión puntual en la Torre de l’Esperó. En septiembre de 2023, Torregrosa reiteró en una comisión mixta de patrimonio la «proliferación de vegetación» como catalizador de riesgos, instando a un calendario de intervenciones que aún no existe.
2024-2025: Avances tibios entre nuevas sombras políticas
El 2024 trajo promesas de acción: en abril, la directora general de Patrimonio, Pilar Tébar, anunció dos obras de estabilización –una en el patio de armas y otra en el muro sur del Castell Menor– por 240.000 euros de fondos Next Generation EU, pendientes desde 2016 para evitar riesgos a visitantes. En mayo, se licitaron restauraciones en murallas afectadas por desprendimientos, reconociendo la inactividad de la Comisión Mixta desde 2015.
Sin embargo, diciembre de 2024 vio un nuevo frente: el PP local denunció al gobierno municipal de «negligencia» por no optar a subvenciones autonómicas para conservación, permitiendo que Xàtiva –segunda ciudad valenciana con más bienes en Lista Roja (13)– perdiera fondos que otros municipios, como Valencia, sí captaron. El alcalde Cerdà contraatacó acusando al PP de «fake news» y recortes presupuestarios del 25% en ayudas patrimoniales, mientras anunciaba proyectos como la restauración de la ermita del Puig y la estación de tren.
En 2025, un rayo de esperanza: en marzo, Hispania Nostra excluyó de su Lista Roja los baños árabes del Raval y el lienzo almohade, pasando a la Lista Verde tras inspecciones y obras municipales. No obstante, mayo trajo nuevas preocupaciones con obras de adecuación de sendas que evocan el «mal precedente» del castillo de Sagunt, exigiendo «extrema vigilancia» para no dañar el paisaje. El Plan Especial del Casco Histórico, en tramitación desde 2016, incorpora ahora salvaguardas para especies como el halcón peregrino en las murallas, pero su aprobación pende de evaluaciones ambientales.
¿Hacia la redención o el colapso?
Con más de 10.000 visitantes anuales, el Castillo de Xàtiva no es solo un emblema histórico –prisión de nobles como el Conde de Urgell o epicentro de la Guerra de Sucesión–, sino un motor económico. Asociaciones como GHPatrimonioVLC y Amics de la Costera claman por un Plan Director efectivo y la reactivación de la Comisión Mixta. Mientras, el Ayuntamiento y la Generalitat se culpan mutuamente en un bucle de inacción. Si no se invierte ya, advierten expertos, lo que hoy son grietas podrían convertirse en ruinas irreversibles. Xàtiva, cuna de papas y rebeldes, merece que su fortaleza no caiga en el olvido.



















