La Diputació de Valéncia será sede de la asamblea de FestClásica en 2026
La Diputació de Valéncia se convertirá en el epicentro de la música clásica española en abril de 2026, al albergar la asamblea general de la Asociación Española de Festivales de Música Clásica (FestClásica).
El anuncio, realizado este lunes por el diputado de Cultura, Paco Teruel, llega en un momento de efervescencia para el sector cultural valenciano, que busca consolidar su posición en el mapa nacional e internacional de las artes escénicas.
Teruel hizo pública la noticia tras regresar del encuentro anual de la asociación, celebrado la semana pasada en los idílicos municipios gallegos de Ribadeo y Foz, en la costa norte de Lugo, donde representantes de más de una treintena de festivales debatieron sobre los retos postpandemia y las estrategias de digitalización en la programación musical.
«La Diputació de Valéncia forma parte de esta destacada organización de festivales desde el pasado año, lo que otorga al Festival de Piano Iturbi un importante reconocimiento y lo posiciona entre los más notorios del país», declaró Teruel en una rueda de prensa celebrada en la sede de la institución provincial.
Con esta adhesión, el Festival de Piano Iturbi –que cada verano transforma los salones nobles del Palau de les Arts Reina Sofía y otros escenarios emblemáticos de la Comunitat Valenciana en un homenaje vivo a José Iturbi, el legendario pianista valenciano del siglo XX– gana un sello de calidad que trasciende fronteras.
Nacido en 2005 como tributo al músico nacido en Valencia en 1895, el certamen ha evolucionado de un evento local a una cita imprescindible, atrayendo a solistas de la talla de Yuja Wang o Daniil Trifonov y colaboraciones con orquestas como la Sinfónica de la Radiotelevisión Española.Teruel no escatimó en elogios a esta integración en FestClásica, que «refuerza la proyección internacional del Festival de Piano Iturbi de la corporación provincial y lo consolida como una de las citas musicales de mayor prestigio en el ámbito estatal, alineado con los estándares de excelencia artística».
En un contexto donde la cultura clásica compite con el auge de géneros populares y las plataformas de streaming, esta membresía representa un bálsamo para los organizadores. «Es una excelente noticia que la asamblea se celebre en Valencia», añadió el diputado, subrayando el orgullo territorial.
«Nuestra provincia se distingue por ser cuna de grandes profesionales del ámbito musical –desde Iturbi hasta compositores contemporáneos como Michail Jurowski– y representa un escaparate privilegiado del enorme potencial cultural que ofrece nuestro territorio, con sus teatros históricos, auditorios de vanguardia y un público cada vez más sofisticado».
Fundada en 2002, la Asociación Española de Festivales de Música Clásica agrupa a más de 40 eventos de primer nivel, desde el prestigioso Festival de Granada hasta el ciclo de Santander, pasando por iniciativas andaluzas como el de Úbeda y Baeza. Su misión es clara: impulsar la cooperación entre estos bastiones de la música culta, fomentando la coproducción de espectáculos que reduzcan costes y amplíen repertoires. Imaginen óperas barrocas compartidas entre festivales o giras conjuntas de cuartetos de cuerda que recorren la geografía peninsular.
Además, la asociación promueve el intercambio de experiencias –de programación sostenible a marketing digital– y la creación de sinergias que van más allá de lo artístico, como alianzas con instituciones educativas para formar a jóvenes músicos.
Pero FestClásica no se limita a lo creativo; su impacto es práctico y transformador. Facilita una mejor coordinación en el uso de recursos, desde el alquiler de instrumentos hasta la logística de giras, lo que fortalece profesionalmente a los equipos organizadores en un sector golpeado por recortes presupuestarios y la inflación. En la asamblea de Galicia, por ejemplo, se aprobaron iniciativas para una «red nacional de residencias artísticas» que permita a compositores emergentes trabajar en entornos rurales, conectando la tradición clásica con la innovación.
«Estos foros son esenciales para que los festivales no sean islas aisladas, sino un archipiélago conectado que impulse la economía cultural», explica María López, directora del Festival de Música Antigua de Daroca y miembro del consejo de FestClásica. Según datos de la asociación, el sector genera anualmente más de 500 millones de euros en España, con un retorno turístico que multiplica por tres la inversión pública.
Para Valencia, esta asamblea no es solo un honor protocolar, sino una oportunidad estratégica. Se espera que congregue a unos 200 delegados –directores artísticos, mecenas y representantes institucionales– durante tres días intensos de debates y conciertos privados.
El programa preliminar incluye visitas guiadas a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un homenaje a Iturbi en el Mercado Central y, posiblemente, un concierto inaugural con la Orquesta de Valencia interpretando obras de Falla y Granados. «Esto pondrá en el radar internacional a nuestra oferta cultural, atrayendo inversores y turistas de alto standing», anticipa Teruel, quien ya ultima detalles con el Ayuntamiento y la Generalitat para una logística impecable.
En un panorama donde la música clásica lucha por renovarse –con experimentos como fusiones con jazz o realidad virtual en recitales–, la elección de Valencia como sede reafirma su rol como puente entre tradición y modernidad. La Diputació, con un presupuesto cultural que supera los 10 millones de euros anuales, ve en FestClásica una aliada para democratizar el acceso: entradas asequibles, talleres para escolares y transmisiones en streaming que han multiplicado por cuatro la audiencia online del Iturbi en los últimos dos años.
Críticos como el musicólogo Javier Marín, de la Universidad de Valencia, aplauden la movida: «Es un paso audaz que posiciona a la Comunitat como referente, recordándonos que la música clásica no es reliquia, sino pulso vivo de nuestra identidad«.
Con la asamblea a la vista, el horizonte se ilumina. Valencia no solo acogerá notas y aplausos, sino conversaciones que podrían redefinir el futuro de la clásica en España. En palabras de Teruel, «es el momento de que el mundo escuche el latido valenciano». Y si el eco de Iturbi resuena en las salas del Palau, 2026 promete ser un año de sinfonía inolvidable.