El 28 de abril de 2025 quedará grabado en la memoria colectiva de España como el día en que no solo colapsó la electricidad, sino también la confianza en las instituciones que debían protegernos. A las 12:33 del mediodía, 15 gigavatios, es decir, el 60 % de la energía nacional, se desvanecieron en apenas cinco segundos, paralizando un país entero. Sin embargo, el verdadero apagón no fue el eléctrico: fue el aplastante vacío de liderazgo, responsabilidad y competencia de un Gobierno incapaz de reaccionar ante la mayor crisis energética de nuestra historia reciente.
Diez horas de silencio, diez horas de desprecio
Mientras hospitales quedaban sin luz, ascensores atrapaban a ciudadanos y los sistemas de transporte caían uno a uno, el Gobierno de Pedro Sánchez optaba por la estrategia más irresponsable posible: callar. No hubo comunicados, no hubo instrucciones, no hubo comparecencias útiles. Solo silencio, mientras millones de personas en todo el país trataban de encontrar respuestas en la oscuridad literal y política.
Cuando por fin el presidente compareció —primero de forma testimonial, después a las 10:30 de la noche— no ofreció ni una sola explicación concreta. No sabía nada. No sabía si había sido un fallo técnico, un ciberataque o un sabotaje. No descartaba nada, que es la forma más elegante de decir que no se tiene ni idea de nada.
La rueda de prensa, sin preguntas, fue el resumen perfecto de su gestión: opacidad, impotencia y desprecio a la ciudadanía.
Beatriz Corredor
Especial mención merece la presidenta de Red Eléctrica de España, Beatriz Corredor. Una figura que, lejos de haber sido elegida por su formación o experiencia en gestión energética, llegó al cargo como tantos otros nombramientos de este Gobierno: por carnet de partido.
Corredor, exministra de Vivienda de José Luis Rodríguez Zapatero y registradora de la propiedad de profesión, no tiene en su currículum ningún tipo de especialización técnica en energía. Eso no le impidió, sin embargo, asegurar semanas atrás ante las cámaras de televisión que en España era «imposible» un gran apagón, descartando con una soberbia impropia cualquier advertencia técnica o geopolítica.
El tiempo no solo le ha quitado la razón: la ha dejado en evidencia ante todo el país. Su papel en la crisis ha sido tan invisible como ineficaz. Ni una comparecencia a tiempo, ni una explicación seria, ni una asunción de responsabilidades. Ni siquiera para reconocer lo evidente: que Red Eléctrica no cumplió su misión básica de garantizar la estabilidad del suministro.
En cualquier país serio, tras un escándalo de estas dimensiones, una dimisión habría sido inmediata. Aquí, Beatriz Corredor permanece cómodamente en su puesto, blindada por el aparato político que la colocó allí, ajena al desastre que ayudó a provocar.
La negligencia no es un accidente, es una elección
El apagón del 28 de abril no fue solo fruto de un fallo técnico. Fue el resultado de años de negligencia política, de nombramientos irresponsables y de desprecio a los criterios técnicos. La estabilidad energética de una nación no puede depender de amiguismos, cuotas de partido ni marketing institucional.
Cuando se opta sistemáticamente por la lealtad partidista sobre la competencia profesional, los sistemas colapsan. Cuando se desprecia la prevención, se abraza el desastre. Y cuando se gobierna más para las encuestas que para los ciudadanos, los ciudadanos terminan atrapados en ascensores, hospitales y carreteras varadas, como sucedió este lunes negro.
Portugal sí, España no
Quizá el contraste más doloroso haya sido la reacción de nuestros vecinos portugueses. Mientras en España el Gobierno callaba y divagaba, el Ejecutivo luso ofrecía comparecencias rápidas, explicaciones claras y atribuciones directas de responsabilidades. Portugal demostró que sí existe otra forma de gestionar una crisis: la de la transparencia, la rapidez y el respeto al ciudadano.
España, en cambio, eligió el oscurantismo, la improvisación y la propaganda.
¿Y ahora qué?
Hoy, más de 24 horas después, seguimos sin saber realmente qué causó el apagón. Se apuntan rumores de actividad anómala procedente del norte de África, se habla de posibles ciberataques o de fallos en la interconexión eléctrica con Francia. Pero no hay certezas. Solo excusas.
Lo que sí sabemos es que la red eléctrica española es vulnerable. Sabemos que quienes debían garantizar la estabilidad energética no estaban preparados. Y sabemos, tristemente, que la incompetencia política tiene un precio: lo hemos pagado todos.
El apagón del 28 de abril debería marcar un antes y un después en la exigencia ciudadana hacia sus dirigentes. Porque, si no reclamamos responsabilidad ahora, seremos cómplices de la próxima caída.
España no puede permitirse más gobiernos de cartón piedra ni más presidentes de empresas públicas elegidos por simpatía política. Se necesita preparación, competencia, seriedad. Se necesita luz, no más oscuridad.
El Gran Apagón (España, 28 abril)
¿Qué ocurrió?
- A las 12:33 h del 28 de abril, España sufrió un apagón masivo: en 5 segundos desapareció el 60 % de la electricidad nacional.
- Se paralizó:
- Transporte público (metro, cercanías, AVE).
- Hospitales (equipos médicos detenidos).
- Comunicaciones (internet, telefonía móvil).
- Servicios esenciales.
- Durante 10 horas no hubo ninguna explicación oficial clara.
¿Cómo reaccionó el Gobierno?
- Pedro Sánchez compareció dos veces (18:00 h y 22:30 h) pero no aclaró las causas.
- No se permitió a los periodistas hacer preguntas.
- Se barajaron varias hipótesis:
- Fallo técnico.
- Ciberataque.
- Sabotaje.
- Fenómeno atmosférico (luego descartado por la AEMET).
- Se recalcó la falta de previsión, reacción y transparencia.
Reacción de otros países:
- Portugal fue más rápido en su respuesta, responsabilizando indirectamente a España.
- Francia, Alemania, Reino Unido y EE.UU. recogieron la noticia en sus portadas:
- Francia (Le Figaro): esperan aún explicaciones.
- Alemania (Bild, Frankfurter Allgemeine): temor a que pase en Alemania.
- Inglaterra (BBC, The Times): describieron el caos.
- EE.UU. (New York Post): advirtieron que podría suceder allí también.
Responsabilidades señaladas:
- Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica (REDEIA):
- No tiene formación técnica en energía.
- Su perfil es político, exministra de Vivienda con Zapatero.
- Apenas semanas antes había asegurado que un gran apagón en España era «imposible».
- La gestión del apagón dejó en evidencia:
- Fragilidad del sistema eléctrico.
- Ausencia de liderazgo y previsión.
- Nombramientos políticos en puestos técnicos clave.
¿Qué se sabe hasta ahora?
- Se ha recuperado el 99,95 % de la electricidad, aunque zonas rurales siguen sin suministro.
- El CNI había detectado actividad inusual desde el norte de África días antes.
- No se confirma aún si fue ciberataque.
- Red Eléctrica y el Gobierno siguen sin dar una causa definitiva.
¿Qué problemas persisten?
- Transporte intermitente en trenes y metros.
- Inestabilidad en el suministro en áreas rurales.
- Colapso en servicios como taxis y VTC el día posterior.
🧩 Conclusión
Este apagón pasará a la historia no solo como un colapso eléctrico, sino como un ejemplo de mala gestión de crisis en España. Se evidenció que la seguridad energética nacional no está garantizada, y que la falta de reacción rápida agrava cualquier emergencia.