Mientras los españoles pagan una media de 13,2 € por un menú del día, los diputados disfrutan de un banquete en el Congreso por solo 6,45 €, con dos platos, postre y bebida. ¡Y luego quejarse de la inflación!
Comer en España: ¿Menú del día o menú del día de suerte?
Comer fuera en España se ha convertido en una especie de ruleta rusa para el bolsillo. Con los precios de la comida por las nubes, el menú del día se ha encarecido, con un coste medio de 13,2 euros en 2023, según los estudios más recientes. Mientras los ciudadanos comunes se enfrentan a estos precios, en el Congreso de los Diputados se come como reyes a un precio que haría sonrojar al más austero: 6,45 euros por un menú completo con primer plato, segundo plato, postre, bebida y pan. Sí, has leído bien, dos platos por menos de lo que te cuesta un bocata en el bar de la esquina.
El menú del diputado: ¡que ni el McDonald’s compite!
Si eres diputado, probablemente ya estés acostumbrado a que la vida sea bastante más barata. No solo el transporte te sale prácticamente gratis (¡y con taxi incluido!), sino que comer en el Congreso es casi como ir a una tasca con precios de hace 20 años. A los 6,45 euros por un menú completo no hay restaurante madrileño que le pueda hacer sombra. Para que te hagas una idea, en la Universidad Complutense de Madrid, un estudiante paga 6,50 euros por un menú similar… sin servicio de mesa. Y en la Universidad Carlos III sube hasta 7,20 euros, lo que ya es un lujo si lo comparamos con los políticos.
En resumen, comer en el Congreso es como haber encontrado una máquina del tiempo que te lleva a los años 90, pero solo si llevas una corbata o eres periodista acreditado.
Comparación con el español medio: la inflación ataca, pero no a todos
Mientras tanto, en el mundo real, los precios de los menús del día en ciudades como Madrid o Barcelona rondan los 14,5 euros. En otras zonas más “amigables” con el bolsillo como Sevilla o Valencia, el precio baja a unos 12,3 – 12,7 euros, pero sigue estando lejos del chollo congresual.
Vamos a poner esto en contexto. Un español medio que sale a comer a un restaurante gasta 13,2 euros de media, casi el doble de lo que cuesta el menú en el Congreso. Pero no solo el precio del menú es un tema delicado: también las bebidas hacen que te replantees si estás viviendo en el país equivocado. Un café en el Congreso cuesta 1,10 euros, mientras que en las universidades públicas madrileñas ya te están cobrando 1,20. Y si hablamos de refrescos o cervezas, en el Congreso un refresco sale a 1,30 euros y una caña a 1,20 euros, mientras que en otros sitios estarías dejando entre 1,60 y 1,70 por lo mismo.
¡Así que cuidado! Si un día ves a un diputado tomándose una caña, no le juzgues; solo está disfrutando del descuento.
Los precios más locos: comer como un rey por menos de lo que cuesta un sándwich
En tiempos de inflación, llenar la nevera se ha vuelto un auténtico deporte extremo para las familias. Comprar alimentos básicos está costando un ojo de la cara. De hecho, tanto es así que el Gobierno español ha tenido que prorrogar las medidas de alivio, como la reducción del IVA en ciertos productos. Sin embargo, parece que a los diputados no les afecta la subida de la cesta de la compra.
Además, las subidas que han experimentado en la cafetería del Congreso son casi anecdóticas. En 2023, la Cámara tuvo que aprobar una pequeña subida del menú debido al aumento de los costes provocados por la guerra de Ucrania y la pandemia. Pero incluso con esta subida, el menú ha pasado de 4,5 euros a 6,45 euros, una ganga en comparación con lo que un ciudadano común se enfrenta cuando sale a comer.
Para rematar la jugada, los diputados pueden incluso llevarse la comida a casa, ya que la cafetería les ofrece la posibilidad de pedir para llevar. ¡Qué vida más dura!
La inflación, esa cosa que les pasa a los demás
Mientras los políticos disfrutan de su menú a precio de risa, el resto de los mortales tenemos que hacer malabares con el presupuesto. Según un estudio de Edenred, el precio medio de un menú del día en España subió un 3,4% en el último año, y esto sin contar que algunos productos, como el aceite o la carne, han visto incrementos del 34% desde 2016. Si esto sigue así, pronto vamos a necesitar financiación para poder almorzar decentemente.
Las zonas más caras para comer son Madrid, Barcelona y Bilbao, donde el menú puede costar hasta 14,7 euros. En cambio, si vives en sitios como Valencia o Sevilla, podrías estar pagando alrededor de 12,3 euros por una comida completa. Aun así, no es ni de lejos comparable con los precios exclusivos del Congreso.
Los jóvenes y los diputados: dos mundos, dos realidades
Otro dato interesante es la brecha abismal entre los jóvenes universitarios y los diputados. Mientras los primeros tienen que sudar para pagar menús similares a los de sus señorías, sus sueldos no podrían estar más lejos. El salario medio de un joven entre 20 y 24 años ronda los 15.181 euros al año, mientras que los de 25 a 30 años suben a 20.459 euros. Un diputado de base, por su parte, se lleva a casa entre 57.478 y 72.248 euros anuales, sin contar dietas y otros complementos.
La subida de precios afecta principalmente a los jóvenes, quienes además tienen que lidiar con salarios bajos, alquileres imposibles y trabajos precarios. Mientras tanto, los diputados viven con tranquilidad, sabiendo que su menú de 6,45 euros no va a romperles el presupuesto, ¡aunque se suban sueldos como si no hubiera mañana!
Carta de la cafetería del Congreso de los Diputados tras la subida de precio aprobada en 2023
Estas imágenes con la propuesta de subida de precios en la cafetería del Congreso sirven para visualizar lo absurdo de la comparación que hemos estado haciendo. Mientras que el ciudadano común ve cómo su menú diario se acerca a los 14 euros, los diputados siguen comiendo por unos ridículos 6,45 euros, con un incremento del 15% que todavía los deja en una zona de confort muy lejana de lo que pagamos el resto.
Observamos precios que parecen de otra época: un menú del día por 6,45 euros, mientras los precios de extras, como el segundo plato a 1,39 euros o un café a 1,10 euros, siguen siendo de risa. Todo esto sube un 15%, pero aún así, siguen siendo cantidades que el ciudadano de a pie solo vería en un sueño.
¡Esto apoya aún más el hecho de que, mientras el resto de España batalla con la inflación, los diputados no tienen que hacer muchos sacrificios!
¿No te parece que comer por menos de 7 euros en pleno centro de Madrid debería ser considerado casi un súperpoder?
Reflexión final: ¿Quién paga el pato?
Así que, mientras nosotros nos seguimos quejando del precio de la comida, parece que en el Congreso están en un paraíso gastronómico low-cost. ¿Será que los menús económicos son una forma de garantizar que nuestros políticos están bien alimentados para tomar decisiones importantes? O quizá, simplemente, alguien se ha dado cuenta de que no pueden pagar lo mismo que nosotros, a pesar de ganar mucho más.
La gran pregunta es: ¿Si fueras diputado, preferirías que te subieran el sueldo o te mantuvieran el menú barato? Yo no sé tú, pero con esos precios, ni siquiera me molestaría en pedir una subida…