El Mercado Central con múltiples deficiencias fruto de años de abandono
El edificio del Mercado Central de Valencia, joya del modernismo y edificio declarado como Bien de Interés Cultural está en un estado más que lamentable. De propiedad municipal parece que hace años el Ayuntamiento ha abandonado el edificio a su suerte, y los técnicos competentes municipales parece han abandonado igualmente su función in vigilando.
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Las goteras
A las múltiples goteras que aparecen con la lluvia cabe sumar la lluvia constante en los sótanos de filtraciones del piso de arriba bajo el área de pescadería, que se llena de charcos y se filtra el agua por el forjado y junto a cables eléctricos.
Un problema que puede haber ocasionado ya daños a la estructura del mismo ya que está filtrando agua de día y de noche. Unos simples cubos tratan de poner un parche en vez de solucionar el problema.
Problemas sanitarios
A los problemas de seguridad del edificio se suman los problemas sanitarios. hace tiempo que los vendedores advierten de la presencia de palomas en el recinto del mercado, donde se vende producto fresco. La presencia de un grupo de palomas es constante y defecan allí donde les parece bien, ya sea en el suelo, encima de los clientes o encima de las paradas, incluso del género a la venta. Un problema sanitario que nadie ha resuelto en meses y que da cuenta del total abandono del mercado por parte del Ayuntamiento y de la Asociación de vendedores.
Algunos puestos han colocado mantas o plásticos por encima de sus paradas para evitar el producto a la venta sea «defecado» por las palomas presentes en el recinto. Como ésta sobre el borde de una parada y que en cualquier momento puede defecar sobre el género expuesto. Los vendedores poco pueden hacer excepto quejarse, pero parece que sus quejas no son escuchadas por nadie, ni en la Asociación ni en el Ayuntamiento.
Este diario se ha puesto en contacto con las oficinas del Mercado Central y la gerente no ha querido ni dar declaraciones ni dar explicación alguna en un ejemplo de falta de transparencia y control del mercado, un mercado que algunos días alcanza los 31.5ºC lo que dificulta el trabajo, mientras en oficinas tienen potentes aparatos de aire acondicionado y en las oficinas de concejalía la denominada «Llongeta» tienen el termostato por debajo de 24ºC en verano y a 26ºC en invierno, incumpliendo la normativa del gobierno sobre la climatización de espacios públicos.
Ya no hablemos de las toneladas de polvo y suciedad de sus vidrieras del Mercado Central, acumuladas en 15 años, que nadie ha limpiado y que impiden el paso de la luz y del aire… Un problema muy grave que nadie ha querido solucionar, por una parte el ex-concejal Carlos Enrique Galiana no ha tenido voluntad política, y el Ayuntamiento con sus técnicos ha estado mirando hacia otro lado.
La Asociación de vendedores tampoco ha exigido con contundencia que el edificio estuviera en condiciones. Extrañamente han aparecido monitores con bases soldadas a la estructura y lonas publicitarias, todo prohibido según la ley de patrimonio, pero «donde no hay patrón, manda marinero». Es hora de meter mano a este gran mercado para evitar se degrade aún más.
Ciertos técnicos parece han estado más preocupados en perseguir a vendedores por salir su cartel unos centímetros de más que por mantener el mercado en condiciones, ahora deberán dar cuenta de su total inacción y permisividad para con la dejación y abandono absoluto del Mercado Central, pero ya sabemos que en la Llongeta hay que acudir de noches, porque de día no atienden, un servicio donde ciertos funcionarios trabajan de noche y sacan y entran expedientes de la oficina sin ningún control. Por eso el llamado «Fantasma de la Llongeta». La transparencia debe ser cosa de otros.
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