El Mercado Central de Valencia en sus horas más bajas por la desidia municipal de los últimos años
El Mercado Central de Valencia se empezó a construir en 1.914 pero no fue hasta Enero de 1.928 cuando finalizaron las obras de construcción. Hace casi 100 años de este gran mercado que ocupa 6.800 metros cuadrados de superficie.
Casi 20 años de polvo y suciedad acumulados
En 2004 se realizó la última gran intervención, ahora hace casi 20 años. Desde entonces el polvo y la suciedad se acumula en sus vidrieras sin que nadie lo limpie, a pesar de ser un mercado donde se vende producto fresco. Muchas de las vidrieras no se pueden apreciar de este monumento declarado como Bien de Interés Cultural y cuya propiedad es del Ajuntament de Valencia que ha permitido por su total inacción que se anclen a la estructura elementos impropios, que se ejecuten obras con chimeneas de extracción de humos e incluso hay zonas degradadas y en peligro de derrumbe por su mal estado.
En Diciembre de 2018 se acabó la autogestión del principal mercado del cap i casal, el Mercado Central. Hasta entonces en manos de la asociación de vendedores. Desde esa fecha el limbo total. Goteras, reparaciones y problemas se acumulan además de suciedad sin que Asociación de vendedores ni el Ayuntamiento hagan nada por solventarlo. Montacargas que no funcionan, puertas oxidadas, kilos de suciedad sobre las marquesinas de las paradas y palomas defecando sobre los productos y las personas. Además de goteras cuando llueve.
Guerra abierta al turismo
Un mercado que ha cambiado el perfil de su cliente, sin casi líneas de transporte público que lleguen a sus inmediacioens y con un sólo parking carísimo al alcance de los bolsillos de unos pocos han hecho huir a los clientes. Síntoma de ello son las 27 paradas en traspaso que reconoce la propia web del mercado, todas de producto fresco o tradicional.
Se da la dicotomía de que mientras la asociación de vendedores ha declarado la guerra al turista, cada vez hay más puestos dedicado a ese perfil de cliente, venta de souvenirs, productos gourmet para turistas, zonas de degustación de vinos, cafés y cada vez son más las paradas que transforman el producto fresco en elaborado. No es difícil ver en una frutería piezas de fruta frescas cortadas listas para su consumo en vasitos.
Los problemas se acumulan y no ha habido voluntad política de solucionarlos
Con un sótano cerrado a la carga y descarga de los propios vendedores y con cientos de almacenes construidos para hacer negocio y con nuevas concesiones administrativas, el Ayuntamiento lejos de facilitar a los vendedores la actividad comercial las ha dificultado cada vez más estos últimos años.
Esta semana pasada se vio la total falta de seguridad del recinto, donde los vendedores tuvieron que llamar al único guardia de seguridad disponible en todo el recinto esa mañana para retener a un ladrón. Tuvieron que ser los propios vendedores quienes llamaran a los agentes de policía, porque desde las oficinas del mercado parece estaban “a otras cosas”. Se descubrió que el ladrón portaba numerosos turrones y otros productos sustraídos de diversas paradas.
Fuerte calor en el Mercado que hace insoportables las compras
Esta semana de fuerte calor dentro del Mercado Central está siendo insoportable y hace casi imposible acudir a este recinto, con trabajadores trabajando sin aire acondicionado y por encima de los 30ºC, cosa que impide la ley de seguridad e higiene en el trabajo. En invierno pasan frío y en verano no hay quien pueda soportar estar allí. Todo mientras en las oficinas y sobre todo en las oficinas de la Llongeta disfrutan de una climatización excesiva.
Este invierno en La Llongeta el termostato marcaba 26ºC de temperatura. Algo que prohíbe la ley, pero ellos son concejalía y por tanto “deben pensar que están fuera de la ley”.
Esto unido a palomas que defecan sobre el producto, vendedores y compradores hace que este mercados ea una trampa mortal, o mueres de calor, o te resbalas con una defecación de paloma o sales bautizado pro las palomas. ¿No hay nadie al mando?.
El nuevo concejal deberá de inmediato ponerse manos a la obra después de la dejadez total a este edificio y sus vendedores que se ha convertido en un territorio sin ley, donde unos pocos deciden y se persigue a quienes no piensan igual, pero al realidad es que el Mercado Central pasa sus horas más bajas de los últimos 100 años.
Los problemas se acumulan y no ha habido voluntad política municipal de solventar absolutamente nada. Sólo se ha mirado hacia otro lado permitiendo irregularidades a los acólitos y amiguetes y persiguiendo a los que osaban poner en duda la gestión.