“Corrupción: El único virus que no necesita vacuna”
En el Día Internacional contra la Corrupción, analizamos cómo los europeos perciben este fenómeno, con España, Grecia y Portugal liderando la desconfianza, mientras los países nórdicos viven en su utopía moral.
¿Qué es la corrupción y por qué tiene su propio día?
La corrupción, según la ONU, es un fenómeno que atraviesa fronteras y afecta a todos los países. Daña las democracias, pervierte las leyes y convierte los procesos burocráticos en auténticas gymkanas diseñadas para sacar el talonario.
En 2024, el Eurobarómetro ha medido una vez más la percepción de la corrupción en Europa. Los resultados nos recuerdan que, en países como España, ya no se ve como un problema excepcional, sino como un compañero de viaje en el día a día político y económico.

En España, nueve de cada diez personas creen que la corrupción está generalizada. Es decir, solo uno de cada diez sigue confiando, probablemente alguien que aún no ha encendido el telediario.
En el Mediterráneo, países como Grecia (98%), Portugal (96%) y Malta (95%) superan nuestras cifras, demostrando que, en el sur de Europa, la corrupción no solo es un problema: es casi un patrimonio cultural.
¿Por qué sucede esto? Quizás sea el clima, que invita a las reuniones informales al sol, o nuestra tendencia a dejar las cosas “para mañana”. Lo cierto es que los escándalos son tan habituales que podrían tener su propia sección fija en las noticias.
Los países nórdicos: ¿Paraíso o marketing?
En Finlandia y Dinamarca, menos del 30% de los encuestados ven la corrupción como un problema. Allí, la política parece un trámite aburrido y no una novela por entregas llena de giros y traiciones.
Pero, ¿es esto mérito de su sistema o simplemente falta de tentaciones? Alguien debería probar si un político danés resistiría un buen jamón ibérico o una entrada VIP para un partido en el Camp Nou. Quizás ahí descubriríamos si su moralidad es tan inquebrantable como parece.
Lecciones del Día Internacional contra la Corrupción
La percepción de la corrupción nos muestra no solo la realidad, sino también el nivel de desconfianza de los ciudadanos hacia sus instituciones. En España, aceptar que el problema está extendido es un paso necesario. El reto es cambiar esa mentalidad colectiva que lo normaliza.
Reflexión final
La corrupción, como los calcetines mal emparejados, siempre está ahí, aunque intentemos ignorarla. Este día nos invita a reflexionar sobre cómo frenarla y si realmente queremos hacerlo.
¿Qué opinas tú? ¿Es la corrupción una herencia cultural o una consecuencia de sistemas mal diseñados? ¡Déjanos tus ideas, pero recuerda, aquí no aceptamos sobres!