El periodista defiende su cobertura de la DANA en Valencia, enfrentando críticas sobre la desinformación y las consecuencias de sus palabras.
Iker Jiménez se encuentra en el centro de una tormenta mediática tras su cobertura de la DANA que devastó Valencia. Informaciones sobre el parking del centro comercial Bonaire, rumores de cadáveres y teorías de encubrimiento gubernamental han convertido su trabajo en un foco de debate nacional. ¿Hizo Jiménez lo correcto al abordar temas sensibles en medio de la tragedia, o cruzó la línea hacia el sensacionalismo?
En una entrevista reciente con Carlos Herrera en Herrera en COPE, el periodista explicó su posición, asumió algunos errores y lanzó críticas hacia quienes, según él, han intentado censurarlo.
El inicio de la polémica: los rumores sobre Bonaire
La controversia comenzó en Horizonte, el programa de Jiménez, donde se mencionaron informaciones que hablaban de un infierno en el parking del centro comercial Bonaire, sugiriendo incluso la presencia de cadáveres atrapados en los vehículos.
Según Jiménez, estas informaciones provenían de varias fuentes:
“Cuatro fuentes diferentes, vinculadas con quienes custodiaban el parking y con forenses, nos decían que había cuerpos. Si nos engañaron a todos o algo ocurrió, no lo sé”.
Estas declaraciones, aunque impactantes, no estaban respaldadas por fuentes oficiales, lo que las convirtió en el epicentro de críticas y acusaciones de desinformación.
Un tuit que encendió la llama
El propio Jiménez admite que el problema no fue solo lo emitido en su programa, sino un tuit personal en el que amplificó estas teorías. En él, mencionaba que había 700 vehículos aparcados en el parking, lo que, en sus palabras, desató un “aquelarre” mediático.
“Fue un error. Ese tuit encendió la indignación. Me entró indignación porque se despierta algo, una especie de furia colectiva”.
Desde ese momento, el parking de Bonaire se convirtió en el centro de teorías conspirativas que hablaban de un encubrimiento masivo por parte del Gobierno.
La defensa de su trabajo
Jiménez asegura que su intención fue mostrar “el otro lado” de la tragedia, una versión que contrastaba con lo que, según él, era una narrativa oficial edulcorada:
“Quería mostrar la realidad de lo que viví, un mundo irreal donde gente pedía agua por las ventanas y había torres de coches apilados. El contraste generó mucho malestar”.
Además, destacó que su equipo documentó lo sucedido con rigor, publicando un vídeo que, hasta la fecha, acumula casi 8 millones de visualizaciones, en el que intenta aclarar el papel de su programa y desmentir las acusaciones de manipulación.
Cierre de su canal de YouTube y acusaciones de censura
En medio de la polémica, YouTube suspendió el canal de Jiménez, una plataforma donde habitualmente emitía contenidos adicionales. El periodista calificó esta decisión como un ataque planificado:
“Es un acto de censura. Nunca había visto algo así, que se intente presionar a un medio para que deje de recibir publicidad por mi trabajo”.
Este no es el primer conflicto de Jiménez con la plataforma. En ocasiones anteriores, ya había denunciado supuestos actos de censura relacionados con contenidos polémicos, como entrevistas a personas que rechazaban las vacunas contra la COVID-19.
La frontera entre informar y desinformar
La cobertura de Jiménez sobre Bonaire y la DANA ha planteado preguntas incómodas sobre los límites del periodismo. Aunque él defiende su papel como periodista incómodo, dispuesto a cuestionar las narrativas oficiales, muchos lo acusan de cruzar la línea hacia el sensacionalismo.
Un episodio que alimentó las críticas fue el vídeo de un colaborador suyo intencionadamente cubriéndose de barro durante la cobertura, lo que generó dudas sobre la autenticidad de algunos aspectos de su trabajo.
Por otro lado, las acusaciones de desinformación sobre el número de víctimas en Bonaire carecen de evidencia oficial, pero las teorías siguen circulando en redes sociales, amplificadas por la controversia mediática.
Reflexión final: ¿periodismo o espectáculo?
La figura de Iker Jiménez polariza: para algunos, es un periodista valiente que se atreve a explorar lo que otros callan; para otros, un showman que prioriza el impacto sobre la verdad. La polémica del parking de Bonaire, más allá de sus detalles, subraya la responsabilidad que implica informar en tiempos de crisis.