La Lonja de Valencia, de los bocadillos y de las tapitas
La Lonja de los Mercaderes o de la Seda lleva años ofreciendo un menú muy variado para los visitantes que se acercan a sus escalones a comer y a beber. Entre la rica variedad gastronómica que se puede degustar en este monumento está el famoso «Bocadill de chamó y qués en aseitunes sense hués», acompañado, eso sí, de una bona cervesseta.
Este mismo sábado, a mediodía, una familia montaba un pícnic allí y preparaba las lonchas de jamón serrano, el queso y el pan para comerse un buen bocata en el mejor lugar de la ciudad. Una estampa habitual que puede verse de lunes a domingo, a la hora del almuerzo y de la comida, principalmente, y que algunas personas defienden bajo el paraguas de que esto lo convierte en un monumento «vivo» y «útil». Argumentos absurdos y contrarios a la propia declaración y protección del bien.
Un turismo de «calidad», que bebe, come, fuma, mancha y deja su basura en los escalones de un edificio que es Patrimonio de la Humanidad UNESCO, ante la pasividad de un Ayuntamiento de Valencia que no hace nada para evitarlo, en una clara muestra de dejación de funciones.
Nuestro consistorio, por acción u omisión, lleva permitiendo desde hace años que los escalones de las puertas y fachadas principales de la Lonja (plaza del Mercado y calle de la Lonja), además de los escalones de la calle lateral (calle Pere Compte), se hayan convertido en un lugar usual para que los turistas se sienten a beber y a comer, convirtiendo esta parte del monumento o en la barra y/o terraza de un bar. Una estampa vergonzosa y lamentable para un monumento que es Patrimonio de la Humanidad.
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En las numerosas imágenes de las que disponemos, se puede apreciar perfectamente como a diario, los turistas beben, comen y fuman, manchando los escalones y la fachada, dejando su basura, restos de comida, envases, latas y las colillas allí. Y ojo, porque lo que estamos denunciando es el hecho de comer, beber y manchar esta parte del monumento, pero no el sentarse en los escalones a descansar. Son dos cosas completamente diferentes. Además, si tomáramos de forma literal y estricta el ejemplo de Roma, tampoco se podría sentar nadie en esos escalones, ni a descansar.
Lo más grave de este asunto, además del incivismo, la falta de conciencia y de respeto por nuestro patrimonio, es que el Ayuntamiento de Valencia conoce perfectamente el problema que llevamos denunciando desde hace años y dispone de cámaras de vídeo vigilancia que graban 24 horas al día, 365 días al año. Aún así, se pone de perfil y sigue sin actuar, no tomar ninguna medida para proteger los escalones del monumento y evitar estos comportamientos.
La mayoría de estos turistas comen y beben en el horario en el que el monumento está abierto al público, con las cámaras grabando y las imágenes visionándose en tiempo real en los monitores que tiene el monumento en su interior y que pueden visionar los funcionarios que allí trabajan. Sin embargo, ningún responsable de nuestro consistorio está evitando que la situación que denunciamos se siga produciendo, ni se está prohibiendo a los turistas este tipo de actividades y comportamientos contrarios a la importancia y categoría del monumento más importante de la ciudad.
La colocación de una señalética vertical advirtiendo de la prohibición de beber, comer, fumar, etc., acorde a la protección del edificio, y la presencia de la Policía Local en la zona, primero avisando y posteriormente y llegado el caso, sancionando, como se está haciendo ya en otros países con los escalones de sus monumentos, podría solucionar el problema.
Nuestro consistorio también debería hablar con los restaurantes de la calle Pere Compte y con el hostel de la calle de la Lonja para estos informen a sus usuarios y sus clientes que ni los escalones, ni los alféizares del monumento son para sentarse o montar allí la barra del bar, dejando latas, vasos o, directamente, apagando las colillas y tirándolas allí. Un poco de comunicación y de concienciación no vendría nada mal para atajar de raíz el problema.
Mientras tanto, sólo podemos expresar la vergüenza e indignación que nos provoca tener que ver esto a diario. Mala educación, falta de respeto, cutrez y pasotismo absoluto de las administraciones públicas valencianas. No merecemos que nuestro Patrimonio de la Humanidad y su entorno de protección sigan ofreciendo esta imagen tan deplorable.
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