Los agricultores del Parque Natural de la Albufera ya pueden realizar la quema de la paja del arroz con un proceso más ágil, que elimina los permisos y facilita las gestiones en grupo. La medida busca simplificar la labor agrícola mientras persisten las críticas de los ecologistas.
La tradicional quema de la paja del arroz ha comenzado este jueves en el Parque Natural de la Albufera, marcando el inicio de una campaña que, por primera vez, se ve beneficiada por la eliminación de parte de la burocracia que complicaba este proceso en años anteriores. El Consell, con el apoyo de los consellers de Agricultura y Medio Ambiente, ha puesto en marcha una serie de medidas que buscan facilitar la labor de los arroceros. A partir de ahora, ya no será necesario solicitar permisos formales para realizar las quemas, basta con notificar la actividad, lo que supone una mejora significativa en términos de tiempo y gestión.
Fin de las trabas burocráticas para los agricultores
La quema de la paja del arroz es una práctica que ha generado controversia durante años. Sin embargo, para los agricultores de la Albufera, resulta una herramienta esencial para mantener la salud de sus campos y evitar problemas como la proliferación de plagas. A pesar de ello, hasta este año, los arroceros debían enfrentarse a una compleja burocracia que ralentizaba el proceso. Ahora, el Consell ha simplificado estos trámites para que los agricultores puedan llevar a cabo la quema de manera más rápida y eficiente.
Durante el programa La via verda, los consellers Miguel Barrachina (Agricultura) y Vicent Martínez Mus (Medio Ambiente) explicaron los detalles de estas nuevas disposiciones. Martínez Mus señaló que las medidas han sido diseñadas para dar respuesta a las necesidades urgentes de los agricultores. «Sabemos que la quema de la paja del arroz es algo que, aunque se debe evitar en la medida de lo posible, es esencial para muchos agricultores. Por ello, hemos trabajado para que este año la quema se pueda realizar con más facilidad y menos burocracia», comentó el conseller de Medio Ambiente.
Barrachina, por su parte, destacó que la publicación de las nuevas normas se ha realizado «más pronto que nunca», permitiendo que los agricultores tengan mayor margen para organizarse y planificar sus quemas. «Ya no tienen que esperar la respuesta de la administración, con una simple notificación es suficiente», subrayó el conseller de Agricultura, al tiempo que anunció que la normativa también permite realizar quemas en grupo, lo que reduce aún más los trámites administrativos.
La quema en grupo: una solución práctica
Una de las principales novedades de este año es la posibilidad de que los agricultores realicen la quema de la paja del arroz en grupo. Esto significa que varios arroceros pueden unirse en una misma solicitud, lo que permite organizar mejor el proceso y garantizar que las quemas se lleven a cabo de manera segura y coordinada. Según Martínez Mus, esta modalidad tiene como objetivo optimizar los recursos y facilitar la gestión colectiva, lo que reducirá el tiempo y el esfuerzo que los agricultores deben invertir en los trámites.
La quema de la paja, además de ser una medida crucial para mantener la productividad de los campos, también se realiza con el fin de evitar que los restos de las cosechas se acumulen en el suelo, lo que puede generar problemas de falta de oxígeno y afectar la calidad del cultivo en los siguientes ciclos.
Las críticas ecologistas: un conflicto sin resolver
A pesar de los esfuerzos por agilizar y organizar el proceso, las organizaciones ecologistas siguen expresando su preocupación por el impacto ambiental de la quema de la paja del arroz. Denuncian que esta práctica es perjudicial para la fauna y flora del Parque Natural de la Albufera, un espacio protegido que alberga una gran diversidad de especies y ecosistemas delicados.
Los ecologistas argumentan que la quema genera una gran cantidad de emisiones contaminantes, contribuyendo al deterioro de la calidad del aire y afectando negativamente a las aves acuáticas que habitan en la Albufera. Además, señalan que el humo y las partículas suspendidas en el aire pueden tener consecuencias perjudiciales para la salud de los residentes de las zonas cercanas.
En respuesta a estas críticas, el conseller de Medio Ambiente, Vicent Martínez Mus, defendió la compatibilidad de la quema con la preservación del entorno. «Sabemos que debemos encontrar un equilibrio. La quema es perjudicial si se realiza de manera descontrolada, pero dejar que la paja se acumule también es malo para el entorno y para la salud de los campos. Todos compartimos el mismo objetivo de proteger la Albufera, pero los agricultores necesitan esta herramienta para seguir con su actividad», señaló el conseller.
Por su parte, el conseller de Agricultura, Miguel Barrachina, subrayó que la quema de la paja no solo es una práctica necesaria para el cultivo del arroz, sino que también elimina plagas que pueden dañar la cosecha. «Es una de las actividades agrícolas más ecológicas que existen, y es crucial para asegurar que las próximas cosechas sean saludables», defendió, pidiendo comprensión hacia los arroceros y su labor en el campo.
La importancia de la Albufera y la posible declaración de Reserva de la Biosfera
El Parque Natural de la Albufera es uno de los humedales más importantes de Europa y ha sido un área de cultivo de arroz durante siglos. Este equilibrio entre la actividad agrícola y la protección del medio ambiente es una de las claves para avanzar en la candidatura de la Albufera como Reserva de la Biosfera, un reconocimiento internacional que destacaría el valor ambiental y cultural del parque.
Los consellers Martínez Mus y Barrachina han subrayado que la actividad humana, y en particular el cultivo del arroz, es fundamental para mantener el paisaje y la biodiversidad del parque. La quema de la paja, aunque polémica, forma parte de este proceso histórico de gestión de los arrozales, y el reto para el futuro es encontrar maneras de hacerla más sostenible sin comprometer la producción agrícola.