Los vecinos de La Roqueta acumulan otro fin de semana sin poder dormir. Peleas, gritos, altercados,… de nuevo generados por los clientes en las inmediaciones de una conocida discoteca de la Calle San Vicente.
Por la noche, vandalismo, gritos, peleas de personas con un elevado grado de alcohol en sangre, generando ruidos, pero también peligro, ya que esas personas ocupan indiscriminadamente una calzada de varios carriles de circulación, generando pitidos de los conductores e inseguridad vial.
Cuando no hay botellones en la zona, hay fiestas improvisadas en medio de la calzada o vehículos de los clientes que estacionan ocupando parte de la calzada. Unas prácticas que vienen soportando años.
Por la mañana en La Roqueta el rastro y las consecuencias de una noche de fiesta incontrolada son perfectamente visibles, vomiteras en aceras, orines y su olor en las fachadas de edificios y portales, incluso alguna micción por la calle y no son de animales de cuatro patas.
Los vecinos vienen reclamando años soluciones para este tipo de comportamientos, pero aseguran que la única opción es el traslado de esta discoteca fuera del núcleo urbano o a una zona alejada de edificios de viviendas, ya que literalmente ocupan los bajos y parte del deslunado de una manzana de edificios en pleno centro de Valencia.
La solución policial no vendrá a corto plazo
Los fines de semana que la policía se ha pertrechado con coches y agentes en la puerta, han podido descansar y los incidentes se han reducido a casi desaparecer, lo que da cuenta de la necesidad cada fin de semana de estos agentes. El Ajuntament de Valéncia ya ha advertido e informado de la creación de una patrulla antibotellón, pero la escasez de agentes ha hecho que se retrase su puesta en funcionamiento. Así, en el presupuesto municipal de 2024 se plantea una partida para más de 100 nuevos agentes, pero después de pasar als pruebas correspondientes y las oposiciones deberán durante 6 meses acudir a la formación específica policial, lo que retrasa que lleguen a las calles. Mientras los vecinos de muchos barrios de la ciudad continúan teniendo su infierno particular cada período festivo o cada fin de semana.