Miles de personas reclaman la dimisión de autoridades centrales y autonómicas en protesta por la gestión de la dana, en medio de cánticos que reflejan el dolor e indignación de la ciudadanía
El sábado, Valencia fue el escenario de una gran manifestación pacífica que reunió a miles de personas para exigir responsabilidades a los gobiernos central y autonómico. La protesta, convocada en respuesta a la gestión considerada deficiente de la reciente gota fría o dana, que devastó varias localidades de la Comunidad Valenciana, tuvo como lema principal “dimisión” y “no nos han manchado de barro, sino de sangre”. Este clamor reflejó la profunda indignación que sienten las comunidades afectadas por lo que perciben como un abandono institucional en momentos críticos.
La manifestación: indignación y dolor a las puertas del Ayuntamiento
La concentración comenzó en la plaza del Ayuntamiento, desde donde una multitud portando pancartas y megáfonos pidió la dimisión de los responsables políticos, cuestionando la falta de acción y recursos en los momentos más oscuros del temporal. Los manifestantes acusaron tanto al gobierno central como al autonómico de priorizar otros intereses sobre las urgencias de la población en apuros, mientras recordaban a las víctimas con lemas como “nosotros manchados de barro, vosotros de sangre” y “el pueblo muriendo mientras ellos siguen con su agenda”.
Algunos manifestantes denunciaron que los fondos de emergencia y las operaciones de rescate llegaron tarde, y que las autoridades no brindaron el soporte adecuado para mitigar los daños de la dana. El retraso en las labores de recuperación y el insuficiente despliegue de personal y recursos en áreas inundadas fue otro de los puntos de crítica. Anna Oliver, presidenta de Acció Cultural del País Valencià y figura destacada de la manifestación, expresó que el evento había reunido a personas de todas las edades y contextos unidos por el dolor y el reclamo de justicia.
Momentos de tensión: intervención de la policía y lanzamiento de bengalas
Durante la manifestación, un momento de tensión se vivió cuando algunos manifestantes lanzaron bengalas en dirección al Ayuntamiento, lo cual obligó a la policía a intervenir y dispersar a la multitud en las inmediaciones del edificio. Sin embargo, el incidente no escaló a mayores confrontaciones y la protesta continuó con cánticos de “dimisión” y “responsabilidad”, extendiéndose hacia la Plaza de la Virgen y otras calles céntricas de la ciudad.
El acto contó con la presencia de familiares de personas afectadas por el temporal, voluntarios que ayudaron en las labores de limpieza y rescate, y habitantes de los municipios más afectados, quienes reclamaron una respuesta más ágil y efectiva. “Llevo 10 días trabajando en Catarroja ayudando a limpiar el barro. Nosotros hemos sido quienes hemos ido a ayudar, no las instituciones”, lamentó Mario Portero, uno de los jóvenes que participó en las labores de rescate de emergencia.
La indignación trasciende las fronteras de la Comunidad Valenciana
La movilización no se limitó a Valencia. En Madrid, cientos de personas se congregaron en la Puerta del Sol en solidaridad con los valencianos. En esta manifestación paralela, los participantes denunciaron la “incompetencia” de los líderes políticos en la gestión de la emergencia y pidieron penas de prisión para los responsables. José Luis Martínez, coordinador de la organización juvenil La Plaza, condenó lo que consideró una “falta de humanidad” y una “irresponsabilidad sin precedentes” por parte de los gobiernos central y autonómico. La protesta en Madrid fue también una oportunidad para plantear el descontento frente a la presidenta de la Comunidad de Madrid, quien fue duramente criticada en cánticos que vinculaban su gestión en temas sociales con el desamparo que sufren ciudadanos en distintas partes del país.
Compromisos oficiales: alta velocidad y reabastecimiento de servicios básicos
En respuesta a la creciente presión social, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunció que la conexión ferroviaria de alta velocidad entre Madrid y Valencia se restablecerá a mediados de la próxima semana. Las labores de reparación en el bypass de la A-7 también están programadas para concluir en los próximos días, una medida que facilitará el tránsito de los vehículos pesados y livianos entre las dos comunidades. Además, se han desplegado equipos de georradar y batimetría en zonas de profundidad de la Albufera para localizar a posibles víctimas del temporal, mientras continúan los operativos en el río Magro, la rambla del Poyo y el río Turia.
Este anuncio, sin embargo, ha sido recibido con escepticismo por parte de los manifestantes, quienes consideran que estas respuestas llegan tarde y que las promesas no garantizan la seguridad ni reparación a corto plazo. Para muchos, las medidas no compensan las pérdidas humanas y materiales ya sufridas, ni cambian la percepción de que los recursos no llegaron cuando eran más necesarios.
La voz de los afectados: “La ayuda llegó tarde y descoordinada”
Los testimonios de los afectados han puesto en evidencia el malestar de comunidades que, según denuncian, se sintieron ignoradas durante las horas críticas de la dana. Pedro López, voluntario de una ONG, comentó que “la ayuda llegó descoordinada y tarde; cuando ya habíamos perdido mucho, cuando ya muchos estábamos hasta el cuello de barro”. Varios asistentes que aún portaban vestimentas manchadas de barro reiteraron que fueron ellos mismos quienes organizaron esfuerzos de rescate y limpieza en sus localidades, en un claro mensaje de autosuficiencia ante la falta de respuestas oficiales.
El reclamo de los manifestantes es claro: justicia y dignidad. Y aunque las cifras oficiales son materia de análisis, el impacto de la dana en la Comunidad Valenciana será recordado no solo por la devastación material, sino también por la desconfianza generada en torno a las instituciones encargadas de proteger a los ciudadanos.
Reflexión y futuro: ¿cómo reconstruir la confianza?
La movilización social en Valencia ha abierto un debate sobre el papel de las instituciones en situaciones de crisis y la necesidad de repensar los mecanismos de respuesta a desastres naturales. ¿Podrá el gobierno recuperar la confianza de la ciudadanía y ofrecer soluciones más contundentes y eficientes ante futuras crisis climáticas?