El 29 de agosto se recuerda el sacrificio de los beatos Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato, dos franciscanos enviados por San Francisco de Asís al Reino de Aragón en plena dominación musulmana, y que encontraron el martirio en la actual Plaza de la Reina de Valencia en 1228.
La historia de la fe cristiana en Valencia está marcada por el sacrificio y la valentía de muchos que, a lo largo de los siglos, defendieron sus creencias en circunstancias extremadamente adversas. Entre estos valientes, destacan los beatos Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato, dos franciscanos italianos que, siguiendo la misión evangelizadora encomendada por San Francisco de Asís, llegaron a la Valencia del siglo XIII, entonces bajo dominio musulmán, y ofrecieron su vida en testimonio de su fe.
Un Viaje de Fe: Desde Italia a la Valencia Musulmana
Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato eran hombres de profunda espiritualidad que ingresaron en la Orden Franciscana ya en su madurez. Juan, siendo sacerdote, y Pedro, un laico devoto, fueron formados espiritualmente por San Francisco de Asís, quien vio en ellos un gran potencial para llevar el Evangelio a tierras donde el cristianismo sobrevivía bajo una constante amenaza.
En 1220, San Francisco los envió al Reino de Aragón, una región de la península ibérica que incluía territorios bajo control musulmán, con la misión de apoyar a las comunidades cristianas que vivían en esas zonas y de predicar el Evangelio. Esta misión no era solo un acto de fe, sino un compromiso con la idea de que la palabra de Dios debía ser llevada a todos, incluso en las condiciones más difíciles.
Llegada a Valencia: El Encuentro con la Persecución
Después de un tiempo en Teruel, donde se dedicaron al servicio de los más necesitados, incluyendo a los leprosos, los dos franciscanos se dirigieron a Valencia en 1228. En esa época, Valencia estaba gobernada por el último rey musulmán del reino, Zeit Abuzeit, conocido entre los cristianos como Azoto. Bajo su reinado, la persecución contra los cristianos estaba en su apogeo. Sin embargo, esto no disuadió a Juan y Pedro, quienes comenzaron a predicar públicamente, sabiendo que ello podría costarles la vida.
No pasó mucho tiempo antes de que las autoridades musulmanas tomaran medidas. Los franciscanos fueron arrestados y sometidos a duros interrogatorios. A pesar de las amenazas y torturas, ambos se mantuvieron firmes en su fe, lo que finalmente llevó a Zeit Abuzeit a ordenar su ejecución.
El Martirio: Fe Hasta el Final en la Plaza de la Reina
El 29 de agosto de 1228, Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato fueron llevados a la Plaza de la Higuera, actualmente conocida como la Plaza de la Reina, donde fueron atados a un ciprés y decapitados públicamente. Según la tradición, antes de su ejecución, los mártires profetizaron la conversión al cristianismo de Zeit Abuzeit, un hecho que se materializó algunos años después cuando, destronado, se bautizó en 1233.
El martirio de estos dos franciscanos coincidió con la conmemoración del martirio de San Juan Bautista, añadiendo un simbolismo aún mayor a su sacrificio. Su muerte no solo fue un acto de resistencia espiritual, sino también una semilla que, años más tarde, contribuiría a la conversión del último rey musulmán de Valencia.
El Legado de los Mártires: Un Recuerdo Vivo en Valencia y Teruel
Tras su muerte, los cuerpos de Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato fueron recuperados y enterrados inicialmente en el cementerio de la iglesia de San Bartolomé en Valencia. Con el tiempo, y tras la conquista cristiana de la ciudad por Jaime I, las reliquias de ambos mártires fueron trasladadas a Teruel, donde se les dio sepultura en las celdas donde habían vivido junto a la ermita de San Bartolomé.
La devoción por estos mártires creció a lo largo de los siglos, y en 1705, el papa Clemente XI los beatificó, reconociendo oficialmente su sacrificio. Desde entonces, su festividad se celebra cada 30 de agosto en la diócesis de Valencia y un día antes, el 29 de agosto, en la diócesis de Teruel-Albarracín. En Teruel, además, son venerados como copatronos de la ciudad, y su memoria sigue siendo un símbolo de la fe inquebrantable y el compromiso franciscano.
Reflexión Final: El Ejemplo de Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato
La historia de los beatos Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato no es solo una lección de historia, sino un ejemplo de cómo la fe puede mantenerse firme incluso en los momentos más oscuros. Su martirio en Valencia es un recordatorio de la fuerza del espíritu humano y de la importancia de la perseverancia en la fe.
En un mundo donde la libertad religiosa sigue siendo un tema de debate y conflicto, el sacrificio de estos dos franciscanos nos invita a reflexionar sobre los valores fundamentales que sostienen nuestras creencias. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para mantener nuestras convicciones? ¿Cómo podemos honrar el legado de aquellos que dieron su vida por su fe?
Tu opinión importa: ¿Cómo crees que la historia de estos mártires franciscanos puede inspirar a las generaciones actuales y futuras?