Plena inclusión España ha anunciado que el proyecto ‘Mi Casa: Una vida en comunidad’ culminará a finales de 2024, un esfuerzo pionero que ha transformado la vida de 440 personas con discapacidad intelectual y del desarrollo.
Este proyecto ha facilitado la transición de muchas de ellas desde instituciones hacia viviendas inclusivas en sus comunidades, marcando un antes y un después en sus vidas.
El modelo ‘Mi Casa: una vida en comunidad’ se ha posicionado como un ejemplo innovador de desinstitucionalización, promoviendo la creación de viviendas personalizadas que buscan la integración plena de personas con discapacidad.
A lo largo de su desarrollo ha sido un referente en todo el país, alineándose con las directrices de la ‘Estrategia Europea de Cuidados’ y la ‘Estrategia estatal para un nuevo modelo de cuidados en la comunidad’ lanzada por el Gobierno de España en junio de este año.
Un aspecto notable de ‘Mi Casa’ es que ha logrado involucrar a más de 1.300 empresas y servicios en 35 territorios, fomentando la inclusión de personas con discapacidad intelectual y creando redes de apoyo comunitario que han mejorado su calidad de vida.
Hasta la fecha, se han establecido 66 viviendas en 7 comunidades autónomas, contando con el respaldo de 539 profesionales que ofrecen acompañamiento y apoyos personalizados a estas 440 personas
Sin embargo, a pesar de los logros alcanzados, Plena inclusión ha hecho hincapié en la urgencia de consolidar estos progresos y garantizar su continuidad una vez finalice en 2024.
La sostenibilidad de este modelo depende del firme compromiso de las administraciones autonómicas para asegurar una financiación estable, así como programas que permitan la continuidad de las viviendas comunitarias.
Carmen Laucirica, presidenta de Plena inclusión España:
“Es fundamental que no se pierdan los avances logrados hasta ahora. Las personas con discapacidad intelectual tienen derecho a vivir en comunidad con los apoyos necesarios”
La organización hace un llamamiento a los gobiernos autonómicos y al Estado para que tomen este reto como una prioridad social.
Este es el vídeo informativo del proyecto:
Claves del éxito
Una de las claves del éxito del proyecto ha sido la implementación de soluciones innovadoras desde su diseño hasta su ejecución.
Uno de los aspectos más destacados ha sido la participación activa de las administraciones autonómicas y locales en la gobernanza del proyecto, asumiendo un rol decisivo en la toma de decisiones y en el establecimiento de comunidades más inclusivas.
Este enfoque de cogobernanza ha permitido adaptar los recursos a las necesidades específicas de cada territorio, creando un camino para políticas de desinstitucionalización sostenidas a largo plazo.
Dentro de estas soluciones, se han desarrollado nuevas figuras profesionales como el facilitador/a y el conector/a comunitario/a.
Asimismo, se han elaborado planes de transición, se ha trabajado en la coordinación sociosanitaria y se ha incorporado el uso de nuevas tecnologías tanto en las viviendas como en el desarrollo comunitario, todas orientadas a mejorar la vida de las personas involucradas.
Fondos europeos Next Generation
El impulso del proyecto ‘Mi Casa: una vida en comunidad’ ha sido posible gracias a fondos europeos Next Generation, mediante el ‘Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia’ impulsado por el Gobierno de España.
Además, ha contado con la colaboración de 7 federaciones autonómicas de Plena inclusión, que han trabajado en conjunto para facilitar la transición de personas con discapacidad intelectual desde residencias hacia hogares normalizados en barrios y pueblos, promoviendo así su plena inclusión y autonomía.
Con el objetivo de seguir avanzando, Plena inclusión reafirma su compromiso de trabajar en la incidencia política y social, buscando que este modelo se expanda y se consolide como política pública estable en todo el territorio español.
La organización está decidida a luchar por el derecho de las personas con discapacidad intelectual a vivir en comunidad, donde puedan desarrollar su potencial y vivir con dignidad.
Este proyecto es un claro ejemplo de cómo la innovación y la colaboración pueden transformar la vida de miles de personas.
El futuro de este modelo depende de la acción conjunta de todos los implicados, y es fundamental que las administraciones autonómicas asuman su responsabilidad para garantizar que estos logros no se vean comprometidos y que la inclusión sea una realidad para todos.