El presidente del Gobierno acumula sonadas ausencias en actos oficiales clave, incluyendo la emotiva misa por las víctimas de la DANA en Valencia, dejando en evidencia una desconexión institucional cada vez más criticada.
Un patrón que se repite: del Vaticano a Valencia, siempre falta alguien
La ausencia de Pedro Sánchez en el funeral del Papa Francisco el pasado 26 de abril de 2025 no fue una anécdota aislada. Si algo ha quedado claro en estos últimos meses, es que al presidente le cuesta eso de aparecer en eventos públicos que impliquen solemnidad, responsabilidad o, simplemente, presencia institucional.
España, un país muy dado a los símbolos, ha empezado a notar estos vacíos. Y Valencia, cómo no, también lo ha sufrido en carne propia.
Funeral del papa Francisco: un hueco visible en Roma
Con 250.000 fieles y líderes de todo el mundo presentes en la Plaza de San Pedro, la delegación española fue encabezada dignamente por los Reyes Felipe VI y Letizia, acompañados de algunas vicepresidentas y ministros. ¿Pedro Sánchez? Brilló por su ausencia. Desde Moncloa se apresuraron a justificarlo: «protocolo internacional», dijeron. Pero no convencieron a muchos.
Por si fuera poco, en el mismísimo banco donde se sentaron los Reyes… estaba Donald Trump. Sí, Trump, con su melena perfectamente laqueada, saludando y sonriendo mientras Pedro prefería quedarse en casa.
La entrega del Premio Cervantes: otra silla vacía
El 23 de abril, en pleno Día del Libro, el prestigioso Premio Cervantes recayó en Álvaro Pombo. Un acto solemne, cultural y altamente simbólico. Los Reyes, como es habitual, pusieron la cara amable del Estado. Sánchez, en cambio, optó por el «mejor desde casa», y ni se acercó. Algunos rumores apuntan que prefirió evitar los abucheos tras los vividos en eventos anteriores. ¿Quién puede culparlo? El público no perdona.
Y Valencia también lo sufrió: la misa por las víctimas de la DANA
Uno de los episodios más comentados en la Comunidad Valenciana fue la misa solemne por las víctimas de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que arrasó diversas localidades en 2024. La ceremonia, celebrada en la Catedral de Valencia, reunió a familias afectadas, autoridades locales, representantes de todas las confesiones religiosas, y, por supuesto, a las máximas autoridades autonómicas.
¿Pedro Sánchez? Otra vez, ausente.
Y no solo ausente: sin mensaje, sin delegación especial, sin ni siquiera una carta pública de condolencias. Mientras los valencianos lloraban sus pérdidas y reconstruían sus hogares, el presidente parecía estar en otra parte, en un universo paralelo donde las obligaciones simbólicas se relativizan.
Un detalle que no pasó desapercibido ni para el arzobispo de Valencia, ni para los asistentes, que agradecieron con emotivos aplausos la presencia de otras autoridades… que sí dieron la cara.
Cancelaciones por «motivos personales» y ausencias prolongadas
Si a esto le sumamos las dos jornadas «por motivos personales» en junio de 2024 (tras el fallecimiento del padre de su esposa, justificado eso sí), más el año entero sin pisar el Senado, el panorama empieza a ser de todo menos anecdótico.
Lo que en su día parecía ser una estrategia puntual ahora empieza a parecer parte de un estilo de gobernar: el estilo «yo paso».
¿Puede un presidente desaparecer cuando le viene bien?
Esa es la pregunta que flota en el aire. La representación institucional no es un tema menor, ni en Roma, ni en Madrid, ni en Valencia. Los símbolos, aunque a veces parezcan poco «productivos», sostienen gran parte de la confianza entre gobernantes y ciudadanos.
Cuando un presidente del Gobierno no aparece en los momentos más emotivos o dolorosos para su país, el mensaje, aunque no lo quiera, es claro: «No estoy».
Y como bien saben en Valencia, donde la memoria histórica es casi un arte, esas ausencias pesan.
¿Crees que los ciudadanos deberían exigir mayor presencia institucional de sus gobernantes en los momentos clave, especialmente en tragedias que marcan la vida de las comunidades, como la DANA en Valencia?
Fotos Sus Majestades los Reyes, acompañados por la delegación oficial española, ante el cuerpo de su santidad el papa Francisco
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